Por ERWIN FABIÁN GARCÍA*
Gustavo Bolívar tiene perfectamente claro que uno de los problemas más graves de Colombia se origina en el maltrato a los niños. Acoge los estudios que demuestran que las personas desarrollan prácticas autodestructivas y de daño a los demás, porque fueron maltratados de manera aguda desde su gestación o niñez. Y se compromete a promover acciones para cuidar bien a las madres gestantes, sus entornos, a los niños y niñas, para que conserven sus prácticas de autocuidado y cuidado de las otras personas durante la trayectoria de vida.
Gustavo tiene además una gran capacidad para aprender de manera autoorganizada y colaborativa. Estudia de forma intensa los temas de la ciudad, acogiendo propuestas que contribuyen a atender y resolver las causas principales de los problemas, para evitar reproducir la costumbre de la mayoría de los políticos, de engañar a los electores al decirles que se van a resolver de manera mágica los síntomas y efectos de estos asuntos. Por eso demuestra con evidencias verificables que, aunque los temas de la movilidad y seguridad en Bogotá son considerados los problemas de mayor relevancia desde hace 40 años, no se resuelven porque se engaña en las campañas electorales con supuestas acciones mágicas que realmente no solucionan y si han hecho que estos problemas se agraven aún más. Aunque está comprometido a seguir construyendo el metro que puede mejorar un poquito la movilidad y adelantar acciones de control y fuerza legitima del Estado, respetando los derechos humanos, para enfrentar la inseguridad, esto no es suficiente para resolverlos de fondo. Si son soluciones estructurales el compromiso de impulsar la “Ciudad de 15 minutos” y todas las demás acciones para desconcentrar y descongestionar a Bogotá.
Lo he visto de manera pública y privada rechazando apoyos de personas que buscan satisfacer intereses inescrupulosos y corruptos por medio de la influencia en el poder público.
Durante la campaña ha aplazado su presencia en ciertas actividades electorales, para priorizar acompañar a su hijo menor y otros miembros de su familia a actividades que son de gran disfrute amoroso entre ellos.
Trata de manera respetuosa, en público y privado, a las personas con las que se relaciona, empleados, equipo de seguridad, las y los colaborados del proceso político electoral, a sus contradictores y más. Esto no es habitual en los contextos de la disputa por el poder, externo e interno, donde el autoritarismo, servilismo, vanidades excesivas, rivalidad exacerbada, arribismo, exclusión y más, se han normalizado.
Le insistí durante varios meses que NO aceptara la candidatura a la Alcaldía de Bogotá, en algunas ocasiones me dio contentillo diciendo que estaba cerca de rechazar ese ofrecimiento, que iba a acoger mi recomendación de dedicarse a mejorar sus prácticas de autocuidado y cuidado de las personas con las que tiene vínculos afectivos más próximos. Pero he visto que su adicción por el poder aún es bastante alta. Ojalá la pueda morigerar, para que después de que deje de ser alcalde de Bogotá, al terminar 2027, se retire de las disputas por el poder, porque esos procesos van por caminos diferentes al verdadero autocuidado y cuidado de las personas próximas.
En contravía de mis convicciones y prácticas relacionadas con un estilo de vida anticapitalista solidario, Gustavo Bolívar le sigue dando demasiadas esperanzas al capitalismo. Esta es quizás una de las razones principales por las que empresas capitalistas bastante depredadoras de la sociedad, las que producen televisión y cine, le han pagado mucho billete por sus guiones. También para mi preocupación, le parece normal competir con otras personas, y es por eso que hoy compite por la Alcaldía de Bogotá. Tengo la esperanza de que él pueda generar más reflexión crítica sobre el acto de competir como otra de las causas principales de los problemas más graves que vivimos. En las subidas caminando a Monserrate que hacemos de manera común cada semana, estamos conversando sobre los efectos negativos de la competencia consigo mismo y con otras personas. Sin embargo, uno de sus compromisos relevantes para mejorar los ingresos monetarios de las familias y comunidades en contextos marginados, es apoyar decididamente la economía popular y solidaria mediante cooperativas, para que las personas de estos territorios participen directamente en suministrar productos y servicios que contrata la Alcaldía de Bogotá, por ejemplo, la alimentación de los niños, niñas y jóvenes.
Soy bastante escéptico de las posibilidades de cambio profundos desde las políticas públicas, pero confío en que con Gustavo Bolívar como alcalde de Bogotá hay honestidad en sus compromisos, que apuntan a resolver las causas principales y estructurales de los problemas más graves que vivimos.
Por todo lo anterior le propongo de manera respetuosa a usted, lector de este texto, que analice la posibilidad de votar por Gustavo Bolívar el 29 de octubre. Si le parece, podemos tener una conversación directa para conocer sus apreciaciones sobre el proceso político – electoral actual y darle más detalles sobre mis razones para apoyar a este candidato.
* Profesor e investigador en modelos de aprendizajes autoorganizados colaborativos y educación sin escolaridad obligatoria. Universidad Nacional de Colombia. Padre que acompaña la gestación, crianza y aprendizaje de manera amorosa y libre de un hijo y una hija desde 2002.