“Delincuentes parapetados”, a la hoguera

Por PUNO ARDILA

Cómo le parece, profesor Montebell, que Osquítar me llamó para contarme que andan buscando “delincuentes parapetados”, como llama el fiscal general a quienes lo critiquen a él o se burlen de los funcionarios. Yo le expresé el temor que puede despertar en la ciudadanía (toda) un comentario de estos, porque existe el riesgo grande de despertar furias y lanzarse en contra de los derechos humanos y contra los principios constitucionales.  Pero Osquítar me tranquilizó porque —se supone—, de acuerdo con la propuesta de ley, se penaliza a quien mienta, y, por injuria y calumnia, debe cursarse antes un proceso jurídico.

—Parece que no viviera usted en este país —me respondió visiblemente incómodo el ilustre profesor Gregorio Montebell—; ¿acaso no ha visto usted que en Colombia, a diferencia del mundo lógico y normal, todos somos culpables hasta que probemos la inocencia? ¿No ha visto usted que la fuerza está por encima de cualquier razonamiento? ¿No afirma usted mismo que el poder en manos de la ignorancia es la barbarie?

Recuerde usted el cuento del tipo que corría desesperado por las calles, huyendo despavorido, y se tropezaba cada vez que volteaba a mirar. Cuando le preguntaron por la razón de su prisa, contestó que un loco estaba capando a los hombres que tuvieran tres pelotas. Los hombres que lo oían se echaron a reír: «No sea bruto; ¿cuál es su miedo?; ¿acaso cuántas tiene usted?». Y el hombre, sin dejar de correr, les contestó: «El problema es que el loco primero las corta y después las cuenta».

Eso es exactamente lo que ocurre con estas sabias disposiciones, como ha ocurrido por los siglos de los siglos con las leyes de los supremos mandatarios y los investidos por sus dioses mismo. Como en los días de la Santísima Inquisición. O me va a decir usted que las que terminaron asadas a la brasa fueron probadas brujas auténticas…

Es más, le digo que afortunadamente estas leyes no son retroactivas, porque, si no, alguien como Jaime Garzón, que, encima de que (como decía Mercedes Rueda) “matado se quedó”, tendría que purgar cárcel por burlarse de los señores detentadores del poder. Hasta el mismo Cervantes, que se toma su tiempo y su sapiencia para instruir a Sancho, con la voz del Quijote, en lo que debe y no debe hacer como gobernador de la ínsula: perfectamente el señor fiscal puede entender que ese manco le está echando vainas a los gobernantes de este platanal. Y se salvan Los Simpson y Les Luthiers y otros tantos burlones, por la bendición de gozar de otra nacionalidad.

Ya vuelve la Inquisición; o dígame entonces, si no, ¿cuáles son las verdaderas intenciones de la Fiscalía con el cuento ese de “inspeccionar” los archivos de Noticias Uno? Definitivamente, «el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente». Pues sí; estamos de acuerdo: el poder en manos de la ignorancia es la barbarie.

@PunoArdila

(Ampliado de Vanguardia)

* Imagen de portada, tomada de El Colombiano.

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