Desde París, Petro propone una revolución planetaria

Por JORGE SENIOR

Tal vez porque venía decepcionado de la tecnocrática COP27 en Egipto o quizás porque se dejó contagiar de la evocación histórica de la comuna de París, lo cierto es que Gustavo Petro aterrizó en la capital de Francia el 9 de noviembre “cargado de tigre”, como diría Uribe, y dispuesto a exhibir la coherencia que el imputado exmandatario paisa le elogia por estos días.

Apenas aterrizó se dirigió a un encuentro con estudiantes en el Instituto de Estudios Políticos de París (conocido como Sciences Po) y allí, como mucha tranquilidad, soltó uno de sus discursos más radicales, una auténtica saeta directa al corazón del capitalismo (ver video). En tono de catedrático, no de agitador, y sin mencionar para nada la palabra “revolución”, el líder colombiano lanzó un llamado revolucionario.   

En conferencia netamente oral, improvisada pues no hubo lectura de un documento, Petro presentó a los jóvenes franceses (y por ahí derecho al mundo) las reflexiones que se mueven en su cerebro sobre la crisis climática, la dinámica del capitalismo y la inoperancia de la gobernanza mundial. 

Estimados lectores de El Unicornio, les resumo la disertación de 35 minutos en cuatro tesis: (1) la acumulación ampliada de CO2 en la atmósfera es el reflejo de la acumulación ampliada del capital; (2) la transición energética en el capitalismo sólo se dará en la medida en que sea rentable; (3) la lógica del capital y sus tiempos chocan contra el interés de la humanidad, que es salvarse; entonces, la tensión política se dispara; (4) la humanidad debe convertirse en sujeto político para resolver el desafío del cambio climático antropogénico.

La idea podría traducirse así: las relaciones de producción (capitalismo) chocan o entran en contradicción con el desarrollo de las fuerzas productivas (transición energética). El nuevo sujeto político (la humanidad) tiene la posibilidad de la acción política (¿revolucionaria?) para imponer la transición, en contravía del gran capital. En otras palabras, a la lógica de la rentabilidad hay que oponerle una lógica eco-humanista.

Es evidente que estas reflexiones de Gustavo Petro están aún en borrador y en proceso de maduración.  En la charla él menciona que ha tenido la intención de escribir un libro, pero antes no tuvo el tiempo y la tranquilidad necesaria para ello. Y ahora como presidente, menos. Su exposición de ideas es una provocación a la academia y la intelectualidad, para desarrollar una línea de investigación científica en economía política antropocénica y planetaria (aunque Petro no utiliza el concepto de Antropoceno de manera explícita hasta ahora). Una línea de investigación científica que sirva de sustento teórico para una línea de acción sobre la sociedad global en la cual el sujeto político no es otro que la humanidad misma.

Transcribo literalmente sus palabras:

“Esa crisis climática necesita análisis académico en realidad. No solamente desde el punto de vista de las ciencias exactas, sino desde el punto de vista de las ciencias humanas. Es más, necesita un análisis desde la economía política.”

Y más adelante agrega:

“Ustedes pueden encontrar análisis de periodistas sobre la crisis climática, pueden encontrar análisis de biólogos, de climatólogos, de geólogos, etcétera, que son los que le mostraron al mundo su existencia. Pero desde el punto de vista de la economía, por ejemplo, no lo encuentran. Y la crisis climática es un problema económico. Generado por la economía y con efectos sobre la economía. El generador de la crisis climática es la economía. Y entonces es desde la teoría económica desde donde deberíamos ver análisis y respuestas.”

Petro recalca la importancia de la teoría para la acción política transformadora.  A una izquierda huérfana de teoría la acusa, en una parte de su discurso, de haber olvidado ciertos conceptos socioeconómicos básicos.

En la COP27, en Egipto, el presidente de Colombia inició su intervención con la siguiente frase contundente: “La ciencia ha hablado”. Su compromiso con el saber científico es nítido y en París lo ratificó con las siguientes palabras:

“Si la ciencia está en lo cierto –y no tenemos otra razón más que creerle a la ciencia –si es que aún somos racionales, si es que aún queremos que el siglo XXI sea un siglo de la razón y no de la sinrazón–, entonces la ciencia lo que nos está diciendo es que la crisis climática tiene un potencial de extinción de la vida en el planeta, incluida la humana. No estamos ante cualquier problema; estamos ante el peor problema de la humanidad.”

En Nueva York, en Naciones Unidas, en África, en Europa, en todas sus intervenciones internacionales el estadista colombiano le habla a la razón, no a las emociones.  Eso es pertinente para impulsar la investigación seria del problema.  Pero no será suficiente, pues el conocimiento sin acción colectiva no impacta, ni soluciona ni produce cambios. Tarde o temprano la movilización será imprescindible. En el trasfondo de la argumentación racional se encuentra el inevitable conflicto político, el choque del 99% contra el 1%, como decía Bernie Sanders. 

Petro terminó su discurso en París refiriéndose precisamente a la acción política colectiva, que en ningún momento llama “revolucionaria”, pero lo es.  Así concluye:

“La incapacidad del liderazgo político mundial de dirigir la transición y superar el problema, que es hoy plenamente demostrado, obliga a que aparezca un nuevo sujeto político que no puede ser otro que la humanidad, la capacidad de articulación de la humanidad misma para suplir la incapacidad del liderazgo político tradicional e imponer una transición que va contra el capital y su rentabilidad.” 

¿No es esto acaso un llamado eco-humanista a la revolución planetaria?

@jsenior2020

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