Tres tristes temas trillados

1.La Carrasquidependencia

Se viene rumorando que Alberto Carrasquilla está a la espera de que llegue pronto diciembre de 2020. Cuenta los días, imagino que tiene un reloj con cuenta regresiva en su oficina.

La razón: le espera la gerencia general del Banco de la República, en cuya junta directiva ocupa asiento como ministro de Hacienda. En diciembre de 2020 se elegirá nuevo gerente general, en remplazo de Juan José Echavarría, y Carrasquilla es el primer candidato a ocupar dicho cargo.

¿No hay nadie más en Colombia, que pueda ocupar ese cargo? Ya el señor Carrasquilla ha sido ministro de Hacienda dos veces. Él es culpable del lamentable estado de las finanzas de numerosos municipios de Colombia, con su jugadita de los “Bonos de Agua”. Esta última sería razón más que suficiente para que nuestro internacionalmente respetado Banco Central no sea gerenciado por este personaje. La sociedad entera está en la obligación de defender nuestro Banco Central.

A ver si nos vamos desenjalmando de ese maluco “club de amigos” que se tomó Planeación Nacional, el Banrepública, Fedesarrollo, Anif, Asobancaria y demás “centros de pensamiento económico” (si es que piensan…).

2. No es el fracking, ministra; es la mentira

La ministra de Minas y Energía, María Fernanda Suárez, defiende en una rueda de medios el decreto mediante el cual convoca a las empresas interesadas en hacer fracturación hidráulica, para que hagan las pruebas previas. Ella está en su derecho, defiende lo que considera indispensable para garantizar nuestra seguridad energética. Los colombianos le estamos agradecidos por su invaluable interés por nuestro futuro. Su Dios se lo ha de pagar, ministra.

Lo que molesta a esta humilde comunidad no son sus teorías, muy respetables y seguramente bien sustentadas científica y ambientalmente, ministra. Lo que nos molesta, y mucho, es la falta de cojones de su jefe.

Pregunto: ¿Si la fracturación hidráulica se iba a requerir para garantizar nuestra seguridad energética de combustibles fósiles; por qué no se manifestó así su jefe cuando era candidato a la presidencia? Eso es lo que molesta, ministra: la mentira, la incoherencia. “Prometer para meter y después de haber metido, olvidar lo prometido”; es la definición exacta de estupro con la cual los profesores de Derecho Penal ejemplifican este sexual delito, ministra. ¿No le suena parecido?

3. Uber vs. Estado (Hugo Ospina)

Uber es una plataforma digital que le facilita al ciudadano escoger la FORMA de movilizarse en ciertas ciudades. ¿Por qué? Por muchas razones el ciudadano quiere escoger la forma de movilizarse: por seguridad, por comodidad, por certeza en el precio, por privacidad, por forma de pago, o simplemente como diría un ciudadano del común, “porque me da la gana y puedo”.

Pues bien, se volvió un lío de Estado el derecho de los ciudadanos a hacer lo que nos dé la real gana con nuestros recursos, obtenidos legítimamente. Esto incluye el aparato desde el cual hacemos uso de la aplicación y nuestro dinero depositado en un banco.

¿Si la cosa es tan “ilegal” como la juzgan, actuaron fuera de la ley los bancos, las franquicias de tarjetas de crédito y demás entidades financieras que le han permitido al Estado colombiano por intermedio de Uber recaudar más de 70 mil millones, solo por concepto de IVA en el último año? La ley es para todos, Estado y ciudadanos. ¿O acaso cuando Uber pidió su RUT y su registro en Cámara de Comercio dijeron que iban a montar una comercializadora de aguacates Hass?

A todo este estado de cosas hemos llegado por el temor de gobernantes y legisladores a perder los votos de los taxistas. Simple, señores congresistas; si el asunto les quedó grande, abandonen sus curules y entréguenselas con el salario incluido, al señor Hugo Ospina.

P.S. Pregunta jodona: ¿Para cuándo la doble calzada La Paila – Calarcá, indispensable para el normal flujo vehicular en el corredor logístico Bogotá – Buenaventura – sur de Colombia, y para el turismo hacia y desde el Eje Cafetero y el Valle del Cauca, Cauca y Nariño?

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