Por GERMÁN AYALA OSORIO
En los diversos cubrimientos periodísticos a los hechos relacionados con el Paro Nacional, las movilizaciones sociales y el comportamiento de los miembros de la Policía, se distinguen dos circunstancias que comprometen a muchos periodistas y al periodismo mismo: la autocensura y tergiversación de los hechos, por parte de medios afectos al régimen de Uribe-Duque-Zapateiro, por un lado, y por otro el arrojo y el compromiso con la verdad de reporteros locales que alejados de los círculos de poder se enfrentan en solitario al Esmad y a toda la estructura de poder político, económico, militar y policial que cooptó a medios como EL TIEMPO, Semana, Caracol, RCN, CM&. Del mismo modo, a medios locales asociados a viejas oligarquías en ciudades capitales como Cali, Popayán y Medellín, entre otras.
Por culpa de estas dos circunstancias se llega a pensar que hay dos tipos de periodismo, el de las grandes empresas mediáticas y el que con enormes esfuerzos realizan periodistas independientes en canales locales y medios alternativos como Cuestión Pública, entre otros más. Pero no hay tal: Periodismo, solo hay uno.
Periodismo es cuando los periodistas salen en busca de la verdad, investigan, cotejan, dudan de las fuentes oficiales; confrontan e incomodan a quienes ostentan cualquier forma de poder y examinan con lupa los comportamientos de los agentes de la Policía y del Esmad, sobre los que recaen denuncias por abusos y delitos cometidos contra los manifestantes.
El Periodismo (con mayúscula) es el que vienen ejerciendo reporteros locales y otros que de manera denodada han confrontado a los policiales y criticado a la élite tradicional, responsable en buena medida del estallido social, por cuanto han cohonestado con la errática política económica y social del gobierno central con la que viene enfrentando los efectos sistémicos de la pandemia del Covid-19. Y por supuesto, porque sus miembros han guardado silencio ante la insoportable corrupción público-privada.
Si el periodismo es uno solo, ¿cómo llamar a lo que hacen Caracol, RCN, El Tiempo y Semana, entre otros medios? Sería fácil decir que lo que hacen estas empresas mediáticas no es periodismo en estricto sentido. Más bien, lo que hacen es un periodismo comprometido con la verdad oficial, o un periodismo corporativo-institucional que opera en función de mantener el statu quo. O quizás más claro: hacen un periodismo con p minúscula, porque minúsculo es el compromiso de sus periodistas con la construcción de una Verdad que satisfaga a toda la sociedad, y no exclusivamente a los miembros del cerrado círculo de poder político y económico que sostiene a las empresas mediáticas para las cuales laboran.
El cubrimiento y el tratamiento que vienen haciendo de los hechos relacionados con las movilizaciones y la violenta arremetida estatal, el periodista y propietario del Canal 2 de Cali, José Alberto Tejada y las periodistas de Cuestión Pública, con su reciente análisis sobre las autodefensas urbanas de Ciudad Jardin de Cali, constituyen comportamientos y acciones propias del Periodismo. Para estos colegas, felicitaciones por el trabajo realizado. Sigan escarbando hasta lograr esa Verdad que construye una verdadera democracia.
Dejo para la reflexión estas doce sentencias:
1. No puede haber prensa libre si detrás del medio hay un conglomerado económico.
2. Los medios masivos son actores políticos y económicos, de allí que debamos siempre dudar de lo que dicen.
3. Cuando el periodismo no está al lado de los débiles sino al servicio de los poderosos, se transforma en ideología.
4. Debemos dudar de aquellos ciudadanos que creen a pie juntillas en un gobernante. Y debemos dudar del periodismo que sirve a esos intereses.
5. Opinión pública acrítica, ahistórica e incapaz de comprender qué pasa, es fruto de las unidades de negocio en donde hoy se hace periodismo.
6. Cuando el periodista admira o siente un desmesurado respeto por una fuente, muere el reportero y nace un estafeta.
7. Periodistas sin contexto, sin antecedentes, sin criterio y sujetos al síndrome de la ‘chiva’ no son aptos para cubrir un proceso de paz ni movilizaciones sociales.
8. La discusión no es si la prensa es libre- que debe serlo-, sino qué tanto le sirve esa prensa a la democracia.
9. La autocensura invalida el rol vigilante de la prensa y afecta la institucionalidad democrática.
10. El papel del periodismo y el de los periodistas es informar, incomodar, vigilar, seguir, cuestionar y criticar a quienes ostentan cualquier forma de poder.
11. En los tratamientos periodístico-noticiosos de la prensa es posible entrever cuán enfermos están la sociedad y sus periodistas.
12. Cuando seamos conscientes de los daños que deja el periodismo oficialista, habremos comprendido mejor las relaciones entre prensa y poder.