Ya no es tan corriente el corrientazo

Por HUMBERTO TOBÓN*

En casi todas las universidades se tienen instalados, en sitios especiales, hileras de hornos microondas. No son para experimentos académicos, sino para calentar la comida que llevan los estudiantes. Es común ver a los jóvenes sacar de sus maletines cajas plásticas con su almuerzo.

Esto de llevar alimentos al sitio de trabajo es común entre las trabajadoras de confecciones, los obreros de construcción y las empleadas domésticas. A ellos se están sumando los estudiantes, los empleados de bancos y almacenes, funcionarios públicos y profesores.

Esto sucede, en gran medida, porque el dinero que perciben ya no les alcanza para comprar alimentos en los restaurantes, lo cual obliga a que los tengan que preparar en casa y llevarlos al trabajo. A esto se agrega que la cantidad y calidad de alimentos en el hogar ha disminuido sustancialmente, generando un problema de desnutrición, que está afectando especialmente a los niños.

¿La razón? La inflación, ese concepto económico que habla de un aumento constante de los precios, y que para muchos era del lenguaje exclusivo de los economistas, se metió de lleno en la vida de todos, no sólo en Colombia sino en el mundo, y está causando estragos en la capacidad de compra de las familias, que hacen maromas para subsistir, a pesar de que el salario ha aumentado significativamente en los últimos dos años, pero ha sido insuficiente para responder a una inflación desatada, especialmente en el sector de los alimentos.

El ministerio de agricultura ha reconocido que la presión inflacionaria se debe a que han disminuido las cosechas por factores como el invierno y la falta de suficientes abonos, la mayoría de los cuales se importan, y que cuando llegan al productor, estos deben pagar precios muy altos, que en oportunidades hacen que prefieran no sembrar, pues no alcanzan a obtener ningún tipo de ganancia.

El ritmo inflacionario no parece ceder. Enero de 2023 tuvo una variación en el índice de precios al consumidor de 1,78% (1,67% en enero de 2022), en tanto, según el DANE, la inflación anualizada fue de 13,25% (6,94% en enero de 2022). La inflación de alimentos llegó a 2,46%.

Si la situación sigue como hoy, el precio del corrientazo se tendrá que incrementar más, y se disminuirán las porciones de comida, porque los artículos que hacen parte del menú se mantendrán por las nubes.

Ya no es tan corriente el corrientazo. Ahora lo que se impone es el portacomidas.

@humbertotobon

*Estos conceptos no comprometen a la RAP Eje Cafetero, de la que soy subgerente de planeación regional.

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