Un opositor venezolano de Maduro se dirige al elector colombiano


por ENRIQUE OCHOA ANTICH


Viví en Bogotá de mis 6 a mis 9 años. Mi padre era embajador de Rómulo Betancourt en Colombia. Todos los viernes cantaba el Gloria Inmarcesible ante la bandera. Tal vez por eso, y porque el nombre de Colombia nació de Miranda y del Bolívar liberal de Angostura, me siento colombiano.


Quien escribe le ha hecho oposición al proyecto autoritario, estatista y populista chavista, desde antes incluso de que llegara al poder. La última vez que almorcé con Chávez, a fines de 1997, éste me pidió el respaldo y yo le dije que no podía apoyarlo porque él no creía en la economía de mercado y yo sí y que a mi juicio el estatismo y el populismo petroleros eran la causa mayor de nuestros males: ¡y cómo se ha probado que yo tenía razón! Tampoco me gustó nunca su estilo caudillista militarista. Creo que si algo explica el fracaso de Chávez como gobernante y del primer gobierno de Maduro (de este segundo está por verse) es la mezcla de autoritarismo, caudillismo, militarismo, centralismo, estatismo y populismo.


Creo que lo que explica en buena medida la diferencia que existe entre las dos izquierdas que han gobernado en Latinoamérica: por un lado la de Cuba, Nicaragua y Venezuela, y por el otro Brasil, Uruguay, Argentina, Chile, Bolivia  Ecuador y México, es la naturaleza militar del liderazgo originario de las tres primeras y la naturaleza civil, construido con la gente, del liderazgo de las otras siete. Y está claro que aquéllas fracasaron en el ejercicio de la cosa pública y que en cambio estas otras siete (al menos los gobiernos de Lula, Tabaré y Pepe Mujica, el primer Kirchner, Lagos y Bachelet, AMLO e incluso Correa y también Evo y Arce) han tenido éxitos notables: abatiendo la inflación, recuperando el salario real de los trabajadores, reduciendo el desempleo y la deuda, mejorando los servicios públicos, y todo con soberanía frente a los EEUU pero sin los desplantes infecundos de Chávez que tanto nos han costado. Tengo la certeza de que a esta segunda izquierda: democrática y de economía social de mercado es a la que pertenece Gustavo Petro.


He seguido con atención el desarrollo de la campaña colombiana y puedo decirles con conocimiento de causa y sin temor a equivocarme:


• Que Petro es un tipo de liderazgo absolutamente distante de lo que fue Chávez y al menos el primer Maduro: por su cultura política, por su naturaleza civil, por su talante institucional, por su visión justiciera pero moderna de los asuntos económicos, nada de lo cual distinguía a nuestro teniente coronel presidente ni al primer Maduro que quiso continuar las ejecutorias de su antecesor en su primer gobierno.

• Que quien evoca al Chávez de 1998 es más bien Rodolfo Hernández: por su carencia de cultura política, por su populismo desenfrenado, por su actitud demagógica frente a la gente, por su falta de raíces sociales orgánicas (como fue el caso de Chávez en 1998).


Los colombianos que una vez creyeron en el sueño asesinado de Gaitán y de Galán, tienen ahora, por fin, la posibilidad de acometer un cambio profundo y verdadero que supere dos siglos de hegemonía oligárquica que les ha traído desigualdad, hambre, violencia, narcotráfico y corrupción. Desde esta tierra de Bolívar y habiendo sufrido estos 24 años de autoritarismo, estatismo y populismo, es decir, sabiendo lo que digo, un opositor venezolano les pide que no se dejen engañar por manipulaciones subalternas e infames: tienen a la mano una esperanza y ella se encarna en la fórmula Petro-Márquez. Sin miedo, háganse del futuro que merecen.

@eochoa_antich

Sobre el autor o autora

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Social media & sharing icons powered by UltimatelySocial