Llegó Alejandro Gaviria al escenario de los precandidatos presidenciales y lo hizo con fuerza, pues entró a competir en igualdad de condiciones con Petro y puso a tambalear la opción de Sergio Fajardo, debilitando a su vez el repertorio de candidatos de una Coalición de la Esperanza. Así también lo percibieron en las toldas del Centro Democrático, que dejaron de apuntar su artillería contra el petrismo y ahora empiezan a preocuparse por la nueva figura que apareció en el escenario electoral.
A los cinco días de haber oficializado su candidatura, empezó a recibir los primeros trinos en contra, desde la mismísima cuenta de Twitter de Álvaro Uribe. El expresidente trinó: “El rector Gaviria se queda con parte del equipo que Santos le tenía al profesor Fajardo. Equipo que ayudó a negar cualquier Pacto Nacional para reformar acuerdos de La Habana. El primer círculo de confianza de Alejandro Gaviria”. El trino además iba acompañado con una imagen de Juanita Goebertus, Hernando Chindoy, Carlos Negret y Martín Carrizosa.
La estrategia del uribismo parece ser entonces la de “encochinar” la campaña de A. Gaviria, haciéndolo aparecer en su debut como el candidato del más grande enemigo político de Uribe, Juan Manuel Santos.
No podía quedarse por fuera Tomás Uribe, quien en su cuenta de Twitter escribió: “Mejor un man de Medellín que se siente orgulloso de ser de Medellín que otro que se cree medio rolo y trata de suavizar la S”. Del ‘man’ que se siente orgulloso de ser de la capital antioqueña, se refería al exalcalde de esa ciudad, Federico Gutiérrez.
Ese mismo día otra integrante del Centro Democrático, la senadora María Fernanda Cabal respondió también por Twitter un comentario que había hecho Gaviria sobre ella: “No votaría por María Fernanda Cabal. El modelo Bolsonaro sería un desastre para Colombia. Es la negación de la razón y la justicia”.
Cabal así respondió: “Celebro la oportunidad que me da la vida de enfrentar contendores que sirvieron al régimen de Santos, para derrotarlos”.
Lo curioso es que dos días después la senadora aceptó una invitación de la familia Bolsonaro en Brasil, según ella “para hablar sobre las próximas elecciones presidenciales en Colombia y Brasil que se celebrarán en el 2022”. El encuentro, según mencionó, es para “crear estrategias de protección para que no haya fraude electoral ni en ese país ni en este”.
También publicó en su Twitter que en el encuentro se buscarán mecanismos para proteger a los países de la región, constantemente “amenazados por la Internacional Progresista que ha destruido a Cuba, Nicaragua, Argentina y Venezuela”, aseguró Cabal.
Y agregó: “Que no se crean los de la internacional progresista que van a ser lo que hicieron en Perú. Desde ya empecemos a escribir nombres de testigos electorales para cuidar todas las mesas para que Colombia siga siendo un país hermoso”.
De esta manera ella misma demostró que el trino de Alejandro Gaviria no estaba tan mal enfocado.
Para complementar la arremetida uribista, el candidato Óscar Iván Zuluaga dijo sobre el exrector de Los Andes: “Claramente es el candidato de Santos y es una persona que está en espectro de la centro izquierda. Yo creo que sus valores son muy distantes de los que representamos nosotros, yo recuerdo que él fue el que suspendió la aspersión aérea que le ha hecho mucho daño al país, el país está inundado de coca, el país tiene 150 mil hectáreas sembradas y en su Ministerio fue donde se tomaron esas decisiones y la coca es la que ha financiado todo este terrorismo que ha invadido las ciudades”.
Zuluaga ataca a Gaviria por haber suspendido la aspersión aérea con glifosato. ¿Será esa la mejor manera de atacar? ¿No es eso demostrar lo desconectado que está Zuluaga con lo que han pedido los campesinos en las zonas cercanas de fumigación? Es decir, en un eventual gobierno del “mejor ministro de Hacienda de todos los tiempos”, ya sabemos que va a haber fumigación por montones, sin importar las consecuencias sanitarias y ambientales ya conocidas.
Y para rematar la revista Semana, convertida hoy en la agencia oficiosa de prensa del gobierno de Iván Duque, lo mostró a Gaviria en su última carátula como una simple ficha de Juan Manuel Santos y César Gaviria, en afinidad periodística, ideológica y política con sus “parces” del Centro Democrático.
Esto hasta ahora está comenzando, hay que esperar que salgan las encuestas grandes y mirar cómo le va a Alejandro Gaviria. Si va por debajo de lo que se cree, los uribistas se olvidarán del exrector de Los Andes y enfilarán de nuevo sus baterías Petro. Pero si comienza a subir en la favorabilidad presidencial, el agua sucia comenzará a caerle con fuerza inusitada y convertida en propaganda negra, ante la falta de argumentos o propuestas que superen a las del nuevo candidato.