Mis objeciones a la nueva junta de Ecopetrol

La conformación de la nueva junta directiva de Ecopetrol brinda da la oportunidad de iniciar una discusión sobre qué significa democratizar las empresas estatales. Tomaré el caso de Ecopetrol para expresar mis ideas.

En cuanto a la junta directiva, la asamblea de Ecopetrol del 22 de marzo de 2024 hizo lo que siempre se ha hecho en Colombia. El gobierno impuso los nombres a dedo, sin consultar con nadie. ¿Es eso democracia participativa? Por supuesto que no. ¿Fue un cambio con respecto al pasado? Por supuesto que tampoco.

Es más, la asamblea fue liderada en forma antidemocrática por el secretario de Ecopetrol, a su vez secretario de la asamblea. En muchos puntos del orden del día pedía la aprobación por aplausos, pero nunca decía cuántos estaban en contra. Y se citó en una día y hora convenientes para que asistieran pocos accionistas minoritarios: un viernes previo a la Semana Santa y a las 2 pm, cuando la selección Colombia jugaba contra España. El resultado fue una asistencia escasa de accionistas.

Para acabar de completar, debido a la adhesión a la OCDE que el presidente Petro votó a favor cuando era senador, la junta directiva de empresas estatales no puede estar presidida por ministros; por ejemplo, el ministro de Minas y Energía para que presida la de Ecopetrol, ni el ministro de Hacienda ni el director de Departamento Nacional de Planeación. O sea, estamos peor.

En la asamblea tomé la palabra y repito lo que dije allí:

Soy un hombre de izquierda y no pueden chantajearme, como oí a un participante, con que criticar a la asamblea es asumir posiciones uribistas. Afirmé que eso era chantaje, yo voté e hice campaña por Gustavo Petro, pero no estoy de acuerdo con su política energética. El debate debe ser de argumentos, nada de insultos.

Se dice que se escogió a un sindicalista. Afirmé que no tengo nada contra el señor Edwin Palma, pero que no es sindicalista, aunque sí fue trabajador de Ecopetrol. Una verdadera reforma laboral sería nombrar en todas las juntas directivas públicas y privadas con más de 500 empleados y obreros, a un representante de estos escogidos por el voto, no a dedo como se hizo con Palma.

Dije también que debería volverse a integrar en la junta por lo menos al ministro de Minas y Energía, para que la presida. Que cuando fui viceministro de Minas y Energía en el gobierno de Ernesto Samper así se hacía, y yo era invitado a la junta. Y los demás miembros eran técnicos muy respetados en el sector energético, económico y financiero que no presentaban ninguna incompatibilidad, como oponerse a la explotación de petróleo y carbón, ser miembros de juntas directivas de empresas de gas, o políticos, o sicólogos.

Y nunca recibimos una orden del presidente Samper para que hiciéramos una u otra cosa. Fue muy respetuoso de nuestras opiniones, como debe ser.

Dentro de mis convicciones en la búsqueda de una alternativa ecosocialista, considero que las juntas estatales deben ser integradas por personas con experiencia en el ramo y elegidas por voto popular. Por ejemplo, en el caso de Ecopetrol, solicitar a las asociaciones de ingeniería dos candidatos. A Ecopetrol, un candidato elegido entre los empleados y obreros en servicio.

Ecopetrol es una empresa muy importante y maneja negocios de gran complejidad técnica y económica, que requiere de directivos muy capacitados. Aquí no se puede jugar con caprichos o con gente incompetente.

Critiqué y aún lo hago, la presencia de varios nuevos miembros de la junta, por falta de calidades e incompatibilidades. Por ejemplo, a la candidata Ángela María Robledo, por ser sicóloga y sin ninguna experiencia en el sector. No porque sea mujer, sino porque no me parece competente. Hay otras mujeres que conozco y que bien podrían estar en la junta.

También me opuse a la presencia allí de la viceministra de Medio Ambiente, porque está contra la explotación de petróleo y gas y no tiene sentido en una empresa petrolera tener a una enemiga del sector. O a un político desconocedor del tema, para pagarle sus servicios electorales. O a otros dos miembros, por estar asociados con un señor de supuestos malos antecedentes y que forman parte, al parecer, de la junta directiva de una explotación de gas de ese señor. O al ingeniero Álvaro Torres, por tener negocios con una empresa española dedicada a energías solar y eólica, por lo cual tendrá información privilegiada.

Es claro que se ha nombrado en Ecopetrol a una junta directiva que le diga al presidente “Yes, sir; como usted mande”. Con una nueva orientación, la de decir nada de petróleo y gas, ahora todo va a ser energías solar, eólica, geotermia y PCH. Se necesitaba gente que diga sí a todo lo que quiera el presidente. ¿Es eso democrático?

¿Es eso cambio? ¿Es eso progresista? ¿Es eso de izquierda?

@DiegoOteroP

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