Por GEMÁN AYALA OSORIO
En una sociedad moral y éticamente confundida como la colombiana, el ejercicio de la política sufre los efectos de esa confusión. Pero no solo la política sufre por el barullo moral y ético en el que transcurre la vida de millones de colombianos: también la responsabilidad política, la coherencia ideológica y el sentido de la historia.
Tanto se ha vaciado de sentido la política en cuanto responsabilidad histórica y coherencia ideológica, que en el Partido de la U dicen que dejarán de ser de derecha y uribistas, para acercarse al centro. Tanto Dilian Francisca Toro como los que en esa colectividad acompañan dicha apuesta, creen que para limpiar las manchas ganadas por un negativo ejercicio de la política basta con hacerlo público. Pero veamos tan solo dos casos emblemáticos para confirmar la imagen negativa que de dicha agrupación tienen los colombianos: los senadores Musa Besaile y Bernardo el ‘Ñoño’ Elías. Esa imagen negativa es compartida con Cambio Radical, otro partido que se destaca por sonados casos de corrupción política.
Estamos ante la estratagema electoral a la que hoy apelan varios candidatos presidenciales y partidos: vender la idea de que han tomado distancia de Uribe y de la derecha, orilla en la que hasta hace poco unos y otros militaban con total tranquilidad. Por efectos del declive de la imagen de Uribe y de los evidentes desastres ambientales, económicos y ecológicos que viene generando la derecha , ahora Fajardo, Peñalosa y Dilian Francisca Toro, entre otros, se están corriendo hacia el centro, no en virtud de ajustes ideológicos sino por cuenta de dos fenómenos que se entrelazan: la consolidación del Pacto Histórico y la toma de conciencia de cientos de miles de ciudadanos que ya no comen cuento a las mentiras que pregonan que los problemas del país son responsabilidad de la izquierda (que no gobierna, que jamás ha gobernado), de los comunistas y de los castrochavistas.
Para que el Partido de la U deje de ser derecha y uribista se requieren cambios en su dirección, pues de la noche a la mañana no es posible deja de ser lo que les ha permitido la captura mafiosa del Estado y la consolidación del clientelismo como una “institución” social y política.
Como parte del objetivo de limpiar su oscuro pasado, el partido de la U y su propietaria, Dilian Francisca Toro, echan mano ahora de la positiva imagen de la atleta Catherine Ibargüen, quien al parecer no llega a dicha colectividad desconociendo las actuaciones de Musa Besaile y el Ñoño Hernández, entre otros, que no solo avergüenzan al partido sino que aportan al vaciamiento del sentido de la política en una sociedad moralmente confundida. En sus palabras, la medallista olímpica señaló a El Espectador que sería injusto con ella si se le compara con algo del pasado del partido, porque Catherine Ibargüen solo está a partir de hoy y hacia adelante.
Así las cosas, la decisión política que acaba de tomar la deportista está no solo ajustada a sus deseos de aportar a consolidar todo lo que vaya en beneficio del deporte y de los deportistas, sino a la lectura particular que hace de la política colombiana y de la intención del Partido de la U girar hacia el centro, siendo ella partícipe de semejante “salto triple”.
Salga o no electa para el senado, Ibargüen, como mujer y ciudadana, tiene el derecho de optar en la dirección política que desee. Lo que debe tener en cuenta es que a partir de este momento ahora estará asociado a una colectividad que poco a hecho para dignificar el ejercicio de la política. Ojalá no caiga en los vicios y prácticas de los viejos militantes y de los nuevos que están llegando al “renovado” partido de la U.
@germanayalaosor
* Foto de portada, tomada de Eltiempo.com