Por JORGE SENIOR
Al momento de escribir estas líneas, casi 23 horas después del solsticio, se desarrolla en la Casa Museo Antonio Nariño de Villa de Leyva un evento que ha causado rechazo en las redes sociales por promover la astrología en un centro educativo adscrito al Ministerio de Cultura.
Veamos primero lo que dice el perfil oficial del museo en un trino del 20 de diciembre: “Y… si los astros definen el destino de los hombres, ¿porque (sic) no descubrirlo a través de la vida de nuestros próceres? La cita es este jueves 22 a las 2 de la tarde para conversar de astrología #villadeleyva el destino desde las estrellas.” ¡Vaya! Un museo afirmando -con mala redacción- que “los astros definen el destino de los hombres”. Es decir, un museo haciendo exactamente lo contrario de lo que debe hacer un museo: presentar falsedades como verdades.
Es cierto que Villa de Leyva es un destino turístico preferencial para la observación astronómica por sus privilegiados cielos, pero aquí estamos ante una deformación total del atractivo ganado por los grupos de aficionados a la astronomía que desde hace años realizan allí su festival anual. Nadie sabe para quién trabaja.
En la infografía que allí mismo aparece no dice quién es el o la conferencista, pero sí luce el Ministerio de Cultura y el título de la charla: “La historia desde los astros” y un subtítulo: “2:22 pm Carta Astral Francisco José de Paula Santander”.
Que tremenda ironía que el “prócer” escogido sea Santander, el presidente que creó el primer sistema de educación pública y laica en la naciente república. Entonces el evento educativo de diciembre 22 a las 2 y 22 es hacerle la carta astral a Santander. No se trata de analizar las creencias sobre astrología en la época de Santander. Tampoco de hacer algo similar al planetario de Medellín que en ocasiones muestra al público cómo era el cielo en el momento de tal o cual hecho histórico. No. Aquí lo que hay es un embuchado al pretender utilizar una falsa herramienta (la “carta astral”) para revisar la historia sin rigor alguno, sin respeto por el trabajo serio de los historiadores. Por eso me extraña que hayan sido los astrónomos, más que los historiadores, los que estén alertando sobre esta payasada.
Como se sabe la astrología es una superstición antigua que tuvo mucho que ver con el surgimiento de la astronomía, pero que en la medida en que se desarrollaba la ciencia cayó en total descrédito por carecer de todo fundamento más allá de la vieja tradición.
En la ola de comentarios que aparecieron en las redes, algunos arguyeron su defensa invocando el derecho a la libre expresión. Tal criterio no aplica, pues la libertad de expresión permite que un particular haga la conferencia que le dé la gana o publique lo que quiera, pero no abarca que un centro educativo certificado y avalado por el Estado para prestar un servicio educativo pueda enseñar lo que se le ocurra sin fundamento alguno, estafando al público. Y ello es así porque la educación no trata de opiniones. Por eso no hay programas de astrología en las universidades ni la astrología es una asignatura en el currículo escolar. Reconozco que en las universidades hay más de una pseudociencia colada, como la homeopatía y el psicoanálisis por ejemplo, pero el caso de la astrología es aún más patente, puesto que hace muchas décadas toda discusión sobre su cientificidad fue superada.
Podría entenderse que un museo colombiano alquile uno de sus salones para alguna charla, pues en este país los museos viven en la precariedad y siempre están necesitados de recursos. Ese no es el caso del evento que comentamos, pues como vimos en el respectivo trino oficial, la Casa Museo lo promueve como evento suyo en el campo de la historia, con lo cual no hace sino burlarse de la historia.
Conforme a los estatutos del Consejo Internacional de Museos – ICOM adoptados durante la 22ª Conferencia general de Viena (Austria) en 2007: “Un museo es una institución permanente, sin fines de lucro, al servicio de la sociedad y abierta al público, que adquiere, conserva, estudia, expone y difunde el patrimonio material e inmaterial de la humanidad con fines de estudio, educación y recreo.” Me parece que esa definición no encaja con la promoción de la superstición y el oscurantismo.
El director de la Casa Museo Antonio Nariño es Juan David Meléndez Camargo, quien al parecer es graduado de la maestría en historia de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Hasta ahora el director no ha justificado su proceder. En la publicidad también aparece el Programa de Fortalecimiento de Museos del Ministerio de Cultura que, por cierto, está en proceso de cambio de nombre. ¿Será que ese cambio de nombre tiene que ver con acoger supersticiones como verdades? ¿será que bajo el amparo de la pluralidad se busca favorecer el oscurantismo disfrazado de “cultura”? Sería bueno un pronunciamiento de parte de la ministra Patricia Ariza, nacida en Santander pero más bogotana que el ajiaco.
Google nos informa que: “El Programa Fortalecimiento de Museos asume las responsabilidades establecidas en el Decreto 1746 del 2001 y en los artículos 49, 50, 53, 54 y 55 de la ley General de Cultura 397/97 que orientan la necesidad de fomento de museos; procesos de investigación científica e incremento de las colecciones; procesos de conservación y restauración de las colecciones y sedes de los museos; el control de las colecciones y gestión de los museos públicos y privados y la generación de recursos.” La lectura de cartas astrales es exactamente lo opuesto a la investigación científica. Digámoslo en costeño: lo que está haciendo la Casa Museo es el “perrateo” de la historia y de la misión museística. Y en esta pequeña historia, Nariño y Santander quedaron como dos próceres perrateados por un museo que promueve la ignorancia.