Dora Castellanos y Sandra Uribe, dos poetas en el Día de la Poesía

Por HERMANN SÁENZ PRIETO

Dora Castellanos y Sandra Uribe representan dos generaciones distintas de la poesía colombiana, cada una con un tono y un estilo diferente. Castellanos es miembro numerario de la Academia Colombiana de la Lengua, en la silla Ñ. Por elección, designada Miembro Correspondiente Extranjero de la Academia Venezolana de la Lengua. Miembro Numerario de la Sociedad Bolivariana de Colombia. Ha publicado más de cuarenta libros en los que sus versos y estrofas rinden homenaje entre otros a la naturaleza, al hombre, a la mujer, a Simón Bolívar, a Taiwán, a Venezuela, a las madres. Y tiene una serie de libros infantiles. Es una de las poetas colombianas más reconocidas en el mundo. Algunos de sus libros son: Clamor, Verdad de Amor, Escrito Está, Eterna Huella, Hiroshima, Amor Mío, Luz Sedienta, Año dos mil contigo, Zodiaco del Hombre, Amaranto.

Sandra Uribe, por su parte, ha sido premiada en concursos literarios y periodísticos en el país y en el exterior, como el Concurso Nacional de Poesía “La poesía como una casa”, organizado por la Casa de Poesía Silva; ganadora del III Concurso Nacional de Libro de Poesía de la Universidad Industrial de Santander (UIS); y nominada al Premio Nacional de Periodismo CPB 2013 en la categoría de Investigación, Premio D’Artagnan (Bogotá, 2013). Sus poemas han sido traducidos al inglés, italiano, francés y estonio. Algunas de sus obras son: Círculo de silencio, Raíces de lo invisible, La casa, Sola sin tilde, Catálogo de fantasmas en orden crono-ilógico, Uno & Dios.  

Con estas dos poetas rendimos un homenaje a este género hoy 21 de marzo, Día Mundial de la Poesía.

El Unicornio: ¿Cómo se encuentra el género lírico en la actualidad, podríamos hablar de una decadencia en cuanto a que ya no hay tanto lector de poesía como en otras épocas?
Dora Castellanos: El género lírico se encuentra en total decadencia. Los lectores de poesía son muy poquitos y más poquitos son los verdaderos escritores de poesía. Hoy se le llama poema a cualquier texto escrito en renglones cortos o largos. La poesía es un arte difícil, en el que cuesta mucho trabajo una cualidad que se llama la rima, se perdió la necesidad de escribir versos clásicos en los cuales la rima es “casi” lo más importante.
Sandra Uribe: La poesía nunca ha tenido tantos lectores como se quisiera, pero eso nunca ha sido un impedimento para que quienes tienen esa sensibilidad sigan “cantando”. En ese sentido, no existe la decadencia de la poesía y tampoco creo que esté en vías de extinción como algunos señalan, no por esto pierde su prestigio. La poesía es y seguirá siendo el modo en que los humanos comunicamos nuestras emociones más íntimas y le damos significado al mundo. Si alguien más consigue identificarse con estas revelaciones, la poesía ha cumplido su cometido.

¿El hecho de que le hubieran entregado el premio Nobel del año pasado a la poeta estadounidense Louise Glück es una manera de revitalizar el género?
DC: Es un orgullo como mujer y como poeta que Elisabeth Glück haya recibido el premio Nobel, eso quiere decir que quedan personas de buen gusto, que promueven el hábito y la buena costumbre de leer, que se toman el trabajo de analizar un soneto, no solo poniendo la oreja, sino también el oído.
SU: Este Nobel contribuyó a que la poesía pudiera levantar la mano y decir “estoy aquí”. Fue positivo que pudiera hacerse visible y que muchos se dieran cuenta de que todavía existe. Sin embargo, no es algo que contribuya en su revitalización, dado que en este momento la poesía está demasiado viva y no necesita que la reanimen.

Dora Castellanos es la directora de la fundación Polimnia y Apolo (Artes literarias y poesía de la mujer) en Bogotá, donde se pueden adquirir sus libros.

¿Cómo atraer a los jóvenes a la poesía?
DC: Si se comienza en el hogar, luego en la escuela, después en la universidad y por último en la vida misma, estaremos sembrando seres humanos más sensibles, con más gusto y necesidad de leer y hacer poesía. Sería necesario que en los colegios y escuelas profundizaran en el tema de la poesía, crearan encuentros en los cuales leer y conocer poemas sea lo principal.
SU: El problema de la poesía en muchos colegios es que todavía se sigue enseñando –cuando se enseña– como algo anacrónico, como algo que no pertenece a nuestra época. Me he encontrado con muchos jóvenes que todavía creen que la poesía es únicamente métrica y rima. Entonces, para atraerlos hay que darles a conocer obras o autores con los cuales puedan sentirse identificados, que los emocionen, que les provoquen asombro y que los inciten a mirar más allá de las apariencias.

¿Cómo hacer llamativa la poesía a los que se inician en la lectura?
DC: Me pregunto, ¿quién y cómo enseñaron a los antiguos poetas, cantantes y demás artistas del universo? La vida misma te va guiando por el camino que debes tomar. Yo llamaría a eso disposición, un buen lector conoce un buen texto sin importar el género del que se esté hablando.
SU: Un aspecto clave en este acercamiento es conseguir el placer de la lectura y quitarle ese carácter de obligatoriedad. Leer no es un deber sino un derecho, como propone Daniel Pennac. Es necesario que se entienda que detrás de la lectura de poesía hay un mundo para la intimidad, para estremecerse, para comprender aquello que de otro modo no sería posible. Sólo es necesario dejarse encantar y deslumbrar por las palabras.

Sandra Uribe Pérez estudió arquitectura y se graduó en la Universidad Nacional. Es especialista en Entornos virtuales de aprendizaje (OEI Argentina) y magíster en Estudios de la Cultura con mención en Literatura Hispanoamericana de la Universidad Andina Simón Bolívar. 

¿Qué le genera inspiración a un poeta, ante tanto caos en lo político, en lo ambiental, en lo social?
DC: Lo primero es perderse en el caos para tratar desde allí de encontrar un verso. La inspiración es una cualidad, quizás la más bella de todas, nos la regala Dios a todos los seres humanos cuando nacemos, de cada uno depende si la aprovechamos o no. Los poetas somos seres sensibles y encontramos lo bello en las cosas que para otros son normales. Un poema nace en el momento y el lugar menos esperado.
SU: En esta época son justamente esos asuntos polémicos los que más despiertan la sensibilidad de los poetas, puesto que ya no es posible quedarse callados ante tantas atrocidades y cosas absurdas. La poesía es un terreno fértil para alzar la voz, conmocionar y combatir la indiferencia frente a la realidad. Un ejemplo de ello es la avalancha de publicaciones y antologías en las que se incluyen poemas relacionados con los líderes sociales asesinados y, en general, en torno a la violencia de nuestro país; y aquí también tienen cabida aquellos hechos que se relacionan con el poder y con los daños que se provocan en la naturaleza.

¿La poesía encuentra al poeta o el poeta encuentra la poesía?
DC: La poesía fluye de nuestro ser y hace su propio cauce como los ríos, el poeta nace y después el mismo se hace. La poesía encuentra a la persona y el buen poeta se hace solo.
SU: Debe ser una conjunción de doble vía. Tiene que darse ese punto intermedio, ese instante en que la poesía y el poeta se miran a los ojos y despiertan asombrados, sobresaltados. En ese momento no hay vuelta atrás, ese amor es para siempre. El detonante puede ser un gesto, una palabra, un autor, un poema o un silencio, y en ese “encuentro” se tiene la certeza de que hay algo de lo que uno no podrá desprenderse.

¿Qué tan difícil es publicar libros para un poeta en la época actual?
DC: Me gusta que emplees la palabra difícil, porque después de difícil está casi lo imposible. Los lectores de poesía se están extinguiendo, las editoriales no le quieren apostar a publicar un producto que casi no tiene salida. Por lo menos en mi caso, si no tienes dinero no publicas nada.
SU: Las grandes editoriales no están dispuestas a prestar sus páginas a la palabra poética, pues no representa un beneficio para sus finanzas. La posibilidad está en las editoriales independientes, que buscan el aliento de la poesía y ceden sus terrenos a este género. Lo importante es que hayan encontrado una voz propia, potente y llena de hondura. Llegar a ese punto requiere maduración, mucho trabajo con el lenguaje y buscar la palabra precisa (o tal vez el silencio preciso).

¿Su poeta de cabecera?
DC: En Colombia José Asunción Silva. Pero existen muchos poetas con los que es un placer deleitarse leyendo y disfrutando sus poemas.
SU: El colombiano Aurelio Arturo, de La Unión (Nariño). Totalmente recomendado su libro Morada al sur. Me encanta su forma de descifrar el mundo mediante la búsqueda de sí mismo y de los paisajes de su infancia. Es una obra de hondas resonancias y una gran musicalidad.

¿Hasta dónde ha llegado su obra?
DC: La poesía es como las aves, que vuelan y llegan a todas partes volando.
Fui personalmente a Hiroshima a conocer los desastres que dejó la bomba atómica, fue tal la conmoción que causó en mí, que escribí sobre ello, era un poema muy largo pero hice grabar unas estrofas en mármol y se lo regalé al Japón.
SU: Por fortuna, mi obra ha llegado lejos. Son siete los libros que han visto la luz y a esto se le suman numerosas revistas, periódicos y antologías nacionales e internacionales en las que han sido publicados mis poemas. En el caso de los libros, el último de ellos (La casa), publicado por el Externado de Colombia en su colección “Un libro por centavos”, tuvo un tiraje de 8.000 ejemplares que fueron distribuidos por todo el país y que incluso enviaron a las bibliotecas de las universidades de Stanford, Harvard, Yale y del Congreso de los Estados Unidos. Otro aspecto importante son las traducciones, que permiten llevar los textos a otras latitudes y ayudan a que se anclen en lugares que ni siquiera yo conozco, como Grecia o Estonia.

¿Cualquier momento es bueno para escribir poemas?
DC: Para escribir un poema no se necesita un momento, una hora o un lugar específico. La inspiración nace cuando menos lo esperas. El poema hace mella en tu cabeza y en tu corazón, luego se escribe, se concreta y por último se publica.
SU: Desde mi perspectiva, sí. Los poemas se van escribiendo en la mente. Cuando llegan a la punta del lápiz o al teclado del computador ya tienen un camino recorrido, lo que hacen es asomar la cabeza y respirar. Sería ideal que fuera en un momento tranquilo y alejado del ajetreo cotidiano, pero como es un trabajo de parto, esto no necesariamente ocurre siempre. A veces, los poemas quieren salir justo cuando uno está incómodo o tiene dificultades para capturar las palabras. Entonces, hay que inventarse estrategias para salvarlos y evitar que se escapen.

¿En el caso de las mujeres es la poeta o la poetisa?
DC: Las mujeres que escribimos poesía estamos creyendo que la palabra poetisa es diminutiva. Ahora solo se escribe poeta, porque en realidad la palabra poeta es masculino y femenino.
SU: Para no ponerle “tiza” (o “tisa”) al asunto, convendría dejarlo en “la poeta”, ya que la sensibilidad poética no tiene género. El otro modo suena despectivo.

¿Aún existe el Encuentro de Mujeres Poetas Colombianas que organiza el Museo Rayo en Roldanillo, Valle?
DC: Por muchos años asistí puntual a tan magnífico evento, y aunque me han seguido invitando, hace algún tiempo no he podido volver a los encuentros poéticos de Roldanillo. Después de la muerte de Omar Rayo su esposa la señora Águeda Pizarro continuó con el legado que dejó su esposo, pero con la situación actual de salubridad no estoy segura si continúan haciendo esos encuentros.
SU: Por supuesto. En 2020 se realizó el XXXVI Encuentro, aunque por esta vez tuvo que hacerse de forma virtual. Todavía lo dirige la poeta Águeda Pizarro, esposa del maestro Omar Rayo. Se trata de un magnífico espacio en el que la voz de la mujer cobra protagonismo, sin exclusiones de ningún tipo. Y conocer la enorme diversidad cultural de nuestro país termina convirtiéndose en una fiesta.

…y el perdón (Dora Castellanos)

Por esa buena leche que le dieron
Y le llegó a los labios con la vida,
Ella… a veces recuerda, agradecida,
A las madres que fueron.

Con la miel que destilan los panales
De las abejas, con las alas rotas,
Ella… probó con avidez las gotas
De néctares letales.

Aquello, que por bueno, se perdona,
Brilla sobre la frente bondadosa,
Pero fugaz, lo mismo que la rosa,
Se muere en su persona.

Lo que termina al fin por perdonarse,
Pero al final ¿hay algo que se olvida?
De todo lo que fue y dolió en su vida,
Ella… quiere olvidarse.

Por su alma deshecha entre jirones,
Con el fulgor de sus heridas rojas,
¡Señor! Ella… te ofrece sus congojas
Para que la perdones.

Rareza (Sandra Uribe)

La ceguera es un insomnio extraño:
ver pasar la luz y no saber que existe.
Huir de las tinieblas
y no creer en el relámpago.

La muerte es un insomnio raro:
ver llegar la verdadera oscuridad
y no creer que existe,
acercarse a la orilla
y hundirse en la eternidad.

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