Por GERARDO MARTÍNEZ MARTÍNEZ
Sí, la ley de Garantías,
la manoseó el gobierno,
que al fisco llevó al infierno
con audaces tropelías.
Se recuerdan esos días
cuando Duque, en sus afanes,
incurrió en graves desmanes
para evadir el precepto
que impedía al líder inepto
refinanciar tantos truhanes.
En norma presupuestal,
que es una ley ordinaria,
la recua parlamentaria
dictó precepto fatal.
Para ellos muy normal,
son estos sus presupuestos:
esquilmarnos con impuestos,
pedir coima a borbotones,
dar contrato a los hampones
y a sus parientes dar puestos.
Claro que sí, son funestos
los convenios de elecciones,
con los alcaldes bribones,
tan vivos y deshonestos.
La pandemia fue el pretexto
para promover las obras,
que ocultaron las maniobras,
para llenar los bolsillos
de políticos muy pillos,
que al pueblo dejan las sobras.
Fue un prevaricato puro.
Violar la ley a sabiendas.
Por eso las reprimendas
a ese parlamento oscuro.
Merecen fuete y… muy duro,
ponerlos en el asfalto,
aunque ellos, sin sobresalto,
se jacten de la jugada
porque la norma anulada,
les convalidó el asalto.
“Que liquiden el convenio”
-dijo la Corte en su fallo-
Tumbó al jinete el caballo
finalizando el cuatrienio.
Que se produce mal genio,
con la ira que arrebata
es corrupción a la lata,
se maltrató la decencia:
nos dejaron la sentencia
y se llevaron la plata.