Por GERMÁN AYALA OSORIO
La ‘subversiva’ y peligrosa incitación a desobedecer las órdenes del presidente de la República que acaba de hacerles a los comandantes de la Policía y Dijin el fiscal general de la Nación, Francisco Barbosa, amerita un llamado de atención de las altas cortes. De la misma manera como la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y el Consejo de Estado conminaron al presidente Petro a morigerar sus opiniones, estos dos altos tribunales deben hacer lo mismo con Barbosa, quien no solo irrespeta al jefe del Estado, sino que estimula a generales de la República a desobedecer las directrices de su comandante supremo. Esto es supremamente grave.
El silencio de las altas cortes ante el envalentonamiento de Barbosa aporta razones para que se consolide la narrativa presidencial que señala que se está cocinando un golpe de Estado blando. No es sano para el equilibrio y las relaciones armónicas entre los tres poderes públicos que el fiscal general de la nación se niegue a entregarle la información que el presidente le ha solicitado. Hablo en particular de los crímenes perpetrados por el Clan del Golfo. Insisto en que ese silencio administrativo e institucional de Barbosa amerita un llamado de atención de los magistrados de las señaladas cortes. No pueden alinearse las altas cortes con el fiscal Barbosa, pues estarían tratando de someter al poder ejecutivo a los designios del sector justicia.
Conforme pasa el tiempo se van consolidando narrativas negativas en torno a las funciones que estaría (in)cumpliendo el fiscal general, amparado en el tácito respaldo de la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado y la Corte Constitucional.
La mejor forma de invalidar las versiones que indican que sectores de poder legal e ilegal estarían fraguando un golpe de Estado, es que las altas Cortes conminen a Barbosa a que entregue lo solicitado por el presidente y a que morigere las maneras como se refiere al jefe del Estado. Un Barbosa desatado es la brasa que estaban esperando sectores de la sociedad civil que están incómodos con el gobierno de Petro.
Ciertas o no las versiones de una posible acción desestabilizadora del poder político en Colombia, a Barbosa hay que ponerle límites. No hacerlo erosiona el poder presidencial, invita a la desobediencia y ampara a organizaciones criminales como el Clan del Golfo, que se pueden sentir legitimadas porque dentro del poder judicial nadie exhorta a la Fiscalía a que entregue informes de las investigaciones de los crímenes ordenados desde esa organización narco paramilitar. ¿Quién se atreverá a ponerle el bozal al fiscal general de la Nación?
Hace unos años el entonces presidente Álvaro Uribe intentó someter a la Corte Suprema de Justicia a su amaño. Y posteriormente, en la administración de Duque, las altas cortes hicieron un llamado a respetar a la justicia, por las decisiones que había adoptado la Sala de Instrucción de la CSJ sobre las conductas punibles de Uribe. Bueno, es tiempo de que se unan para frenar al caballo desbocado que es hoy el fiscal Barbosa.
Y el llamado de atención también debe hacerse a la procuradora Margarita Cabello, quien ya funge como opositora políticos del presidente Petro y de su proyecto de país. Barbosa y Cabello Blanco están jugando con candela, señores magistrados de las altas cortes. O apagan el incendio ustedes… o se convierten en bomberos pirómanos.
@germanayalaosor