Por DIEGO OTERO PRADA
El Día Internacional de la Mujer este 8 de marzo debe ser motivo de reflexión para saber qué tipo de feminismo defendemos: si un feminismo liberal, conservador o de izquierda.
Hoy hasta los partidos de derecha hablan de feminismo. Así en Colombia como en España, con el partido de extrema de derecha Vox y el supuesto partido de centro conocido como Ciudadanos.
Ya no se trata de las viejas luchas por el derecho al voto, al aborto, a trabajar y educarse. En Colombia todavía hay tabúes en torno al aborto, por ejemplo. Se ha avanzado mucho, aunque falta bastante por hacer, en conjunto con las diferentes clases sociales.
Las teorías feministas, como las mujeres, no son homogéneas. Hay mujeres de clases altas, provenientes de la burguesía; de clase trabajadora, indígenas, afros, lesbianas, travestis, trans, migrantes. A todas ellas las atraviesan luchas de clases que van más allá de su condición de mujeres y que se cruzan con las luchas de los explotados de diferentes grupos.
Por supuesto, una parte importante de las luchas femeninas es contra el patriarcado machista y opresivo, íntimamente ligado al desarrollo del capitalismo.
Aquí no tan solo se trata solamente de igualdad de oportunidades laborales, en los ingresos, en los cargos directivos, en su doble trabajo para muchas de ellas, en el hogar y por fuera. No se trata por luchar para que a las burguesas les vaya bien, sino luchar a favor de las mujeres explotadas por el capital, por los terratenientes, por los patronos, por el capital financiero.
No se trata de luchar para que lleguen más mujeres de las clases altas a cargos burocráticos, en las juntas directivas y en los puestos de comando de la administración distrital, o en el nivel nacional. Especialmente, si son egresadas de la universidad de los Andes…
La lucha no puede ser para ayudar a que las mujeres de la burguesía tengan más poder, que ya lo tienen, sino luchar por los millones de mujeres explotadas en Colombia y en el mundo. Y que esa lucha clasista se unan con los trabajadores y empleados explotados, para que todos entiendan que el enemigo no es el género femenino o masculino sino el capitalismo explotador, con su remanente de patriarcado, que es el que produce desigualdades.
¿Cuántas indígenas, campesinas, afrocolombianas, trasn, travestis, lesbianas están en cargos directivos de nuestras alcaldías, ministerios y entidades descentralizadas, provenientes de estas clases explotadas? ¿Cuántas están en los cargos de representación?
La tasa de desempleo de las mujeres es más alta que para los hombres, pero ¿cómo es su composición por clase? Esto es lo importante. O, cómo es la distribución de las mujeres en los centros educativos, estudiando.
¿Cómo están las campesinas, las indígenas, las afro, las trans, las lesbianas y las migrantes? ¿Cuáles son sus ingresos, comparadas con las mujeres de los estratos altos? ¿Qué cargos tienen en los ministerios, entidades descentralizadas, Banco de la República, empresas de servicios públicos, secretarías de alcaldías y las gobernaciones?
Ahí está el verdadero problema de las mujeres. Es un análisis de clases lo que debe hacer la izquierda. No en un feminismo liberal que cree que hay fomentar el emprendimiento femenino, para ayudar a unas pocas. Se requiere es un verdadero revolcón, que pasa por un cambio profundo en el capitalismo para ir a otro tipo de sociedad más humano e igualitario.
Hay que buscar el poder para las clases explotadas, en primer lugar para las mujeres que no lo tienen, no para las mujeres elitistas que defienden sus propios intereses.
Y en esta lucha debe existir una unión de todas las clases. Porque está explotado igualmente un campesino o una campesina o una trabajadora , o una modelo de pasarela, por un patrono o un finquero o por un empresario en las ciudades.
En el tema de la explotación sexual, las más perjudicadas son las mujeres de los estratos bajos. En la pandemia como en la guerra son los explotados de todas las condiciones las que llevan el bulto, tanto las mujeres como los hombres, pero más las primeras.
Una lucha debe ser la de aprobar el aborto sin condiciones, que la mujer sea libre de definir que hace con su cuerpo, aborto pagado por el estado con médicos especializados, que en Colombia como en muchas partes está porque sea un hecho.
No se trata de igualdad en los cargos y los salarios para las mujeres de la élite, para que más sean nombradas en cargos de responsabilidad públicos y privados.
Estoy en contra de este feminismo elitista o liberal para que las mujeres egresadas de la Universidad de los Andes o de las universidades de élite tengan mayor poder. Apoyo un feminismo de izquierda que mira el componente de clases y que se une a las luchas de todas las clases explotadas por el capitalismo para acabar con el patriarcado y la explotación.
Para finalizar, voy a citar a una feminista española que tiene una visión radical que escribió un libro que se titula “Desde las trincheras”. Ella hace una serie de afirmaciones bastante actuales que sirven para la lucha de este feminismo no liberal o conservador. Dice en una entrevista al periódico español Público del 6 de marzo:
“El feminismo, en cierto modo, plantea una batalla a un sistema patriarcal y capitalista, y me gustaba esa idea de “trinchera” como un espacio en el que estar con compañeras y compañeros que pasan al ataque y para defenderse”.
“Quería expresar que el feminismo sigue teniendo unos retos que son muy importantes, pero que ya no son el derecho al voto o a la educación. Ahora se trata de avanzar en el cambio de sistema. Conseguir una igualdad de la representación, conseguir que se nos acepte como iguales en la vida pública, porque todavía nos enfrentamos a un montón de violencias diarias, que antes se llamaban micromachismos, pero que en realidad de micro no tienen nada.”
“No es que sea una tarea más fácil o difícil, es que son otras luchas. Tenemos que hacerlo contra la precariedad, contra la mercantilización de todos los ámbitos de la vida, contra no tener que cargar siempre con los cuidados”.
“Ana Botín (dirigente de la derecha española,) tiene una idea del feminismo en que el empoderamiento femenino es que seamos todas empresarias y jefes y estemos en la parte alta. Yo tengo una idea del feminismo que implica mejorar las condiciones de vida de todas las personas. Se deben superar esas barreras que tenemos las mujeres, pero también deben hacerlo las mujeres que no tienen papeles; las mujeres que están en el último escalón. No se trata de que seamos las dueñas de una empresa que ejerce la violencia contra sus trabajadores”.
“El feminismo está muy ligado a la lucha de clases. Se trata de conseguir un cambio radical del sistema”.