Vicky: ¡BASTA YA!

Por GERMÁN AYALA OSORIO

El Paro Nacional que inició el pasado 28 de abril y que en unos días completará un mes, sirvió no solo para ver el máximo nivel de desespero de millones de manifestantes por la perenne corrupción público-privada, el hambre y el desempleo que los acosa, sino para entender que la violenta respuesta del régimen de Uribe-Duque-Zapateiro es la mayor expresión de la debilidad de un gobierno que opera bajo una inestable gobernabilidad y una precaria legitimidad. Ese escenario de crispación y anomia social permitió reconocer además que la gran prensa que simpatiza con el gobierno, terminó hincada ante el poder intimidante de la pauta oficial.

Las audiencias asisten a la consolidación de un periodismo militante, de extrema derecha, que le resta credibilidad a otros medios y periodistas, al tiempo que afecta a una parte importante de la democracia, pues aquellos están incumpliendo con el mandato constitucional que les ordena informar de manera veraz y oportuna.

La postura editorial de Semana es una afrenta contra los medios y colegas que sí asumen el periodismo con responsabilidad.

En este contexto debe entenderse el ejercicio crítico que haré sobre la reciente portada de Semana. La imagen con la que se ilustra la portada advierte de entrada una manipulación tendenciosa, afín al giro ideológico y político que recientemente dio ese semanario. Así, de la mano de la familia Gilinski y bajo la orientación editorial de Vicky Dávila, la publicación es hoy un instrumento de propaganda del uribismo y una herramienta de ocultamiento del desastroso manejo que el gobierno de Duque viene haciendo de la pandemia.

Usar el rostro de Gustavo Petro para responsabilizarlo del malestar social que en forma de ríos desbordados atraviesa calles y avenidas, y para ocultar la corrupción del régimen y los errores que cometió el entonces ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, no solo tergiversa los tozudos hechos, sino que desinforma. La postura editorial de Semana es una afrenta a otros medios y a los colegas que asumen el ejercicio del periodismo con responsabilidad y altos estándares éticos. Además, con esa portada Semana intenta desconocer lo registrado por otros medios masivos que recogían las visiones de expertos economistas, que llamaban la atención sobre el errado manejo económico y tributario que venía haciendo de tiempo atrás Alberto Carrasquilla. En el diario La República se lee lo siguiente:

Expertos recomiendan que el estatuto tributario sea escrito desde cero, eliminando exenciones y descuentos entregados en la Ley de crecimiento económico de 2019. Una docena de economistas de trayectoria en el país, entre excodirectores del Emisor, exministros de Hacienda y directores de centros de pensamiento e investigadores, consideran que la reforma tributaria que se avecina y cuya necesidad ya fue aceptada por el Ministerio de Hacienda, a través del marco fiscal de mediano plazo, deberá ser estructural”.

Volvamos a la portada. En la instrumentalización ideológica y política que del rostro y la imagen de Petro Urrego hace la revista Semana,  expone y señala al senador de la República como incendiario y líder de las manifestaciones. Dávila y su equipo desconocen el origen de las consistentes y pacíficas manifestaciones: hambre, desempleo e incertidumbre. En particular, Semana omite explicar el complejo contexto socio económico que se vive en la ciudad de Cali, en el que la pobreza y desempleo alcanzan niveles inaceptables, circunstancias estas que convirtieron a la capital del Valle del Cauca en el epicentro de las masivas movilizaciones y de las graves confrontaciones y violaciones de los derechos humanos cometidas por miembros del Esmad y la Policía.

El negativo y tendencioso mensaje del fotomontaje se agranda con el texto Petro, ¡Basta ya!  con el cual pretenden imponerles a sus lectores una conclusión y una lectura no solo sesgada sino peligrosa, pues expone al político de la Colombia Humana a eventuales retaliaciones por parte de grupos al margen de la ley (paramilitares), incluso de esos civiles llamados “gente de bien” que al dejarse convencer por lo consignado en la portada, podrían tomar justicia por su propia mano y atentar contra la vida del exalcalde de Bogotá. La decisión editorial de Vicky Dávila la ubica a ella y al medio que representa, en el ejercicio de un periodismo incendiario, confrontacional, irresponsable, apocalíptico, vandálico y alejado de una mínima ética desde la que, como ciudadana y periodista, debería de actuar. Ante la demencial carátula, a Vicky Dávila hay que decirle ¡Basta ya!

En inglés y en español

Al ser hoy Semana un instrumento desinformación del régimen, sus acciones político-periodísticas deben darse en virtud de una eficaz coordinación entre la pareja Gilinski – Dávila y la Casa de Nariño. De allí que la portada con la imagen de Petro obedezca a un plan orquestado desde la Oficina de Comunicaciones de Palacio. Dentro de ese plan estaba que el presidente grabara una declaración en inglés, simulando una entrevista, donde señala a Petro como el responsable del estallido social, cuando claramente detrás de los desmanes presentados en varias ciudades están Álvaro Uribe, quien desde su cuenta de Twitter ordenó la militarización y el uso desmedido de la fuerza; el propio Carrasquilla, al insistir en una regresiva reforma tributaria. Y claro, Iván Duque, con su insustancial e infantil carácter.

Los ataques coordinados contra Petro entre la Casa de Nariño y Semana confirman no solo el desespero de un gobierno al que se le cayó la careta de demócrata y conciliador, sino la confirmación de que dicha publicación dejó de ser un medio informativo y analítico para convertirse en una unidad de negocios donde se hace propaganda y se defienden los intereses económicos y políticos de la familia Gilinsky en llave con el uribismo. Lo hecho por Semana puede entenderse como un fenómeno post mortem, en la medida en que, como ya todos saben en Colombia, como medio de información y análisis hace rato dejó de existir.

Lo que sí queda claro, es que la campaña Todos Contra Petro (Toconpe) ya empezó.

@germanayalaosor

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