Vergolios y panochas, emprendimiento de pareja bogotana

Hace algún tiempo, luego de una jornada de trabajo duro, Felipe Martínez y su esposa Jennifer Peña entraron a un local de repostería en el norte de Bogotá a comprar un chocolate para renovar fuerzas. Pero la atención fue tan mala y el producto tan regular, que terminaron “aburridos”. En todo caso, la amarga experiencia les sirvió de inspiración para concebir la creación de un sitio que además de ser creativo y divertido en la presentación de sus productos, también fuera la ocasión para disfrutar de algo agradable al paladar. ¿Y quizás excitante?

Jennifer tenía de tiempo atrás una receta exclusiva para hacer waffles, pero a la pareja le faltaba lograr que el cliente se antojara con solo ver el producto terminado. Así que se les “antojó” que esa rica masa debía tener una forma bien llamativa a los ojos y al paladar, y fue cuando concibieron, luego botar muchas ideas, hacerlos en formas de penes y vaginas. A los primero los llamaron vergolios… y a las segundas panochas.

Hombres y mujeres terminan comiendo vergolios y panochas indistintamente.

Prepararon diferentes mezclas y combinaciones con salsas, frutas y toppings, y el resultado final fue un producto que va más allá de lo fálico o lo vaginal. “Cuando analizábamos el proyecto, alguien nos dijo: el cliente comprará una vez por curiosidad, pero después no vuelve. El que nos dijo eso estaba muy equivocado, porque no contaba con que el producto, además de su forma erótica, es muy rico”.

Así nació Chorreo, ya lleva más de un año en la calle 85 con carrera 13 en Bogotá, y la pandemia no fue un obstáculo para que la idea creciera. Al principio pensaban que los vergolios y las panochas encajaban tan solo en las despedidas de soltero, pero en la marcha descubrieron que el campo de acción era muy grande: aniversarios, cumpleaños, reuniones de amigos y muchos pedidos a las oficinas, donde hay bastantes celebraciones.

Felipe recuerda que el primer día que abrieron su novedoso local, la fila era enorme: abrieron al mediodía, para apuntarle a la hora de los postres, y solo doce horas después pudieron cerrar. De ahí en adelante la acogida ha sido tan grande, que personajes como Alejandro Riaño, Iván Marín o Sebastián Villalobos ya probaron su particulares waffles.

En ocasiones son los mismos clientes los que se dejan contagiar del buen humor del local y empiezan las bromas: “cuando estamos humedeciendo las coberturas, a veces nos dicen ‘métala toda’. O “la puntica no más”, comenta Felipe.

Y para quienes creen que los hombres prefieren las panochas y las mujeres los vergolios, están equivocados: unos y otras pruebas indistintamente, y “al final todo se vuelve diversión”.  

Jennifer, por su parte, cuenta que en ocasiones va la familia entera, con niños a bordo: “muchos papás no les dicen nada, tenemos una piscina de pelotas con vergolios y panochas en espuma. Los niños no le ponen malicia se divierten y cuando salen los papás le compran el pescadito, un waffle para toda clase de público y que viene con helado. Así los niños no se dan cuenta lo que comen sus padres”.

En ocasiones son los mismos clientes los que se dejan contagiar del buen humor del local y empiezan las bromas: “cuando estamos humedeciendo las coberturas, a veces nos dicen ‘métala toda’. O “la puntica no más.

En cuanto a precios, un waffle con todo lo que le quiera agregar cuesta $15.900, aunque también se manejan promociones. “El delicioso son dos unidades, como las quiera armar, por $23.900. La orgía son seis unidades y sale a $8.200 cada una con todo. Y los puede combinar como quiera”, explica Felipe.

Ha sido tal el éxito de esta pareja emprendedora, que ya les han escrito de Medellín, Cartagena y Cali para abrir sucursales. Y está dentro de sus planes, así como la ampliación de su local en Bogotá. Pero Felipe y Jennifer aseguran no tener ningún afán, porque como lo dijo alguna vez Warren Buffet: “Busque una empresa con las mismas cualidades que buscaría una pareja: que sea activa e interesante, pero que no tenga prisa”.

En Instagram puede encontrarlos en chorreo.col

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