Por PUNO ARDILA
—Qué perdedera de tiempo —dijo el ilustre profesor Gregorio Montebell— un debate por televisión con candidatos desorientados de lo verdaderamente importante, contestando preguntas tendenciosas, capoteando dardos los unos, recitando un libreto los otros; trenzados en riña verbal, motivadora para tantos observadores, muy a modo de los tan decadentes “realities” que abundan en la televisión. Bueno, suponiendo que un “reality” pudiera caer aún más bajo.
—¿Sobre qué debería hablar un candidato en estos casos y durante la campaña? —le pregunté—, porque usted dice que en los debates no les preguntan lo que deben preguntarles, sino sobre temas intrascendentes.
—Es que los debates en este país son un careo de enemigos encarnizados, cuyo objetivo es el mismo, llegar al poder; y quien modera esos debates ni plantea los temas como deben ser, ni oculta su sesgo, que no debiera tener, o cuando menos debiera mostrarse imparcial. Ni siquiera ponen a moderar a una persona seria, porque aquí el espacio de los debates es una arena de lucha de barrio entre comadres enfurecidas, y lo que buscan los organizadores es que se saquen los trapos al sol.
—¿Y no es acaso “llegar al poder” el propósito de una campaña política?
—Por supuesto que sí, ¿pero después de alcanzar el poder, qué? Los políticos colombianos solo están entrenados hasta ahí: desde pegar avisos y repartir aguardiente en campaña hasta leer un discurso ajeno y repartir aguardiente el día de la posesión. Eso saben hacer; pero no saben gobernar.
—Pues le cambio el enfoque de la pregunta: ¿y entonces qué deben saber hacer los gobernantes?
—Eso: deben saber gobernar. Lamentablemente, en nuestro país hay gente experta en hacer “campañas políticas”, con lo que aquí eso significa: repartir camisetas, organizar visitas veredales, tramar acuerdos, tejer alianzas por debajo de la mesa, organizar mochileros que repartan plata a cambio de los votos, y hablar mierda. Pero llegan al poder y su labor está lejos, muy lejos, de la administración. Los políticos en nuestro país no saben de administrar y gobernar; saben de robar; eso sí.
@PunoArdila
* Imagen de portada, tomada de La Silla Vacía
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