El ministro de Hacienda y sus proyecciones energéticas

Durante un foro realizado por la Academia de Ciencias Económicas (ACCE) el 21 de febrero pasado, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, hizo unos comentarios que muestran que no es experto en energía.

En este análisis me voy a referir solo a lo que expresó sobre los combustibles fósiles, y dejaré para posterior documento el tema del hidrógeno, en el que también anda confuso.

El ministro de Hacienda afirmó que quedan de diez a quince años para que se acaben el petróleo, el gas natural y el carbón. Esto ninguna entidad seria del mundo lo ha predicho, excepto algunos fanáticos ambientalistas poco conocedores de lo energético.

La verdad es que el gas natural y el petróleo seguirán consumiéndose en el siglo XXI, y en menor medida el carbón, que tenderá a desaparecer en la segunda mitad del siglo XXI. No sé de donde ha sacado el ministro esas predicciones.

Muestra Bonilla en su charla una visión eurocéntrica, es decir, cree que el mundo es Europa, y replica lo que pretenden hacer en ese continente de 500 millones de habitantes para todo el mundo, o sea para los 7.500 millones restantes.

Sus afirmaciones son una repetición de lo que dice el presidente de la República sobre el cambio climático, y su insistencia en la transición energética que supone el fin de los combustibles fósiles en diez o quince años. Con esto trata de reforzar sus ideas sobre las energías solares y eólicas, olvidándose por supuesto de la riqueza más grande del país, que son los recursos hidro energéticos.

La demanda de energéticos está y estará dominada por lo que ocurre en países diferentes a Europa, especialmente de Asia, Medio Oriente y África.

Le recomendaría al ministro de Hacienda informarse mejor, buscar asesores que manejen el tema energético, participar en reuniones internacionales donde se discutan estos temas. Los temas energéticos son complicados, requieren mucho conocimiento y experiencia, esto no se aprende en dos años.

En energía, las equivocaciones son muy graves porque los efectos son de largo plazo. Las decisiones que se toman hoy tienen consecuencias que son difíciles de resolver posteriormente.

Las proyecciones energéticas de largo plazo

En el campo de las proyecciones, hay de todo, dependiendo de los supuestos. Así, hay simulaciones, no proyecciones, que parten de cumplir en 2050 con los compromisos de los acuerdos de París, es decir, que la temperatura esté por debajo 1,5 grados centígrados. En estos escenarios, la demanda por petróleo cae sustancialmente, pero no desaparece; el carbón se reduce a un mínimo, pero el gas natural no desaparece y, por supuesto las fuentes renovables, hidro, solar, eólica, biomasa y otros, explicarían casi el 50,0% de la demanda.

Veamos que dicen las principales instituciones del mundo sobre las proyecciones energéticas hasta el año 2050, como son las del Departamento de Energía de los Estados Unidos, OPEP, ExxonMobil y British Petroleum

Pero, si tomamos las proyecciones de lo que se llama caso de referencia, es decir, las políticas que se enfocan sobre las trayectorias corrientes del sistema global energético, el petróleo y el gas natural explican casi el 55,0% de la demanda primaria de energía en 2050. En cuanto al carbón, en todos los escenarios cae, pero no desaparece, y crecen todas las fuentes no convencionales.

Lo real es que hay diferencias entre los ejercicios que se realizan, como veremos con siguientes ejemplos.

Proyecciones del departamento de Energía de los Estados Unidos-EIA

Las proyecciones del departamento de Energía de los Estados Unidos hacen desagregaciones por regiones y combustibles. En el cuadro 1 se presentan las proyecciones del caso de referencia de 2022 a 2050 por cuatro regiones. El consumo de energía crece en todas, pero más en las regiones Asia Pacífico y el Medio Oriente.

Obsérvese el predominio del consumo de energía en la región Asia Pacífico que pasa de 45,9% en 2022 y 49,6% en 2050, de ahí que fijarse solamente en lo que pasa en Europa es un sesgo eurocéntrico que muchos no se han podido quitar de encima.

Cuadro 1 Consumo de energía primaria por fuentes en QBTU según la EIA

Fuente: Energy Información Administration, 2023 Global Outlook.

 En el cuadro 2 se presenta el consumo de energía primaria por energético. Para el 2050 el petróleo y el gas natural crecen en valor absolutos con respecto a 2022, pero sus participaciones en el total se reducen de 29,8% y 24,0% respectivamente a 27,1% y 23,0%. Para este escenario el carbón no reduce su consumo, per su participación baja de 26,0% a 20,1% 24,65 en 2050, lo que parece alto en comparación con otras proyecciones. Las renovables crecen rápidamente y explican 21,7% en 2050 en comparación con 15,75 en 2022.

Cuadro 2 Proyecciones del consumo de energía primaria en QBTU

Fuente: ibidem

Proyecciones de ExxonMobil

En el cuadro 3 se presentan las proyecciones de ExxonMobil hasta el año 2050. En el escenario de referencia el petróleo y el gas natural mantienen su participación en 54% para 2050; el carbón la baja de 25% en 20022 a 14% en 2050; las renovables la incrementan de 5% a 15% y la bioenergía se mantiene prácticamente constante como la nuclear.

En la última columna se muestra una simulación si se cumple que la temperatura no suba de 1,5 grados centígrados. En este escenario, la participación del petróleo y el gas natural se reducen a 36%; la caída de carbón es muy fuerte a 6%; la nuclear baja a 1% y suben fuertemente la bioenergía a 17% y las renovables a 31%.

Cuadro 3 Participación de las fuentes en la demanda primaria según ExxonMobil en %

ENERGÉTICO20212050ESCENARIO IPCC 1,5 GRADOS
PETRÓLEO Y GAS NATURAL555436
CARBÓN25146
NUCLEAR561
BIOENERGÍA101117
RENOVABLES51531
TOTAL100100100
Fuente: ExxonMobil, Our view to 2050.

Proyecciones de British Petroleum-BP

Para BP, Energy Outlook 2023, en el escenario de referencia, la participación del petróleo baja de 31% en 2022 a 19% en 2050; la del gas natural sube de 22% a 23%; la del carbón cae de 25% a 13%; la nuclear se mantiene en 4%; la hidro aumenta de 6 % a 7% y las renovables de 12% a 35%.

De estas tres proyecciones, las del Departamento de Energía de los Estados Unidos son las más optimistas para el petróleo, el gas natural y el carbón; las de ExxonMobil son igualmente favorables para el petróleo y el gas natural, pero las de BP son negativas para el petróleo y el carbón. Sin embargo, en ningún caso desaparecen el petróleo y el gas natural.

Para el carbón si parece existir unanimidad en el sentido que este energético tenderá a decrecer aceleradamente después de 2030.

En todas las proyecciones crecen la bioenergía y las renovables, incluyendo la hidroenergía.

Las proyecciones de la OPEP no se han mostrado, pero, igualmente, predicen que el petróleo y el gas natural no desaparecerán, que el carbón bajara y que las fuentes no convencionales tendrán una mayor presencia.

En conclusión, decir que el petróleo y el gas natural desparecerán en 10 o 15 años es un desconocimiento total de lo que ocurre en la realidad y en los estudios de las grandes empresas e instituciones internacionales. Y aún con el carbón, que aunque se reducirá su consumo, no va a desaparecer todavía.

En esto, el ministro de Hacienda está equivocado y desinformado, lo que parece sucede lo mismo con la ministra de Medio Ambiente. Y, por supuesto, con el presidente Gustavo Petro.

@DiegoOteroP

Sobre el autor o autora

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Social media & sharing icons powered by UltimatelySocial