Por HORACIO DUQUE
La insolencia de tres Empresas Prestadoras de Salud (EPS) parece no tener límites. Se trata de un macro poder corporativo sustentado en el modelo neoliberal que estableció la Ley 100 de 1993 (de Uribe Vélez), la misma que desplazó el servicio y el derecho a la salud a los ámbitos del libre mercado, de la oferta y la demanda para dar forma a unas fuerzas desenfrenadas volcadas en la acumulación de riqueza, como en efecto ha ocurrido en los últimos 20 años.
Las EPS son la plena concreción del biopoder y de la biopolítica como expresión del control y la sujeción de los cuerpos al mercado, especialmente el de los trabajadores y los sectores en condiciones de absoluta pobreza, entre quienes sobresalen las mujeres cabezas de hogar.
Sanitas, Sura y Compensar, las tres más poderosas EPS, con 13 millones de afiliados, han amenazado con suspender desde el mes de septiembre los servicios de salud a la población. Argumentan retardos en los desembolsos de Adres y la bancarrota financiera.
Se trata de un intento de chantaje al que el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, ha contestado con determinación para indicar que tal reclamo es una vulgar mentira, cuyo objetivo es extraer más rentas del Estado para agregarlas a las descomunales ganancias alcanzadas durante la pandemia.
Estas EPS más parecen unas alcantarillas financieras que se tragan en la integración vertical miles de millones de pesos, mientras se deteriora la salud de sus afiliados.
El presidente Petro ha dicho que el gobierno está listo para asumir tan descarado chantaje y atender adecuadamente a la ciudadanía, tal como ha ocurrido con las recientes quiebras de otras EPS como Coomeva y de otras entidades que se han arruinado como consecuencia de la corrupción de sus directivos.
Hay que fortalecer la auditoráa social sobre estos monstruos financieros que azotan a los colombianos.
@HoracioDuque8