Por HUMBERTO TOBÓN*
Los colombianos debemos tener confianza en los objetivos propuestos por el presidente Gustavo Petro, por una razón elemental: es la única forma en que se puedan juntar las voluntades de distintos sectores para sacar adelante el país.
Los anuncios del Presidente en su discurso, especialmente su decálogo, y el llamado a los ministros a ser eficientes, eficaces y cercanos a la gente, llenan de esperanza a amplios sectores sociales que viven en condiciones de indignidad y, muy seguramente, representan para el empresariado la posibilidad de consolidar un capitalismo moderno, basado en la productividad y la inclusión.
Uno de los elementos centrales de la propuesta de gobierno de Petro es la Paz Total, permitiendo que todos quienes estén por fuera de la institucionalidad y de la ley, regresen y se acojan a ellas, con el debido costo judicial. Esto será un puntal para elevar la confianza en el país y en su gobierno.
Ya los jefes de las principales bandas delincuenciales han enviado cartas anunciando que están dispuestos a negociar su acogimiento y/o sometimiento a la ley, lo mismo han hecho comandantes de la guerrilla del ELN y algunos voceros de las disidencias de las FARC.
La Paz volverá a ser el centro de un diálogo nacional abierto y permanente, en el que tendrán cabida sin duda los habitantes de las regiones, los gobiernos territoriales y locales, y la comunidad internacional, que espera recuperar el tiempo perdido en esta materia.
Colombia en paz será una verdadera potencia latinoamericana, que podrá liderar puntos cruciales como la transición energética, la protección del ambiente y la nueva política antidrogas. Además, abrirá las puertas para la inversión internacional en nuevas áreas del desarrollo, especialmente en la producción y transformación agrícola.
En ese camino de consolidar la paz y fortalecer la confianza en las instituciones, la decisión del Presidente de comprometer el Ejército en proyectos de alto calado social, es una verdadera novedad, que lo pone cerca al pueblo y, por tanto, con la suficiente legitimidad para frenar los intentos de subvertir el orden.
Adicionalmente, la decisión presidencial de que los organismos de seguridad se deben dedicar a perseguir la corrupción, da en el blanco de una de las pretensiones más importantes de la gente, que aspira tener un Estado y unos funcionarios transparentes y éticos.
Sin duda, los anuncios del presidente Petro, sus primeras manifestaciones de respeto por el diálogo, su claridad sobre los problemas del país y las posibles soluciones, y su enérgica defensa de la necesidad de la unidad nacional, hacen pensar que sí hay esperanza en un futuro mejor.
@humbertotobon
*Estos conceptos no comprometen a la RAP Eje Cafetero, de la que soy Subgerente de Planeación Regional.