Financiar al ELN: no es el momento

Por GERMÁN AYALA OSORIO

Si se lee de manera ligera la propuesta de financiar al ELN, esta iniciativa suena perversa, aunque tampoco da para que el fiscal Barbosa la califique como “vacuna a los colombianos”. La oferta hay que examinarla muy bien. Antes de hacerlo, hay que recordar que en su momento el entonces presidente Álvaro Uribe propuso lo mismo, con el claro objetivo de que la agrupación al margen de la ley abandonara sus actividades delincuenciales, en particular el secuestro de civiles con fines extorsivos y la participación en el negocio del narcotráfico.

Sea como fuere, la propuesta se hace o se filtra en un muy mal momento político. Primero, porque apenas se va a poner en marcha el cese bilateral al fuego y segundo, por la crispación ideológica y política en la que estamos en el país, por cuenta de una derecha mediatizada que está apelando a todas las formas de lucha, con el objetivo de no dejar que Gustavo Petro gobierne y saque adelante sus reformas.

Hay que esperar que lo del cese de las hostilidades salga bien y que se avance en la discusión en la mesa de La Habana. Hay un asunto pendiente al interior del ELN: unificar criterios y asegurar que ponerle fin al conflicto armado con el Estado es una idea compartida por todos los frentes de guerra y los líderes del Comando Central (COCE).

Una vez llegue ese momento, entonces hay que pensar en concentrar a la guerrillerada en una zona especial de distensión en la que no se podrá repetir lo del Caguán. O también, abrir la posibilidad de que haya puntos de encuentro en varios departamentos. En estos territorios deberá darse la transición hacia la vida civil. Y es en este punto en el que entra el asunto de la financiación internacional.

Propongo que las donaciones internacionales confluyan en un fondo manejado directamente por una agencia de la ONU. Los recursos se usarán en la preparación de los guerrilleros en las áreas que la dirigencia del ELN determine, de acuerdo con un análisis interno de los deseos de los combatientes una vez dejen las armas. Es decir, estudios, capacitación en actividades agrícolas o de cualquier otro tipo. También, en la entrega de un salario base tal y como se estableció con los guerrilleros de las Farc-Ep, por un tiempo breve. Igualmente, los comandantes deberían prepararse en asuntos relacionados con el funcionamiento del Estado.

Insisto en que la propuesta no es descabellada y muchos menos termina siendo una forma de “vacuna a los colombianos” como lo dijo el irresponsable, Francisco Barbosa, el temprano precandidato del uribismo para el 2026.

Las dudas se generan más bien en el real convencimiento de todos los frentes de guerra, de querer firmar el armisticio. Hasta tanto el país no vea una postura monolítica en el ELN, hablar de financiación genera ruido y suspicacias en la derecha que prefiere que siga la guerra, porque hay sectores de poder que se benefician de las consecuencias que produce mantener un país en guerra.

@germanayalaosor

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