Por SANDRA GARCÍA
Los temas relacionados con la reivindicación de la mujer se han tomado varios espacios en los medios de comunicación. Es una tribuna que ha servido para que algunas jóvenes creativas y dinámicas asuman la vocería masiva del feminismo. Algo indispensable para la libertad de expresión, por supuesto, pero peligroso si se toman como únicos referentes, porque existen otras expresiones “feministas” que no tienen la misma presencia mediática.
Pues bien, algunas de estas “mujeres de medios” han orientado el feminismo bajo una sola perspectiva: la privilegiada y conveniente para ellas.
Las Igualadas es una de esas autonombradas voces feministas: un grupo de mujeres con canal propio de Youtube y mucha audiencia en el periódico El Espectador, donde tocan temas de género y feminismo. No son mis guías ni referentes, pero últimamente decidí seguirlas por redes sociales debido al asunto del escrache (denuncia social de abusadores), un tema importante ante la carencia de justicia, solo que lo manejaron de forma amarillista.
El 29 de julio Las Igualadas sacaron un Video en su cuenta de Facebook, hablando de la prostitución, un tema de fuerte debate y polémica dentro del feminismo, porque incluye factores que se deben tener en cuenta antes de emitir un juicio, entre estos la realidad de millones de mujeres que en el mundo entero se ven abocadas a ejercer la prostitución.
El contenido del vídeo es aterrador, no porque hubieran opinado sobre la “legalización” o la supuesta “libertad” de la prostitución, sino por la manera de hacerlo. Parecía más un grito desesperado por obtener raiting, que la socialización de un tema tan complejo y delicado como la oferta de un cuerpo femenino o de servicios sexuales a cambio de dinero. Siempre hablan de no ver a la mujer como objeto sexual, pero banalizan, naturalizan o promueven la comercialización del cuerpo femenino, llegando hasta el extremo de caricaturizar a las mujeres partidarias de la abolición de la prostitución como “locas moralistas”, sin tener en cuenta el porqué de sus luchas y a quiénes representan.
Un vídeo sin un abordaje serio de la problemática, sin estudios sociales, sin bases documentadas ni datos certeros, creado desde la desinformación, enviando un mensaje contradictorio, irrespetando a las trabajadoras sexuales, estigmatizando a las abolicionistas, desconociendo las realidades de millones mujeres que van más allá de ejercer la prostitución por “gusto y privilegio”, no solo eso, fortaleciendo los pilares capitalistas del patriarcado que ven como negocio la comercialización de mujeres y detrás de ello la esclavitud sexual de mujeres cisgénero, trans, niñas y niños.
Si de feminismo “conveniente” se ha de hablar, como no nombrar a Carolina Sanín, quien asumió poses de feminista cuando tuvo problemas laborales y se sintió acosada, pero apenas el feminismo la incomodó acusando a su amigo Ciro Guerra por abuso sexual, no solo la emprendió contra las víctimas de este sujeto apelando a la presunción de inocencia, sino que ella misma pretendió desconocer su propia realidad cuando ha sido objeto de acoso.
Sanín utiliza el feminismo a su conveniencia para agredir a periodistas y acusarlos de “machos” o de “gay”, y lo combina con su supuesta sapiencia académica para ser arrogante y cínica, montada desde el privilegio que le dan los medios, su estrato y su posición mediática, lo que esté a su alcance para aumentar su raiting, para volcar sobre sí misma los reflectores del Twitter.
Se trata de una tendencia en medios y redes sociales que yo definiría como “feminismo capitalista”, conveniente, elitista, segregador y poco empático, que se reproduce y se difunde como única perspectiva, desconociendo y ocultando la diversidad del feminismo. Un feminismo «cool«, que se atiborra de palabras elegantes cuando se siente atacado y escupe blasfemias cuando tocan sus privilegios.
* La foto de portada es tomada de la cuenta de Twitter @LasIgualadas