Quedan pocas horas del 2021, y queda alguna que otra frase que en el curso de este año azaroso se acomodó en la memoria colectiva. Algunas de ellas no se destacaron propiamente por su talante intelectual, sino por todo lo contrario: porque destaparon el verdadero talante de nuestra clase política. Aquí van:
“Anatolio, vote sí”: Jennifer Arias. Cuando se votaba en el Congreso por la polémica modificación de la Ley de Garantías, ¿cómo voto? Preguntó el representante Anatolio Hernández. “Anatolio, vote sí”, se escucha la voz, o la orden, de la presidenta de la Cámara, Jennifer Arias, del partido Centro Democrático. Después de esto, Hernández confirmó que votó positivamente.
“Soy seguidor de un gran pensador alemán, Adolfo Hitler”: Rodolfo Hernández. Así lo dijo en una entrevista aunque después reconoció que se había equivocado y que se quiso referir al científico Albert Einstein.
“Aquí tenemos un enemigo común y es el caso de Irán y Hezbolá que opera en contra de Israel, pero también apoya el régimen de Venezuela”: Diego Molano. El ministro afirmó que Irán era enemigo de Colombia, hecho que desencadenó una ola de críticas, dado que ambos países sostienen relaciones diplomáticas. El presidente Duque lo desautorizó por sus declaraciones.
“No puede decir ahora que la corrupción tiene mi apellido. Canalla, miserable, bandida”: Karen Abudinen. Después de haber renunciado por el escándalo de Centros Poblados la exministra de las TIC Karen Abudinen reaccionó de esta manera después de conocer un trino de la representante Katherine Miranda que decía “La palabra del año es Abudinear por demostrar como la clase política tradicional normaliza la corrupción y se burla de frente de la ciudadanía”, escribió Miranda en su cuenta de Twitter.
“Por culpa de los malparidos de los Galán se inventaron que la lista tenía que ser”: Jorge Enrique Robledo. Ese ‘madrazo’ lo pronunció el senador y actual precandidato a la presidencia en medio de una plenaria en el Senado, donde olvidó apagar su micrófono. Minutos después, el propio Robledo pidió disculpas por ese trato y los Galán lo aceptaron.
“En el tema de los huevos, depende de la calidad 1.800 pesos la docena o algo así es lo que yo tengo en la cabeza”: Alberto Carrasquilla. El exministro de Hacienda al defender su “ley de solidaridad sostenible”, pronunció esas frase, en una entrevista a Vicky Dávila, que dejó en evidencia lo poco que sabía sobre el costo de los productos básicos de la canasta familiar”.
“Yo conozco a Alberto Carrasquilla hace 25 años. Es, probablemente, la persona que más sabe de política monetaria en el país (…). Es una voz importante en debates que vendrán sobre la independencia del Banco de la República“: Alejandro Gaviria, cuando le preguntaron si le había gustado el nombramiento del exministro de Hacienda como cabeza del Emisor nacional. El exrector de Los Andes no llevaba dos días como precandidato y desilusionó a muchos seguidores con su respuesta. A pesar de retractarse al poco tiempo y decir que no había podido dormir, por las reacciones negativas que provocó su respuesta, al parecer fue tarde e irreparable.
“Puedo decir con orgullo y con la cabeza en alto que Colombia es hoy un mejor país de los que era hace 200 años”: Marta Lucía Ramírez. En un discurso de apertura de las actividades conmemorativas del bicentenario, la vicepresidenta y canciller de Colombia pronunció esta frase.
“No es un mico, es un perro”: Jorge Mantilla. El secretario general de la Cámara pronunció estas palabras al escuchar en plena votación de un proyecto los ladridos de un perro que llamaron la atención de los parlamentarios. El Congreso había autorizado que los congresistas y sus asesores lleven a sus caninos al recinto.
“Comunismo y fascismo son lo mismo: doctrinas que producen muertos para imponerse en el poder”: María Fernanda Cabal. Así lo dijo la actual senadora quien realizaba a través de Twitter una crítica contra Gustavo Petro.
“Marica ¡ya no más!”: Jennifer Arias. En esta selección de frases repite la presidenta de la Cámara, cuando dijo esas palabras en plena sesión al congresista liberal Juan Carlos Losada, quien se había acercado hasta el puesto de ella.
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