Las marchas que se dieron contra el calentamiento global y el cambio climático son un punto de quiebre en la conciencia planetaria, pues alertan sobre la urgencia de asumir esta realidad como especie, como humanidad en vías de extinción.
Todos los ataques que hoy recibe Greta Thunberg, la chica sueca adolescente que ha venido llamando la atención por la necesidad de asumir el cambio climático y por la manera como ha movilizado la juventud en el mundo entero, nos hace pensar en una obra de teatro del noruego Henrik Ibsen, el mismo de Casa de muñecas.
Se trata de El enemigo del pueblo, y habla de un lugar donde hay un pozo que está comunicado por debajo de tierra con una fábrica, y la fábrica es lo que le da empleo al pueblo. La fábrica es de una familia, y en la familia hay un médico. El médico comienza a investigar por qué la gente se está enfermando. Como es un pueblo turístico, decían que era que los turistas llegaban y traían las enfermedades.
Pero resulta que no: el médico, luego de su investigación, concluye que el pozo está contaminado por los residuos que expulsa la fábrica sobre sus aguas. Poner esta verdad en conocimientos de todos significa que habría que cerrar el pozo por un tiempo y tratar de una manera completamente distinta los residuos de la fábrica. Ello, a su vez, un revés económico para el pueblo.
La verdad resulta tan inconveniente que, en lugar de limpiar el pozo y revisar el tratamiento de residuos de la fábrica, deciden echarle la culpa de todo al médico que dice que el pozo está contaminado. A eso se le llama “matar al mensajero”. Todo el mundo le cae encima, comenzando por su propia familia.
Inclusive un periodista que hasta ese momento lo había apoyado, cuando ve que su prestigio queda en peligro si apoya el dictamen del médico, se pone en contra de él, y todo el pueblo en general se va lanza en ristre contra él y su esposa. La obra muestra entonces cómo toda una comunidad decide negar una verdad por inconveniente, porque va a traer perjuicios económicos para las personas que derivan su sustento del pozo y de la fábrica.
Así las cosas, El enemigo del pueblo, escrito hace 150 años, es exactamente lo que estamos viviendo con Greta ahora, en la impresionante lucidez de Ibsen. El problema no es que lo diga Greta, el problema es que está pasando. Y no va a dejar de ser cierto porque lo diga o no lo diga Greta.
Es hora de que aprendamos de Ibsen que es hora de asumir la realidad del cambio climático como especie, y que se trata de una transformación que debemos hacer para seguir viviendo en este planeta.
Va mi apoyo para Greta para todos los que dicen que el pozo está contaminado y para los estudiantes que están transformando nuestra manera de ver el mundo.