Detengan el homicidio de jóvenes

Por ALONSO OJEDA AWAD

“¡Sin juventud la cosa está fregada…más que fregada, viejo bodegón!”. Con estas serenas palabras del poeta cartagenero Luis Carlos “el Tuerto” López, daba inicio el emblemático escritor German Arciniegas a su famosa obra “El estudiante de la Mesa Redonda”. En ella nos recuerda con especial maestría la vida de los jóvenes estudiantes de todas las épocas, su valiente y meritoria contribución a la libertad de las naciones, a la lucha contra los tiranos y al avance del conocimiento humano. En una hermosa secuencia histórica, muy bien entretejida, va mostrando el papel que han jugado los estudiantes en los diferentes momentos de la historia y en diversos países.

Es tan escalofriante la cifra de asesinatos, que la CIDH ha planteado la urgente necesidad de venir al territorio nacional para constatar esta práctica homicida. © 2019 AP Photo/Ivan Valencia

Este es un reconocimiento a los jóvenes a lo largo y ancho de la historia, quienes han enfrentado con valentía los gobiernos espurios y dictatoriales que tanto han florecido en estas tierras latinoamericanas y en especial en Colombia. Vale la pena recordar los gobiernos de Laureano Gómez y Gustavo Rojas Pinilla que mancharon sus manos de sangre juvenil, cuando el primero, arremetió contra la juventud liberal en los fatídicos años de 1948-1952, y el segundo, segó con armas oficiales del ejército, la vida de mas de una decena de estudiantes universitarios, masacrados en la carrera séptima con calle trece, cuando marchaban a la Plaza de Bolívar, repudiando su mal gobierno, de dolorosa recordación. Esta valerosa acción de los universitarios terminó llevando al dictador a su debacle total.

Ahora, en estos tiempos aciagos de Iván Duque, le ha correspondido a esta juventud colombiana, enfrentar la codicia y la ambición de un sistema económico oprobioso que ha llevado a mas de la mitad de los colombianos a la pobreza absoluta, negándole a miles de familias colombianas la posibilitad de alimentarse diariamente.

Duque y su gobierno ilegítimo les ha respondido a estos jóvenes valientes con toda la fuerza de su aparato policivo represor. Los asesinatos, heridos y desapariciones de jóvenes se han vuelto noticia común en nuestras ciudades y territorios. Es tan escalofriante la cifra de asesinatos que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha planteado la urgente necesidad de venir al territorio nacional para constatar esta práctica homicida de los organismos policiales sobre mujeres y hombres jóvenes que han caído victimas de torturas y balas, disparadas, también, por personas civiles protegidas por los policías. Esto es un atropello inaceptable para los demócratas y los defensores de los DD.HH., del mundo.

Con sobrada razón cristiana, el reverendo sacerdote de la comunidad jesuita Francisco de Roux ha levantado, nuevamente, su voz para decir a los cuatro vientos que: “LA VIDA DE UN JOVEN VALE MAS QUE TODAS LAS EMPRESAS JUNTAS”. De igual manera, criticó el modelo económico (neoliberal capitalista) imperante: Es el responsable del inmenso desempleo de los jóvenes y de las decenas de niños que se mueren muy temprano de desnutrición y abandono estatal.

Yo confío que Colombia, un país profundamente católico, sea capaz de escuchar y asimilar las enseñanzas de un sacerdote, honrado y servicial como Francisco De Roux, y levante su voz exigiendo: “DETENGAN YA EL ASESINATO DE JÓVENES”.

@alonsoojedaawad

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