El senador Juan Luis Castro del Partido Verde impulsó la ley contra la ‘comida chatarra’ que hace parte de una serie de medidas que buscan la promoción y la prevención en la salud como el de la lactancia materna, el de los entornos escolares saludables, el del impuesto al cigarrillo y a las bebidas azucaradas.
Castro es médico de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, especialista en Psiquiatría Infantil en el Child Study Center de Yale, en Nueva York, y Magister en Salud Pública y Finanzas de la Universidad de Carolina del Norte. También se desempeñó como Investigador Asociado en el Departamento de Psiquiatría del Hospital de Niños de Montreal en la Universidad de McGill, en Canadá; residente en psiquiatría general en la Escuela de Medicina Mount Sinai, en Nueva York; y Director Médico del Programa de Telemedicina para niños en Arkansas.
En 2018 llegó al Congreso de la República, donde esta semana logró la aprobación del proyecto de etiquetado frontal en la comida chatarra: de ahora en adelante, muchos alimentos van a tener un rombo negro que señala si es alto en calorías, alto en azúcar, alto en grasas o alto en sodio. “La idea es que cuando la gente vea eso, cambie su conducta, su comportamiento. Esto en términos de salud pública ahorra mucha plata, si una persona aprende a alimentarse mejor”, dijo Castro en entrevista virtual con El Unicornio que se puede ver aquí.
Él asegura que muchos de estos productos se promocionan como saludables o que pueden remplazar algún tipo de comidas. “eso es completamente falso, ya que son fabricados de manera industrial para imitar el sabor de la comida; contienen mucha azúcar, colorantes, aditivos que le hacen daño a la salud”.
“Un jugo de naranja 100 por ciento natural no va a tener este sello, una bandeja paisa, un pollo, el pan que hace el panadero, nada de eso es procesado y no va a tener la etiqueta. En cambio una bebida que imite el jugo de naranja pero no tenga naranja, así lo va a advertir. Igual si tiene muchas calorías o mucho sodio o mucha grasa”, explicó el congresista.
Castro Córdoba fue capaz de sumar 45 congresistas para sacar la idea adelante. “El proyecto se comenzó a mover en la Comisión VII de la Cámara donde está Mauricio Toro, quien lo defendió allá, yo estoy en la comisión IV. La comisión VII es la que lidia con temas de salud y por eso es que Mauricio figuró tanto en la defensa del proyecto en cámara”. Todo esto contra el lobby que armó la Asociación Nacionales de Industriales (ANDI) dentro del mismo Congreso para tratar de hundir el proyecto.
Castro puso como ejemplo el impuesto al cigarrillo, que le ha ahorrado tanta plata al país en salud porque se han disminuido las tasas de cáncer. Y agrega que no ha tenido el mismo éxito con la ley del impuesto a las bebidas azucaradas que el impulsó y que no lo ha podido ganar.
Y explica por qué no ha logrado este objetivo: “la primera vez que impulsé el proyecto de impuesto a las bebidas azucaradas yo era nuevo en el Congreso, no entendía cómo funcionaba, no sabía cómo comunicar estos temas en la coyuntura nacional. Cuando cogimos el de comida chatarra yo había perdido dos veces pero ya había sumado 45 congresistas, había hablado con la sociedad civil, con Red PaPaz, con Educar Consumidores, y fuimos capaces de hacer unas acciones y buscar influenciadores y senadores que estuvieran interesados en sumar representantes a la Cámara que nos ayudaran a darle visibilidad al proyecto”.
En el último día de plenaria del Congreso, espera que no haya ninguna zancadilla al proyecto. En cuanto a su experiencia como senador, dice que le ha gustado, pero no está seguro de si seguir o no. Para él, ha sido un trabajo muy exigente: “cuando dicen que los congresistas no trabajan, no sé, a mí me tocó muy duro. En ese trabajo uno nunca descansa, es todos los días, todo el día, no hay espacio como para no trabajar”.
Y concluyó: “volver al Congreso lo estoy pensando, pero de la política no me saca nadie”.
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