Por JORGE GÓMEZ PINILLA
Aún no es posible saber si el próximo domingo Rodolfo Hernández logrará la cantidad de votos requeridos para derrotar las poderosas maquinarias que acompañan a Federico Gutiérrez desde el gobierno y desde los partidos tradicionales, incluyendo la mayoría del empresariado. Ahora bien, ese mismo empresariado ya es consciente de que Gutiérrez llevaría las de perder en una segunda vuelta contra Gustavo Petro. Y esta preocupación coincide con la súbita trepada de Hernández en los datos que ahora muestran las empresas encuestadoras, cuyos dueños son poderosos empresarios, valga la redundancia.
En estos días previos a la primera vuelta se presenta un escenario muy parecido a cuando, en el envión final de la campaña que eligió a Andrés Pastrana contra Horacio Serpa en 1998, las encuestas mostraron a Noemí Sanín con una súbita trepada. Ahora es Rodolfo el llamado a restarle votos a Petro, sea para que entre a competir con él, sea para abrir la tronera que facilite el ingreso de Gutiérrez al segundo tramo.
De Rodolfo Hernández no se sabe con claridad si su presidencia será o no errática, como su temperamento, pero es evidente que se trata de un candidato vanidoso e histriónico, en esto parecido al ecuatoriano Abdalá Bucaram de quien Daniel Coronell cuenta que “bailaba en las tarimas y salpicaba con lenguaje de carretero sus discursos políticos porque “así es como habla el pueblo”. Estuvo apenas 5 meses y 25 días en la presidencia antes de ser destituido”. (Ver columna).
En todo caso, ese ‘parentesco’ entre Hernández y Bucaram es lo de menos. Lo llamativo es que se presenta como un adalid en la lucha contra los politiqueros y los corruptos, pero su hoja de vida está manchada de politiquería y corrupción. Coincidente con el escándalo de Vitalogic (cuando su familia trató de ganarse una comisión de cien millones de dólares y se vio a la esposa acompañando al hijo Luis Carlos a firmar contrato de corretaje en la notaría 4 de Bucaramanga), figura por esos mismos días una compra de 170.000 dólares en el mercado negro de Cúcuta, documentada en este informe de Noticias Uno. Y el vendedor de los dólares fue un tal Jhon Horacio Rueda, capturado en 2010 en Venezuela y deportado a Colombia por lavar dinero del narcotráfico.
Lo que no se sabía era para qué estaban adquiriendo esas sumas exorbitantes de divisas, y de manera tan irregular. La madeja se desenredó en días pasados, cuando el portal Cuestión Pública publicó un esclarecedor informe donde se revela que por la misma fecha de ese cruce -noviembre de 2016- doña Socorro había comprado en La Florida dos propiedades por un total cercano al millón de dólares, unos 4.000 millones de pesos de hoy. La primera transacción se dio una semana después de que su hijo Luis Carlos pactara el cobro de la multimillonaria coima si el consorcio Vitalogic obtenía el contrato de las basuras en Bucaramanga. (Ver informe de Cuestión Pública).
Esto haría pensar que la afortunada familia daba por seguro el negocio con Vitalogic, y corrieron a invertir gruesas sumas en finca raíz, confiados en las “ganancias ocasionales”.
Es así como en septiembre de 2018 Socorro y Luis Carlos compran una tercera propiedad por $202 mil dólares en Plantation, Florida, una casa de 98 metros cuadrados ubicada en un condominio, que aún conservan. Pero no pararon, porque el 28 de febrero de 2019 pagaron 451 mil dólares por un apartamento en Kissimmee, Florida, a 20 minutos en carro de los parques de Disney en Orlando. Y lo vendieron el 10 de junio de 2021 por $499 mil dólares. Ahí se ganaron casi 50 mil dólares.
Al margen de lo anterior, en 2015 el clan Hernández ya había adquirido un primer apartamento, por 242 mil dólares, en el mismo edificio donde compraron otro en 2016, el ya mencionado, cuya transacción se dio luego de adquirir los dólares al lavador Jhon Rueda. El primero de estos dos inmuebles fue vendido el 4 de mayo de 2018 por 280 mil dólares. En esa nueva transacción de compra y venta se ganaron 38 mil dólares.
Aún más llamativo es observar que después de que se destapó el escándalo de Vitalogic -gracias a Corrillos.com.co, y se les debe dar el crédito- fueron vendiendo una a una las propiedades que habían adquirido en el país del norte. Hoy solo les queda una, la que adquirieron por 202 mil dólares.
Según Cuestión Pública, “consultamos al candidato Hernández sobre los hechos que mencionamos en esta investigación. Nos remitió a su asistente Claudia Acero, quien nos dijo que reenviaría las preguntas. De responder, añadiremos su versión”.
A esta altura del relato no sobra contar la sorpresa que me llevé en días pasados cuando de regreso a Bucaramanga mi vuelo coincidió con el de Rodolfo Hernández, y observé que fue recibido por una caravana bulliciosa. Allí pude identificar a Fabio Oviedo, concejal de Cambio Radical, quien corrió a abrazarlo de primero. (Ver foto).
Pero el verdadero asombro lo tuve al preguntar a uno de los fogosos participantes quiénes eran los organizadores, y así respondió, muy animado: “Bernabé Celis y su hijo Juan Carlos. Ellos hacen lo mismo en otras partes del país con gente conocida de cada región. En la campaña de RH están dedicados a esa tarea con empeño, en alianza con Mario Camacho, el ‘Pote’ Gómez y Fredy Anaya”.
En consonancia estratégica con el infidente, el lunes pasado Rodolfo le dijo a Caracol Radio que él recibe a todos los políticos que quieran acompañarlo (hasta hace unos días decía lo contrario) pero “no cambio mi discurso”. Esto no genera ninguna tranquilidad. Si esa es la clase de políticos que lo acompañan, le hablan al oído y le presentan hojas de vida para los cargos nacionales, cualquier cambio que pretenda efectuar resultaría inoperante.
En otras palabras, sería más de lo mismo.
Post Scriptum: Se ha sabido que una importante empresa editorial lanzará en próximos días una biografía autorizada de Rodolfo Hernández. A principios de marzo anuncié que avanzo en un proyecto similar, pero en modo biografía no autorizada: su lado ángel, su lado demonio. La publicación está trancada por un dato que, en caso de obtenerlo, resuelve un misterio. No hay prisa. Si se resuelve el intríngulis, hay libro. En caso contrario, no.
* Imagen de portada, tomada de Cuestión Pública