¡Qué partido tenebroso
ese con el Uruguay!
todos gritando ayayayay
cuando el equipo hacía el oso.
Resultado pavoroso
que la afición no merece;
es que el orgullo padece,
por el tres cero terrible,
que marcó la tarde horrible
de este amargo viernes 13.
Pues sucede y acontece
que la selección aquella,
plagada de tanta estrella,
se apagó, según parece.
El fulgor no resplandece,
así, mejor que no salga,
no hubo jugada que valga,
y un Cavani y un “muelón”
con estricta marcación,
les cascaron por la nalga.
Tocará a ese Trump traer
para que grite: “ganamos”
y al árbitro desafiamos
porque fraude pudo haber.
Lo importante es el poder
de mantener la presea;
aunque la cancha esté fea
hay que arrollar al contrario,
liquidar al adversario
sin importar cómo sea.
Y entonces la selección,
sin defensa y sin remate,
gritará con emoción:
¿dónde está la humillación?
¡Si lo que hubo fue un empate!
GERARDO MARTÍNEZ MARTÍNEZ