Los eufemismos de la reforma tributaria

Por PUNO ARDILA AMAYA

Fiel a su promesa de “menos impuestos y más salarios”, el Iván Duque encargado de este país al garete ha bautizado sus reformas tributarias con nombres más chéveres. Las dos primeras se llamaron Ley de Financiamiento y Ley de Crecimiento (“La-Fina” y “Le-Crece”, para quienes se atreven a criticar este sagrado gobierno). La tercera, que ya asusta el bolsillo, se llama “Ley de Solidaridad Sostenible”, o “Agenda de Transformación Social Sostenible” (A-Tra-So).

Pague más impuestos, mande a sus hijos a la guerra y siga votando por nosotros, que nosotros nos tragamos el dinero de sus impuestos.

Nadie, según el “mandatario”, puede atreverse a criticar esta nueva ley; mucho menos blasfemar diciendo que es una reforma tributaria. «Aquí tenemos que pensar con patriotismo —dice el tipo—. Quién se puede oponer a esta agenda social; quién se puede oponer a que haya más ingreso solidario para más millones de familias; quién se puede oponer a la gratuidad educativa de la educación superior [sic]; quién se puede oponer a mayor devolución del IVA; quién se puede oponer a esos incentivos para la generación de empleo; quién se puede oponer a que les demos ese estímulo, con el PAEF, a las empresas con unos meses más; quién se puede oponer a que nosotros estimulemos la generación de empleo en la micro y pequeña empresa de nuestro país…».

Veamos por partes el contenido del mensaje que presentó a los colombianos:

¿Qué significa “patriotismo” para este tipo? ¿Qué significa “patria” para él y su partido de gobierno, y para su líder? Ese cuento de “patria” lo ha manoseado Uribe todo el tiempo. Se parece al invento empresarial de “ponerse la camiseta”: La gente que trabaja en una empresa debe “ponerse la camiseta”; esto es meterle duro al trabajo, entregarse por completo a la empresa, incluso por encima de sus obligaciones familiares y personales. Y cuando la empresa así lo decida, por una razón o por otra, el empleado sale como pepa de guama, y ahí no vale camiseta puesta ni nada parecido; ahí cuenta es que el recorte de personal, y que la fusión, y que las otras prioridades, y que lo que sea. Lo mismo pasa con este cuento de los tales patriotas: pague más impuestos, mande a sus hijos a la guerra y siga votando por nosotros, que nosotros nos tragamos el dinero de sus impuestos, enriquecemos a nuestros hijos (que son defendidos por los suyos), y seguimos en el poder por los siglos de los siglos. ¿Eso será lo que quiere decir “patriotismo”?

¿Qué significa eso de la “agenda social”? Ahí plantea este personaje unos ítems de campaña política, que no se los cree ni la mamá: “incentivos para la generación de empleo”, que suena a darles más plata a las grandes empresas; “más ingreso solidario para más millones de familias y mayor devolución del IVA”. Ya está visto y probado que ese cuento de la devolución del IVA tiene como verdaderos beneficiarios principales a los bancos, causantes de tantos desastres económicos en este país, y encima de todo el Gobierno les mantiene todas las prebendas.

Y, finalmente, ¿qué significa eso de “gratuidad educativa de la de educación superior”? ¿Será otra metida de patas del Maduro colombiano este? ¿Será que crea repeticiones para tratar de no repetirse en lo que el mismo Duque condenó cuando era senador lambiscón en busca del chulito de Uribe para hacerse a la Presidencia? Precisamente, por estos días está rodando por ahí el video que grabó y difundió en contra de la reforma tributaria de Santos. Ah, pero cierto que esta reforma tributaria del Duque se llama es “Agenda de Transformación Social Sostenible” (A-Tra-So).

Qué tipo tan… (¿qué palabra precisa usar?: papanatas, bobalicón, pusilánime… ¡Ninguna de esas!). ¡Qué tipo tan sagaz! ¿Habrase visto tan tremendo y digno representante de los suyos? ¡Qué inteligencia!; le ganó a Claudio. Cuán probado queda, con esta nueva ley, el cuento de Stalin con la gallina. ¡Qué bien aplicada la estrategia de la rana en el agua caliente!

Como tiene más reversa un aguacero, súmese otro punto, entonces, para el Duque y los secuaces. El pueblo pierde una vez más. ¿Y quiénes son los verdaderos beneficiarios de esta y de tantas leyes infames? Los banqueros, los políticos ladrones (perdonarán el pleonasmo) y sus lavaperros. En últimas, los primeros son los que ponen y quitan a los segundos a su acomodo, y dictan leyes para echarle a sus agallas sin fondo y calmar su voracidad de espanto, que tienen sumido al pueblo colombiano cada vez más en la desidia y el abandono.

@PunoArdila

(Ampliado de Vanguardia)

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