Por HUMBERTO TOBON
Se abrió un interesante debate en Chile sobre el derecho y la libertad de las personas a no vacunarse contra la Covid 19, frente a una propuesta de hacer obligatoria la inmunización.
Quienes están a favor de la decisión de no vacunarse, indican que no hay suficiente evidencia científica de que la vacuna sirva; otros aseguran que la enfermedad no existe; incluso, hay quienes defienden las teorías conspirativas y manifiestan que las vacunas contienen microchips para que gobiernos y corporaciones internacionales controlen a las personas.
Al otro lado, están quienes piensan que la vacunación debe ser obligatoria, con el fin de asegurar que la sociedad no tendrá individuos que puedan servir como agentes propagadores de la enfermedad y que el gobierno y el Congreso tienen la autoridad para imponer esta medida, la que iría en favor de la salud pública.
En medio del debate ha surgido una propuesta bastante interesante, en el sentido de que es necesario defender el derecho de quienes no quieren vacunarse y no debe existir ninguna norma que los obligue a hacerlo. Pero plantean que el gobierno debe dictar normas restrictivas para evitar los contagios y en este sentido, por ejemplo, garantizar la libre movilización de todos, pero para el uso del transporte público se tendría que presentar la evidencia de la vacuna. La educación presencial sólo sería para quienes estén vacunados, los otros la tomarían virtualmente. Las compras en los almacenes estarían aseguradas para quienes demuestren inmunización, los demás harían uso del comercio electrónico.
Ir al estadio, al cine, a un concierto o tomar un vuelo seguirá siendo libre, sólo que al ingreso se debería presentar el boleto, la identificación y el carnet de la vacuna.
La libertad existe, pero no es plena. Siempre tiene unos límites que se deben cumplir. Por ejemplo, la libertad de expresión, que se puede ejercer en la medida en que ella no atente contra los derechos fundamentales de los otros. Donald Trump está viviendo en carne propia las consecuencias de sobrepasar los límites.
El cierre de las cuentas del presidente de Estados Unidos en las plataformas de empresas privadas de comunicación, ha abierto un debate sobre la pertinencia y la legalidad de la censura.
Trump incitó a través de las redes sociales a la sublevación en contra de la institucionalidad que él representa, y dirigió con su verbo la toma sangrienta al Capitolio, un acto de terrorismo interno inédito, que dejó muertos. Hay sospecha que el Presidente de Estados Unidos quiere seguir promoviendo la ira, el odio y la movilización violenta como protesta ante el triunfo de Biden. Por ello el cierre de sus cuentas es legal y pertinente para preservar la seguridad nacional, la democracia y la tranquilidad de la humanidad, frente a un funcionario que ha demostrado trastornos psicóticos y de ansiedad, que lo hacen inhábil para ejercer el cargo.
*Estos conceptos no comprometen a la RAP Eje Cafetero, de la que soy Subgerente de Planeación Regional