La diáspora colombiana, en busca de reconocimiento

Por JOSÉ DE JESÚS RAMÍREZ

Somos la diáspora, cerca de diez millones de inmigrantes colombianos regados por el mundo como consecuencia de la exclusión, las amenazas, la falta de oportunidades, las guerras y la violencia, el olvido o la desatención del Estado. Víctimas de una clase dominante egoísta, atrasada y parasitaria, y de la perversidad de un sistema hecho para explotar, discriminar, humillar y asesinar.

Sí, somos hijos de toda esa realidad estructural e histórica. Pero seremos actores y factores de paz, vida y reconciliación.

Somos la diáspora más grande del mundo. Unos hablan de 10 millones de emigrantes, otros nos cuantifican en seis millones. Nadie nos ha contado. Se requiere entonces, para demostrar que EXISTIMOS, que se realice el primer censo poblacional de colombianos en el exterior. Dicho censo debe incluir toda la información asociada a nuestras condiciones de vida, que apunten además a la implementación de unas políticas públicas que garanticen nuestra igualdad ante la ley y ante la constitución política, de modo que podamos reclamar y exigir la plenitud de nuestros derechos fundamentales.

Urge ser reconocidos, incluidos e integrados a nuestra nación como la REGIÓN ESPECIAL NÚMERO 7.

Somos la minoría social y poblacional más grande de Colombia, superando a las negritudes y los indígenas. Y sin embargo no existimos, no nos reconocen, no tenemos derechos, no nos tratan como ciudadanos colombianos en el exterior, con todos nuestros derechos vigentes.

Es por esto que debemos estar YA en la agenda del gobierno y del Congreso. Debimos ser tenidos en cuenta en el Programa presidencial y en el programa del Pacto Histórico, pero no fue así. Valoramos el esfuerzo de los diálogos vinculantes en el exterior, aunque fue muy deficiente. Hoy tenemos la esperanza puesta en que este triunfo político del progresismo nos visibilice, nos permita ejercer como sujetos políticos activos, de modo que nuestro enorme potencial y fuerza sea canalizado e incorporado al Gobierno del Cambio.

Le apostamos a la vida, a la paz, a la justicia social y ambiental, a la democracia plena. Le apostamos a la transformación del país, al liderazgo latinoamericano y global de Colombia en la defensa del medio ambiente, en el propósito de consolidar la paz total, en la iniciativa mundial por la vida, en las nuevas agendas frente al narcotráfico, la corrupción y la construcción de nuevos modelos económicos y sociales.

Creemos en el gobierno del presidente Gustavo Petro y le brindamos nuestro apoyo entusiasta, durante la campaña electoral y ahora. Entendemos este reto como la oportunidad de cambiar la historia de Colombia, recuperando la dignidad, la verdad, la memoria, las instituciones, la soberanía para todos.

Tres pilares para construir la organización de la diáspora

1-) La diáspora existe

Se debe conquistar el reconocimiento y la inclusión de la diáspora como el eje fundamental de nuestro trabajo político, social y cultural. Es la mayor y más compleja necesidad, la prioridad. Todo lo demás se subordina y articula a este objetivo.El reconocimiento y la inclusión nos permitirá ser sujetos políticos de hecho y de derecho, con un nuevo estatus y la posibilidad de desarrollar nuestras potencialidades ante nuestro país natal y frente a las “sociedades de acogida”.

Hacer visible la diáspora es decidirse a recuperar la tercera parte de la población, de la patria amputada y de la nación cercenada, para integrarla al seno de la gran familia colombiana.

Este Reconocimiento para ser incluidos como colombianos actuantes desde el exterior, requiere de nuestro esfuerzo, lucha y movilización en busca de presionar al Gobierno y al Congreso para que incorporen a la agenda del cambio la creación de la REGIÓN ESPECIAL NÚMERO 7, vía proyecto de ley, vía reforma constitucional, vía reglamentación del articulado pertinente, vía referéndum, vía decreto ley, como sea.

Hace un año pusimos en circulación esta iniciativa, la propusimos al programa del Pacto Histórico desde y para la diáspora, la hemos compartido con miembros del actual congreso y gobierno, con dirigentes de la Colombia Humana.

Sabemos que no es un proyecto simple, que hay que valorar su viabilidad y pertinencia. La creación de la REGIÓN ESPECIAL NÚMERO 7 demandaría recursos y un cambio del mapa institucional del Estado. De allí que sigamos trabajando de forma intensa para colocar esta gran iniciativa en la agenda del gobierno, la sociedad, la comunidad internacional y el Congreso. Nos lo merecemos y el país lo necesita.

2-) La diáspora es paz

Los que salimos por voluntad propia o porque nos vimos obligados a salir, escogimos la vida y la lucha por la vida. Somos y fuimos sobrevivientes. Dejamos las armas en pactos incumplidos por el Estado. Abandonamos los diversos escenarios de la guerra y la violencia. Creímos en nosotros y en una segunda oportunidad. Hemos trabajado incansablemente por sostener a nuestros hijos y familias, allá y acá.

Salimos vía asilo o refugio (más o menos un millón de personas, según estimaciones de la CEV), por amenazas y desplazamiento, o por hambre y necesidades. O por falta de oportunidades. Salimos a estudiar y a prepararnos para tener futuro. Salimos al azar y a la intemperie, pero con la decisión y convicción de progresar, de superarnos. Todo lo anterior nos gradúa como guerreros de la vida y de la paz, en la universidad de la calle, en el escabroso proceso migratorio que el mundo ofrece.

La única institución colombiana que nos acerca y vincula a nuestro país, que podría canalizar todas estas energías y sinergias, que debería ser puente y viabilizar procesos… es el consulado de Colombia en el país o la ciudad que corresponda. De allí que estemos proponiendo la creación, por ley y/o decreto ejecutivo, de LOS CONSULADOS DE PAZ por un periodo de 25 años, en respuesta a la búsqueda de la paz total que define el programa del cambio de este gobierno.

A esos consulados, con su nuevo perfil, les correspondería construir un diálogo permanente con sus ciudadanías en cada país y región, nuevos contenidos de participación que, traducidos en programas o en eventos, permita potenciar con vigor una democracia multicolor, una paz estable y duradera, el ejercicio de derechos y deberes y la creación de una fuerza ética.

3–) La diáspora es poder ciudadano

Esta estrategia debe conducir a la creación de organización política y social, necesaria para lograr nuestro reconocimiento, nuestra inclusión y la articulación al nuevo país.

Sólo una conciencia activa y militante podrá contribuir a una verdadera revolución de la democracia participativa, para transformar la diáspora en una fuerza influyente o decisoria en los nuevos destinos de cambio que se ha propuesto el gobierno del Pacto Histórico.

  • Es necesario conformar veedurías ciudadanas para el control de nuestros funcionarios e instituciones en el exterior.
  • Debemos impulsar procesos de cogestión y coadministración, en lo social y cultural, en embajadas y consulados.
  • Hay que recuperar el control democrático de nuestras instituciones, trabajando posibilidades creativas, como la elección popular de nuestros cónsules.
  • Tenemos derecho a circular libremente por el mundo, a salir del país, a retornar en condiciones dignas, a establecernos donde nos plazca, a vivir decentemente y no como parias.
  • La representación política nuestra debe ser proporcional a nuestra población, residencia y necesidades. Se requiere una reforma política y electoral que en el marco de la REGIÓN 7, por crearse, nos dote de presencia en los cuerpos legislativos.
  • Se requiere una revisión profunda de todo lo actuado en política internacional, para garantizar el ejercicio pleno de los derechos de nuestros compatriotas en el exterior.
  • Nuestras remesas deben servir al desarrollo del país, al bienestar de la sociedad y a la financiación de nuestra autonomía como región especial. Debería crearse el Banco de la Diáspora.

En consonancia con lo anterior, creemos que se debe cambiar el perfil de los consulados y embajadas, así como la actitud de los cuerpos diplomáticos con sus conciudadanos. Vivimos un nuevo tiempo y hay nuevos retos. Es el único modo de construir la diáspora como sujeto político, de convertirla en un poder auténticamente democrático.

Para darle forma, contenido, definir objetivos y estrategias, queremos invitarte a aportar, debatir, enriquecer, ESTA IDEA y sumarte a la construcción de esta potente herramienta de Cambio y dignidad, de Paz Total y Vida.

Proyectamos realizar un primer Encuentro – Conversatorio Internacional de Diáspora y Paz, a mediados del año 2023.

Ponte en contacto con nosotros y vincúlate.

@rukanata

José Ramírez – Motivador. Email: alborada19@hotmail.com

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