Petro, el papa y el régimen

 Por Germán Ayala Osorio

Una verdadera conmoción causó el encuentro entre el papa Francisco y el candidato presidencial Gustavo Petro Urrego. Ya este había dado otro golpe de opinión cuando en España se reunió con el presidente Pedro Sánchez, en su calidad de secretario del PSOE, y con Felipe González y otras personalidades.

Esos dos hechos políticos se pueden entender desde dos perspectivas: la primera, que su avanzada diplomática y política está sostenida porque Petro y sus aliados ya lograron concertar el apoyo o cuentan, por ahora, con el respaldo político o la bendición de una parte importante del Establecimiento, que no le teme porque no comparten las lecturas negativas y los miedos que algunos medios de y periodistas abyectos vienen generando en torno a lo que sería un gobierno de la Colombia Humana. Y la segunda, que el país está ante un candidato convencido de que va alcanzar el triunfo electoral, gracias al enorme respaldo popular que evidencia en los masivos encuentros en la plaza pública.

Si la primera perspectiva o hipótesis tiene asidero, la visita al Vaticano debe entenderse como un ejemplar golpe de opinión, y deben asumirse dentro de lo que serían acciones normales de quien se vislumbra como el próximo presidente de Colombia, gracias a que cuenta con la previa aprobación de un sector clave del Establecimiento, el cual acepta ya como mensaje de urgencia que se atiendan los problemas estructurales de una sociedad convulsionada y moralmente confundida. La avanzada diplomática obedecería a un ejercicio político para probar cómo sería visto un eventual triunfo del progresismo en Colombia. Un encuentro con Joe Biden o con personalidades demócratas, aportaría al fortalecimiento de la primera hipótesis.

Por supuesto que le faltaría contar con el apoyo de otros agentes del Establecimiento que temen, no que Petro instale el “castrochavismo” o nos convierta en Venezuela, sino que deban asumir el compromiso de pagar más impuestos y dejar de evadir los aportes al fisco, declarando las millonarias sumas de dinero que tienen en “paraísos fiscales”. Las resistencias a Petro se concentran en las regiones en que gamonales, élites y grupos ilegales, en particular, narco paramilitares, lograron convivir borrando los límites entre lo legal y lo ilegal, con la bendición de la élite bogotana instalada en Bogotá, como centro del poder político nacional. Desde esas regiones se pueden generar hechos de orden público que hagan “invivible la República” y por esa vía, problemas de gobernabilidad. Ahora bien, si realmente estamos ante una excesiva confianza en el triunfo electoral y político de las jornadas de marzo y junio, estos golpes de opinión solo serán recordados por el malestar general que generaron en Iván Duque, en el uribismo, en varios periodistas y medios masivos. La respuesta de Duque no alcanza a ocultar la molestia que en lo personal le generó la entrevista entre el Papa Bergoglio y el candidato de la Colombia Humana. Es claro que los tomó por sorpresa la jugada política y diplomática de la campaña de Gustavo Petro, asumida por Duque y los estafetas-periodistas, como una “intromisión electoral” del Sumo Pontífice.

Veremos qué pasa primero en marzo: si el Pacto Histórico logra recomponer el mapa político  en el Congreso, el triunfo de Petro se daría por descontado, siempre y cuando la Registraduría no le metan la mano al registro, conteo y al escrutinio de los votos. O, en el peor escenario, que narcos, paras y miembros de una élite decidan asesinarlo, para conjurar el peligro de perder sus privilegios.

@germanayalaosor

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