Los certificados de virginidad… todavía existen

Francia quiere acabar con los certificados de virginidad que algunas comunidades religiosas exigen a las mujeres para casarse, y pretende sancionar a los médicos que los sigan expidiendo.

De esta manera el gobierno francés va contra “los separatismos”, término que alude al intento de una comunidad (en particular los musulmanes radicales) de imponer sus propias leyes en territorio galo, como lo explica el diario La Vanguardia.  

Aún hay médicos que se prestan a ello, pese a que los colegios profesionales se oponen de manera taxativa desde hace años y a que la seguridad social no cubre dicho servicio.

Por lo general el certificado de virginidad lo piden mujeres jóvenes que se van a casar.

Por lo general el certificado de virginidad lo piden mujeres jóvenes que se van a casar, casi siempre fuera de Francia, en sus países de origen. Para evitar suspicacias de la familia del novio, o para tranquilizar al propio padre –cuando es muy conservador–, prefieren que un ginecólogo confirme por escrito que su himen está intacto.

Vale recordar que el himen es una fina membrana que cubre la entrada de la vagina. Es elástica y se puede ver a simple vista. Anatómicamente no cumple ninguna función concreta. Lo más habitual es que esta membrana se rompa al mantener la primera relación sexual, aunque no siempre ocurre así. En ocasiones esa rotura se puede producir por otras actividades como montar en bicicleta o a caballo o incluso puede no llegar a romperse.

“Prohibiremos por ley y penalizaremos las pruebas y los certificados de virginidad, ¡socavan la dignidad de las jóvenes!”: con estas palabras, en sus redes sociales la actual Ministra Delegada en el área de Ciudadanía francesa, Malène Schiappa ha puesto de manifiesto que los certificados de virginidad quedarán completamente censurados en Francia.

Si el proyecto es aprobado, expedir certificado de virginidad en Francia podría tener multa de hasta 15.000 euros y hasta un año de prisión, enmarcado dentro del proyecto de ley contra los separatismos del gobierno de Emmanuel Macron, informó el portal Antena 3.

Aunque el test de virginidad, además de anacrónico, se ve como una violación de los derechos fundamentales de las mujeres, hay instituciones en el norte de París donde acogen a mujeres maltratadas y creen que el certificado puede ayudar a algunas chicas temerosas de represalias, que pueden llegar a la muerte, o de exámenes brutales fuera de Francia.

Incluso una de esas instituciones reconoció que ha expedido certificados de virginidad falsos, como un gesto de comprensión con la situación que vive la mujer que lo solicita.

En 2018, la ONU hizo un llamamiento mundial para eliminar las pruebas de virginidad y todo tipo de exámenes ginecológicos “realizados en la creencia de que permiten determinar si una mujer o niña ha tenido relaciones sexuales vaginales”.

Sin embargo, hay países musulmanes como Marruecos donde las mujeres tienen que pasar por esta prueba para reconocer su virginidad ante sus familiares. De esta manera el gobierno marroquí desconoce el llamamiento de la ONU ya que, según ellos, no responde a ninguna obligación legal. 

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