Por OLGA GAYÓN/Bruselas
Jamás pensé ver al Reino Unido convertido en el hazmerreír del mundo. Comenzaron por decir que debían volver a ser ellos, los británicos, los únicos dueños de su destino para justificar el Brexit, y han terminado saltando por los aires como proyecto político y económico. Irse de la Unión Europea ha sido la traición más grande que cometieron los líderes de la derecha y extrema derecha británica contra los intereses de su pueblo.
Solo seis años después de la votación que los separó políticamente del continente, y dos tras haber cerrado sus puertas a Europa, el país del antiguo imperio, amenaza incluso con su fragmentación. Escocia quiere volver a la UE, y más ahora que los dirigentes políticos han llevado al Reino Unido a la desintegración moral y política.
Liz Truss, quien quería ser la Thatcher del siglo XXI y solo llegó a ser la dama de los pies de barro, es apenas la punta del iceberg. El gran muro de la extrema derecha ha llevado a su país a estrellarse, al punto de que su economía, podría estar al borde del colapso. Los intolerantes, racistas y xenófobos que ha desgobernado en los últimos seis años, con cinco primero ministros -contando el que deben elegir ahora-, han conducido a su país, con asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU y con una de las economías más robustas del planeta, a un precipicio sin precedentes en la historia de este estado.
Incluso el FMI, lo más retrógrado en economía social, ha puesto el grito en el cielo por la rebaja de impuestos a los poderosos, propuesto por la primera ministra, ahora dimitida. Las alarmas han saltado en un país en el que su rey acabado de coronar no cuenta con el reconocimiento que tenía su madre y que es visto como un monarca débil, voluble e incluso incapaz. Murió Isabel II tras dos días de darle la mano a la primera ministra que, se suponía, venía a solucionar problemas de desgobierno muy graves. Cuarenta y cuatro días después, el país está sumido en el caos político.
Vale la pena recordar que todo lo que toca Trump con su beneplácito, irremediablemente se descompone. Cercano a Vladimir Putin y su máximo valedor en Occidente, hoy Rusia es mirada como un estado paria y su ejército valorado como uno de los más ineptos del mundo al verse arrinconado por el heroico pueblo ucraniano. El neofascista estadounidense brindó elocuentemente por el gran éxito del Brexit y ahora el Reino Unido. no encuentra una salida salvadora, perdido como está, en el laberinto de la improvisación de la extrema derecha. Estos son apenas dos ejemplos de grandes potencias abrazadas por el monstruo ignorante que gobernó Estados Unidos durante cuatro años. Pero por el mundo pululan Bolsonaros cuyo ejemplo a seguir es el impresentable que habitó la Casa Blanca entre 2017 y comienzos de 2021.
Al país del antiguo imperio más grande del mundo solo le queda una salida para intentar salvarse: llamar a elecciones. Ojalá sea así y que el poder vuelva al Partido Laborista. De lo contrario, en poco tiempo veremos a una de las mejores economías del mundo desplomarse y a un país legendario en Europa, vital para el crecimiento democrático del continente, ubicarse en el rincón de la historia.
¡Cuánto daño le está haciendo la extrema derecha al mundo! En Europa, Rusia, Reino Unido… ¿La próxima en caer será Italia con la extrema derecha que todavía está celebrando su triunfo electoral? Ya uno de sus líderes, Silvio Berlusconi, amado por Donald Trump, ha dicho, henchido de orgullo, que el criminal de guerra ruso y de extrema derecha Vladimir Putin, lo valora a él como a uno de sus mejores amigos.
Pero los votantes europeos parecen estar ciegos ante tantas evidencias.