Propuesta: plan garantizado de empleo para jóvenes

Por DIEGO OTERO PRADA

Según informes del DANE, la situación de los jóvenes de 14 a 28 años se ha venido deteriorando progresivaente desde enero-marzo de 2015 a enero-marzo 2021, incrementándose el desempleo juvenil de 16,2 por ciento a 23,9 porciento. Para las mujeres la tasa fue 31,3 por ciento mientras la de los hombres fue de 18,5 por ciento.

En el período enero-marzo de 2021 el total de jóvenes desocupados fue de 1638 miles, casi la mitad del total de desocupados del país, algo muy lamentable. De ahí que haya que definir una política de empleo seria.

El gobierno plantea que la solución para derrotar el desempleo de los jóvenes es que si las empresas emplean a un joven, el gobierno se encarga de las prestaciones. Es una solución de oferta acorde con la filosofía neoliberal ortodoxa, sin efectos notables. La situación es tan grave que se necesita una solución ya, de corto plazo, no la que ha inventado el gobierno, sin posibilidad alguna en el corto y menos el mediano plazo.

La propuesta del gobierno no es seria ni va a contribuir así a bajar el desempleo juvenil. Ninguna empresa emplea a un joven porque es joven sino porque cumple unos requisitos. Adicionalmente, el problema de Colombia es de demanda agregada insuficiente; no es un asunto de oferta, tenemos capacidad instalada subutilizada.

Para 1’600.000 desocupados a un costo de 1,5 millones de pesos mes, el costo anual es 24 billones de pesos. Se puede financiar sin problema. Se requiere es voluntad política.

Mi propuesta, de acuerdo con la Teoría Moderna Monetaria postkeynesiana, es crear un programa de empleo garantizado financiado por el gobierno, con un salario mínimo y prestaciones, bajo la condición de que realicen trabajos que le sirvan a la comunidad. El empleo sería implementado en forma descentralizada, que sean las comunidades las que decidan los tipos de trabajos a realizar. Por nada del mundo deben participar en su implementación el clientelismo político, ni la decisión debe recaer los alcaldes. Son trabajos voluntarios, para todos los jóvenes sin importar su condición social, religiosa o sexual.

Para 1’600.000 desocupados a un costo de 1,5 millones de pesos por mes, el costo anual es de 24 billones de pesos, suma que se puede financiar sin problema. Lo único que se requiere es voluntad política.

Este es el costo inicial, pero a medida que la economía crezca y ofrezca empleos, estos empleos garantizados van disminuyendo y, a su vez, los costos del programa.

Aún más, somos partidarios de ir a todos los desocupados. Para 1,6 millones más, se tendría un costo anual adicional de 24 billones.

El impacto de este empleo garantizado por el gobierno sobre la demanda agregada es impresionante, ya que todo lo que reciben estos desempleados se gasta. Y a través del multiplicador del gasto, el PIB crece más rápido, y esto da lugar a más empleo y, por lo tanto, a menos empleo garantizado por el gobierno. Es decir, con el tiempo sería un número pequeño el que requeriría el empleo financiado por el gobierno. El gasto es alto al comienzo, pero después disminuyen las necesidades del gasto laboral.

Recursos hay, todos los que se quiera. Basta presentar una reforma tributaria que grave a las personas naturales de altos ingresos, a las utilidades de las empresas, a los dividendos, eliminar subvenciones, exenciones y beneficios improcedentes, restablecer el impuesto a la remesa de utilidades, gravar más al sector minero, fuertemente al sector financiero, una lucha frontal seria contra la evasión fiscal, combatir de verdad la corrupción pública, en fin, lo que hay son potenciales ingresos. No es un problema de sostenibilidad fiscal, mejor dicho.

Aumentar el gasto del gobierno, aunque produzca déficit fiscale, para lo cual se puede acudir a endeudamiento interno en pesos, un préstamo del Banco de la República o una emisión monetaria para el gobierno. ¿Por qué sí se hace emisión monetaria para lo que se conoce como “expansión cuantitativa” hacia el sector privado financiero, pero no se emplea en generar nuevas oportunidades de empleo?

Se requiere ante todo romper con la ortodoxia, con la obsesión por el déficit fiscal, por la cantaleta neoliberal de que lo importante es la sostenibilidad fiscal para que el gobierno no pueda gastar más con déficit, para eliminar el otro mito de la sostenibilidad de la deuda pública.

Que nos digan por qué un déficit fiscal de 3, 4 o 6 por cierro es malo. Que nos digan por qué un endeudamiento del gobierno de 60, 70 u 80 por ciento es malo. Que muestren estudios, teorías, pruebas de lo que vienen afirmando como locos estos neoliberales.

Los partidarios de la Teoría Monetaria Moderna afirmamos que, contrario a lo que dice el gerente del Banco de la República, sí se puede endeudar para gastar, y su única restricción es la inflación. Cuando esto ocurre no es porque haya mucho dinero en la economía, sino porque se ha llegado a una situación de plena utilización de los recursos a la mano.

@DiegoOteroP

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