Señor Uribe: “guerrillero” no es un insulto

Por JORGE SENIOR

Una noticia ha circulado este fin de semana por todos los medios de comunicación, por cuenta de una simple frase de Álvaro Uribe Vélez en una reunión del autodenominado “Centro Democrático”. Sorprende que se le haya dado tanta trascendencia a una anécdota que, en principio, parece insignificante. Algunos medios la interpretan como algo importante porque, supuestamente, “Uribe salió en defensa de Petro”, como tituló El País de España en su sección para América (ver aquí). Otros medios ven allí un viraje o un cambio de tono que el líder del uribismo les instruye a sus huestes.

Para que el lector sepa directamente de qué estamos hablando, es conveniente que vea y escuche este video de 41 segundos que el propio Álvaro Uribe publicó en su perfil oficial. En él, Uribe regaña a un anciano partidario suyo por utilizar el adjetivo “guerrillero” para referirse al actual presidente de la República e insta a sus seguidores a que, en su presencia (¿en otros lados sí?), no se utilicen insultos contra Petro sino argumentos que fundamenten su oposición política. “Oposición con argumentos, no con insultos” podría ser el lema y creo que merecería un aplauso de nuestra parte. Pero hay un veneno en la intervención de Uribe, algo que los medios no son capaces de identificar ni mucho menos analizar, que es justo lo que vamos a hacer aquí. Veamos.

El anciano que intervenía llamó “guerrillero” al presidente Gustavo Petro. Es cierto que introducir calificativos en la argumentación política no aporta nada al razonamiento y, por el contrario, lo debilita. En este caso, además, el adjetivo tiene un error, pues Petro no es guerrillero, sino exguerrillero, pero en ningún caso es un insulto, como lo quiere hacer ver Uribe.

Aceptemos que para la argumentación del señor uribista hubiese sido mejor ser preciso y usar el prefijo “ex”, pues Petro se reinsertó a la vida civil desde 1990 en un proceso de paz exitoso y a fe que ha cumplido su compromiso. El propio Uribe, como congresista, contribuyó a garantizar el indulto a los exguerrilleros del M-19 a comienzos de los años 90. Aceptemos también que habría sido aún mejor para su argumentación que el anciano no hubiese utilizado calificativo alguno. Pero lo que no podemos aceptar es que la palabra “guerrillero” se convierta en un estigma y se le implanten connotaciones negativas mediante trucos retóricos o propagandistas que simplifican la historia de este país.

Obviamente, no somos ingenuos como para desconocer que en el contexto de una reunión de fanáticos uribistas el apelativo “guerrillero” está cargado de valores negativos y por eso ellos sí, efectivamente, lo utilizan como insulto subjetivo. Esa palabra adquirió esas connotaciones negativas en Colombia cuando el conflicto armado se agudizó y se degradó en el período 1995-2005. Precisamente en ese momento histórico, Álvaro Uribe se convierte en un fenómeno político, interpretando a amplios sectores de la sociedad colombiana que rechazaban la degradación de la guerrilla (FARC y ELN), muchas veces acolitando las acciones paramilitares que eran aún peores, pero no amenazaban al statu quo.

Sin embargo, no podemos olvidar que esa misma palabra tenía connotaciones positivas, con un halo de heroísmo, altruismo, valentía y audacia, en los años anteriores a ese período. Por ejemplo, cuando el M-19 regresa a la legalidad en 1990 gozó de gran popularidad. Pizarro fue apodado el “comandante papito”, y buena parte de la sociedad ansiaba tomarse fotos y salir en los medios al lado de guerrilleros como Pizarro o Navarro, en tránsito hacia la paz con el régimen. Pizarro fue asesinado siendo candidato presidencial, cuando su ascenso en las encuestas parecía imparable. Y en diciembre de ese mismo año, Navarro encabezó la lista más votada para la Asamblea Nacional Constituyente. De modo que la institucionalidad colombiana desde hace tres décadas es el fruto tripartita del M-19 junto a liberales y conservadores. Tampoco hay que olvidar que estos últimos -liberales y conservadores- también fueron guerrilla durante la guerra civil que se desató en Colombia tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. Somos un país guerrillero, eso es lo que evidencia la historia de Colombia, gústenos o no.

Entonces el adjetivo “guerrillero” ha fluctuado en la valoración de los colombianos, dependiendo de la época y de los sectores sociales y políticos que hagan la valoración. Es parte de la guerra semántica que se presenta en toda democracia alrededor del uso del lenguaje. Y en el año 2022 pasó algo extraordinario: la izquierda ganó las elecciones presidenciales con un candidato exguerrillero que nunca renegó de su pasado y que, por el contrario, lo cuenta con orgullo en su autobiografía (ver columna). En plena recta final de las elecciones la revista Semana, notoriamente parcializada, sacó una carátula en la que ponía a escoger a los colombianos entre un guerrillero y un ingeniero. ¿Y quién ganó?

La mayoría de los colombianos prefirió al guerrillero (exguerrillero en realidad), reivindicando esa categoría que expresa la rebeldía de una insurgencia que luchaba por reformas sociales para construir una sociedad mejor. Algo similar ha sucedido en varios países de América Latina.

Del mismo modo que la palabra “soldado” no es un insulto a pesar de los falsos positivos y la violación del derecho internacional humanitario por parte de las fuerzas militares, el adjetivo “guerrillero” tampoco lo es, pese a los desafueros que hayan podido cometer algunas guerrillas. Cada quien responde por lo suyo. La historia es compleja y tiene muchas aristas. La memoria de tantos colombianos valiosos y con altos ideales que sacrificaron sus vidas en la lucha insurgente -desde el cura Camilo hasta la Chiqui- no se puede borrar con burdas matrices mediáticas.

Haber sido guerrillero, pues, no es un estigma, es un honor. Un capítulo biográfico que se carga con orgullo en el morral de la vida. Palabra que sí.

@jsenior2020

Blog             

Sobre el autor o autora

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Social media & sharing icons powered by UltimatelySocial