Por cuenta del lenguaje procaz y violento de Javier Milei, presidente de Argentina, el gobierno de Gustavo Petro se vio presionado a expulsar a miembros de la diplomacia argentina en Colombia. Es probable que Milei responda ídem o quizás decida romper relaciones diplomáticas y comerciales. Lo cierto es que estamos ante una grave crisis diplomática por cuenta de la intemperancia verbal del presidente argentino. Al final, son los pueblos y los agentes económicos los que sufrirán las consecuencias por la destemplanza verbal del “loquito” Milei.
La Cancillería colombiana en su cuenta de X señaló que “en nombre del Gobierno de Colombia, repudia declaraciones hechas por el sr. Javier Milei, Pdte. de Argentina, en entrevista al canal CNN en las que se expresa de forma denigrante en contra del Primer Mandatario de los colombianos”
Por tercera vez Milei arremete contra su homólogo, Gustavo Petro, a quien llamó “guerrillero, comunista y asesino terrorista”. Estamos ante un presidente gaucho desencajado y alejado de la sindéresis a la que está obligado mantener por ser el presidente de una República hermana, con la que Colombia sostiene históricas relaciones diplomáticas, comerciales y políticas.
Milei actúa como un burdo machito camorrero que, acosado por las complejas circunstancias socio económicas que afronta la Argentina, con una inflación incontrolada, opta por distraer la atención nacional ofendiendo la dignidad del presidente de Colombia.
Los tres epítetos que usó Milei para referirse al presidente Petro dejan entrever no solo su actitud hostil y el comportamiento propio de miembros de barriadas infestadas de ignorantes, sino el desconocimiento general del pensamiento político y económico del jefe del Estado colombiano. ¿Petro comunista? Todo lo contrario. Petro cree en el mercado y su pensamiento es funcional al capitalismo. Otra cosa es que Petro sueñe con un Estado de Bienestar para un país como Colombia, donde aún opera un proyecto político oligárquico y feudal que capturó el Estado para favorecer a unos pocos, en detrimento de la calidad de vida de las mayorías. Ya en una ocasión Petro invitó a Milei a discutir qué es eso de comunismo.
Acierta Milei en llamarlo “guerrillero”, categoría que alude a los tiempos en los que Petro se levantó en armas contra el Estado como integrante del M-19, pero que también sirve para validar su discurso “subversivo”, en cuanto busca subvertir un orden establecido, incluso el orden político mundial. Ya lo hizo en su discurso ante la ONU (sesión 77 de 2023), en el que confrontó al Norte opulento por sus dañinos aportes a las crisis alrededor de lo que se conoce como el Cambio Climático.
Al respecto, Petro dijo que “nosotros les servimos para excusar los vacíos y las soledades de su propia sociedad, que los lleva a vivir en medio de las burbujas de las drogas”.
Por supuesto que Milei no entiende esa acepción de “guerrillero”, pues odia a Petro porque el político colombiano le recuerda la historia de la guerrilla de los Montoneros que operó en Argentina y Uruguay, así como las movilizaciones de las Madres de la Plaza de Mayo.
En cuanto a las categorías de “terrorista asesino”, el machito gaucho estira en el tiempo, equivocadamente, el sentido del término terrorista. Cuando Petro se levantó en armas, ese concepto no se usaba para (des) calificar la operación de las guerrillas de izquierda que surgieron en América Latina en el convulsionado contexto de los años 60. Así que, el uso que hace Milei del epíteto “terrorista” obedece más a su odio visceral hacia Petro, que a un señalamiento que dé cuenta del pasado revolucionario del hoy presidente de los colombianos.
El presidente argentino parece seguir un guión cuyo objetivo es congraciarse con la derecha local de su país y la que opera en este hemisferio, ancorada a la derecha europea, en caso de que sus medidas económicas y sociales no sirvan para sacar del fango a la Argentina. Ante un eventual fracaso de su programa neoliberal de reducir el Estado a su mínima expresión, Milei esperaría un apoyo solidario de la derecha internacional, en caso de que haya en su país un ruido de sables que permita el regreso de los militares al poder político.
@germanayalaosor
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