Caliente, caliente…

La foto de portada que acompaña esta columna me muestra como el segundo de la fila, al lado izquierdo de Lina Arango, que es quien lidera el combo las de cuatro presentadoras de El Calentao, magazín de entretenimiento de Señal Colombia que comenzó a transmitirse el pasado martes 9 de abril, de 6 a 10 de la mañana. Según Kienyke, es “el programa que le competirá a Día a Día” del canal Caracol. (Ver foto).

Lina es una sagaz periodista que propone sus propios temas en el consejo de redacción, profesional a carta cabal y muy amena en la charla, como le corresponde al formato. A mi lado izquierdo está La Chica Leo, para más señas editora de Farándula, quien se niega a revelar su verdadero nombre y es la más animada del cuarteto, como también corresponde.

De izquierda a derecha Lina Arango, Jorge Gómez Pinilla, La Chica Leo, Julie Torres y María Fernanda Matus.

Siguiendo el mismo orden aparece Julie Torres, la editora de Deportes, nominada a los premios India Catalina y elegible en este enlace. De delgada figura y aguda vista para leer en un lejano telepronter el texto de sus crónicas deportivas, a ella la saqué a bailar allá en Bogotá, si mal no recuerdo.

Y remata la serie la currambera María Fernanda Matus, especializada en política nacional e internacional, a quien se le abona el hallazgo de un artículo del genial cronista barranquillero Ernesto MCausland (q.e.p.d.) donde recoge lo ocurrido la noche fatal del 1 de enero de 1994, cuando la joven Nancy Mestre fue asesinada por Jaime Saade, ya extraditado de Brasil a Colombia para que pague por tan atroz crimen. La crónica en mención fue reproducida por El Unicornio.

¿Cómo llegó este reportero de ausente melena y brillante testuz a formar parte de tan elegante elenco? La historia es como sigue:

En los meses finales de 2023 fui invitado por la productora del programa, Rocío Cruz, a formar parte del equipo periodístico como corresponsal desde Santander. Analicé y sopesé detenidamente la oferta, pues nunca antes había hecho televisión y no solo tocaba improvisar en público, sino, lo que era aún más complicado… debía madrugar.

Y ocurre que, como dije en trino reciente, “en las mañanas soy un torpe, en las tardes estoy lúcido y en las noches soy un genio. Motivo por el cual, según poema de León de Greiff: si el día me aprisiona, la noche me libera”. Ahora bien, en respuesta a lo anterior hay otro dicho: “al que quiere celeste, que le cueste”.

Sea como fuere, la propuesta resultaba tentadora, como reto profesional de aprendizaje y vivencia de nuevas emociones, mientras que a la vez podría contribuir con mi esfuerzo a consolidar desde lo mediático el proyecto de cambio que el Pacto Histórico emprendió desde el 7 de agosto de 2022, y en el que sigo creyendo. Y acepté el reto.

La osadía continuó cuando a sabiendas Rocío de un viaje que hice a Bogotá, le acepté la temeraria idea de aparecer en compañía de las presentadoras, las cuatro horas seguidas y los dos días que permanecí en esa ciudad. ¿Por qué temeraria? Por cierto temor recóndito al pánico escénico, propio de nosotros los tímidos ante un público numeroso o frente a unas cámaras cuya sola presencia resulta intimidante.

Pero me armé de valor y allí estuve. Y creo haber salido airoso del trance, pues tan bien nos fue (aquí acudo al plural) que fueron las mismas presentadoras quienes al final del programa quisieron tomarse una foto con su invitado, en constancia de que se habían sentido a gusto. Tan a gusto, ciertamente, que en el epílogo de esa emisión un conjunto cartagenero de bachata puso la nota musical y, ya contagiado del ritmo y liberados los temores del primíparo animador, tuve la audacia de sacar a bailar a Julie, la de Deportes, como conté al principio.

Ya para terminar, es de caballeros confesar que toda la carreta anterior solo ha tenido el encubierto propósito de lograr que cada uno de los lectores (y lectoras) de esta columna se convierta en asiduo espectador mañanero de El Calentao. Sé que me sabrán disculpar, porque es en pro de una causa noble.

Fin del comunicado, publíquese y cúmplase.

@Jorgomezpinilla

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