En 2020 los padres de familia tuvieron un papel muy activo en la elaboración de las tareas de sus hijos, debido a la presencia de ellos en las casas durante las clases virtuales. Uno de esos papás, acongojado y en trance de visitar al psicólogo, hizo llegar esta carta a El Unicornio, explicando sus aprietos en la solución de una de las tareas de su vástago.
Señores El Unicornio:
Aunque ustedes no lo crean, a mi hijo de sexto grado le dejaron la siguiente tarea de Matemáticas: Averiguar cuáles son los números colombianos y dar dos ejemplos, de mínimo tres cifras.
Yo sabía que números con gentilicios podían ser los romanos y los arábigos, pero nunca había escuchado hablar de los números colombianos. A no ser que fueran los números negativos, como negativas andan las cifras de la economía y del desempleo.
Ahora bien, la tarea hablaba de números colombianos de tres dígitos, siendo que las cifras del desempleo nunca bajan de dos, donde las tres cifras hablarían de un desempleo del 100%. O sea que no podía ser por así.
En medio de la confusión tomé el Álgebra de Baldor y miré el índice con detenimiento, pero en ninguna parte aparecían los números colombianos. Había eso sí un capítulo dedicado a las desigualdades, y, como este es el país más desigual del mundo, pensé que esos podían ser. Pero apenas abrí el capítulo XIX (en números romanos) apareció una foto del francés René Descartes… y de inmediato lo descarté.
En otro libro de Matemáticas hablaban de los números irracionales y pensé, con alegría: si en Colombia hay tanto irracional… ¡esos deben ser los números colombianos! Pero tampoco, no había ninguna referencia a los bien o mal nacidos colombianos en esas páginas.
Alcancé a imaginar incluso que el profesor de la tarea de mi hijo se refería era a los números quebrados, en consideración a la cantidad de colombianos quebrados que quedaron como resultado del confinamiento y la pandemia. Pero no, esos tampoco eran los números colombianos.
Ahora bien, y ¿Qué tal si el profe pretendía aludir al uso coloquial de los números al que acude el colombiano raso? «Hágame un 14». «1.000 gracias, en ocho días le pago». «Los mismos 500 pesitos». El 4 por mil provisional. Los cinco centavitos que siempre faltan para completar el peso. El proceso 8.000. En fin.
Mi hijo, incrédulo y atónito ante la solución que yo le planteaba, me enseñó lo que había encontrado en Google. (A propósito, sabían que un google es un número 1 seguido de 100 ceros?).
Pues bien, lo que mi mi hijo mayor me mostró fue una columna en El Espectador que parecía haber sido escrita de manera exclusiva para mí, para sacarme de la ignorancia, pues se titulaba Números colombianos: ¿sabe cuáles son?
Al darle clic al enlace pude ver que la columna era de Ignacio Mantilla Prada, exrector y matemático de la Universidad Nacional, quien dice que sí existen los números colombianos y que «no es una broma, más bien es motivo de orgullo tener tan originales e importantes compatriotas».
Él define a estos números como «los enteros positivos que no pueden ser expresados como la suma de otro entero con la suma de sus cifras”. Claro, si eran colombianos no iban a ser tan sencillos de entender como los romanos o los arábigos, tenían que ser bien complicados.
Y Mantilla da un ejemplo: «obsérvese que si tomamos un número entero, como el número 12 y lo sumamos con sus cifras, tenemos: 12+1+2 = 15, esto quiere decir que el número 15 no es colombiano.
Y si acaso no le ha quedado claro, da más ejemplos:
14+1+4 = 19, 15+1+5 = 21, «significa que 19 y 21 tampoco son colombianos, pues todos esos números pueden obtenerse como la suma de otro entero con sus cifras. Pero en cambio el número 20 no se puede obtener de esa manera y es fácil verificar que no existe un entero que al sumarle sus cifras nos dé como resultado 20. Por lo tanto, 20 es colombiano«.
Con esa explicación empecé a entender el asunto: Mantilla Prada, quien fue mi ángel de la Anunciación, también dejó varios ejemplos con tres cifras: «entre 100 y 200 hay 10 números colombianos, al igual que entre 200 y 300, ellos son: 108, 110, 121, 132, 143, 154, 165, 176, 187, 198, 209, 211, 222, 233, 244, 255, 266, 277, 288 y 299.
Por último, se deja una explicación del origen del nombre: «está en un artículo publicado en 1974, en la revista The American Mathematical Monthly Vol. 81, N.4, en el que el profesor de la Universidad de Winsconsin, D. W. Bange, da la solución a un problema planteado un año antes por el matemático colombiano Bernardo Recamán Santos, consistente en demostrar que en cualquier base existen infinitos números que él llama “decimales colombianos”.
Afortunadamente no preguntaron para qué sirven los números colombianos, porque ni siquiera Mantilla lo explicó. Pero me imagino que los números y los políticos colombianos deben servir para lo mismo, y de ahí otra razón de su nombre.
Con el deber cumplido de seguir el consejo de un hijo de mirar Google, les escribe un padre agobiado por las tareas de Matemáticas de su hijo».