Atlético Bucaramanga es “una raza que lucha y sueña”

Por EMIRO ARIAS BUENO

Tomado de La Pluma del Gato

Tuve la oportunidad este domingo y por primera vez, de acompañar al Atlético Bucaramanga a la ciudad de Tunja a ver el partido contra el equipo Patriotas de Boyacá.

Es también la primera vez que refiero una columna de opinión sobre temas deportivos y en especial sobre fútbol, del cual solo soy un simple aficionado.

Por eso no voy a hablarles de fútbol como tal, sino sobre la vivencia como hincha de un equipo que representa a una ciudad, a una región y a sus gentes en el escenario nacional.

Tomamos un bus la noche del sábado que colectivamente pagamos 40 personas, hombres y mujeres, unos muy jóvenes, otros como en mi caso no tanto, pero unidos por una pasión: el amor a un equipo que en últimas es el amor y el apego a una ciudad, a una historia, a sus costumbres, a su cultura, a su imaginario colectivo, a su trasegar de vida. Si bien a veces nos distraemos con lo que somos, nuestro equipo de fútbol nos une en un solo aliento a la mayoría de los ciudadanos de nuestro amado departamento y nuestra querida ciudad.

En la mañana del domingo, luego del desayuno cerca de nuestro destino, les hablé a los hinchas de la importancia de nuestra región y de lo significativo que hemos sido en la historia del país y de Latinoamérica. Les conté la historia de la batalla de Pienta, en Charalá: de cómo nuestro arrojo y decisión lograron dar la independencia definitiva a nuestro país; de la gallardía de los santandereanos en las batallas, especialmente en esa, la de Pienta, donde más de 300 hombres y mujeres dieron su vida para evitar que las tropas que habrían de reforzar al General Barreiro, (líder supremo del ejército español) llegaran a Boyacá, de cómo fue realmente la historia y de lo significativo que fuimos los santandereanos el 4 de agosto de 1819 para la independencia del país.

Animé así a mis compañeros de viaje y concluí haciendo una comparación, que, aunque parezca atrevida o fuera de contexto, para mí es muy válida, porque esa historia que nadie de los que iban en el bus sabía es la que debemos recordarnos siempre, lo que hemos sido, lo que somos y lo que debemos ser como territorio, como ciudadanía en función de nuestros intereses comunes.

Terminé diciendo, sin pasar por despectivo con los boyacenses, que ese partido lo ganábamos porque la historia nos daba la razón, porque hemos sido protagonistas siempre, porque nuestras gentes con su berraquera y convicción animarían al equipo hasta el final. A pesar de que el partido parecía perdido (3-1) nunca dejamos de alentar. Los boyacenses tienen un estado llamado La Independencia, pero nosotros fuimos y seremos siempre los protagonistas de la verdadera Independencia. Así nos quieran ocultar.

Hicimos un viaje de ida y regreso en absoluta armonía, caminamos las calles de Tunja juntos hasta antes del partido y dentro del estadio fuimos uno solo. Las mujeres gritaban más. Al final, con el cuarto gol del Atlético Bucaramanga, a todos se nos aguaron los ojos. Se nos salió ese profundo sentimiento por nuestro equipo, pero estoy seguro de que fue ese sentimiento que nuestra genética contiene, de lo aguerridos que somos y de la grandeza y amor de nuestras gentes por nuestro Santander querido.

El domingo 30 de octubre es el partido decisivo para clasificar a los cuadrangulares, ojalá llenemos el estadio Alfonso López. Vayan a ver buen fútbol, vayan a ver al Atlético Bucaramanga jugar como lo hace, pero, además, vayan y refresquen su memoria sobre lo que somos los santandereanos: “Una raza que lucha y sueña”.

@EmiroAriasBueno

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