Otoniel al rescate, como salvavidas electoral

Por GERMÁN AYALA OSORIO

A pocos meses de abandonar la Casa de Nariño, el gobierno de Iván Duque Márquez sacude a la opinión pública con la exhibición de alias Otoniel, capturado por las Fuerzas Armadas de Colombia. Los titulares de prensa engalanan el festejo y sirven para ocultar circunstancias contextuales que explicarían por qué después de más de diez años de supuesta persecución es capturado sin uno solo de sus cómplices o acompañantes, justo en este momento de la delicada coyuntura nacional.

Recordemos algunos titulares: “Este golpe es solo comparable con la caída de Pablo Escobar”: presidente Iván Duque (Semana); Capturado alias Otoniel, el narcotraficante más peligroso y buscado de Colombia (Semana); Clan del Golfo: Capturan a alias Otoniel, el hombre más buscado del país (El Espectador) y La milimétrica operación que llevó a la captura de ‘Otoniel (El Tiempo).

Sin embargo, los titulares no alcanzan a exhibir o mostrar las suspicacias que en un sector de la opinión pública generaron las fotografías que muestran al narcoparamilitar y abusador sexual bastante tranquilo, a pesar de haber sido atrapado mediante un operativo militar tan limpio, que las autoridades no dan cuenta de combates o de la captura de miembros de sus anillos de seguridad. Según el general Jorge Luis Vargas, director de la Policía,  “Tenía ocho anillos de seguridad y determinamos hasta qué comía: general Vargas por captura de ‘Otoniel’ (Blu radio).

Más allá de si se trató de una entrega acordada o de un operativo real y sorpresivo, hay que dar cuenta de varios elementos que dan vida al escenario político-mediático-electoral donde es posible inscribir la captura del peligroso criminal.

El primer elemento está asociado a la reciente visita del Secretario de Estado, Antony Blinken, a Colombia. El agente americano le dejó en claro al gobierno de Duque las prioridades de la administración Biden: acelerar la implementación de lo acordado en La Habana, detener la violación de los derechos humanos por parte de la Policía, extremar medidas para garantizar la vida de los defensores de derechos humanos, reclamantes de tierras, líderes y lideresas sociales. Y por supuesto, la de los excombatientes de las extintas Farc.

Al ser alias Otoniel un objetivo de gran valor, pero no por ello bombardeable, Duque intenta aminorar la presión del gobierno de Biden, ofreciendo la entrega a la justicia americana del peligroso narcoparamilitar, reclutador de menores y violador de niñas. Como ocurrió con la extradición de los jefes paramilitares, alias Otoniel sería extraditado a Estados Unidos para que responda por delitos de narcotráfico, asegurando total impunidad en hechos relacionados con desplazamiento forzado, asesinato de líderes sociales, reclamantes de tierras, reclutamiento de menores y violación de niñas.

El segundo elemento se conecta con el ambiente electoral que ya se vive en el país, por cuenta de las elecciones de 2022. Las posibilidades de que el uribismo pierda el control del Estado obligan a Iván Duque a mostrarle al mundo y a los colombianos un aparente compromiso en la lucha contra las organizaciones criminales, a pesar de la poca eficacia mostrada durante los más de diez años que llevan persiguiendo al jefe del Clan del Golfo. Es tal desespero del uribismo, que todo show que ayude a ocultar los graves problemas sociales y económicos del país y la creciente corrupción, será bienvenido.

El tercer elemento tiene que ver con la pésima imagen que, según varias encuestas, tienen los colombianos del jactancioso presidente de la República. Con el apoyo de los medios masivos, la oficina de comunicaciones y propaganda de la Presidencia espera revertir en algo esos niveles críticos de desaprobación de Iván Duque y del uribismo en general.

Con la noticia de la captura-entrega de Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, el gobierno logra momentáneamente borrar lo ocurrido dentro del Congreso con el desmonte de la ley de garantías que votaron sus amigos congresistas. Por varias semanas los medios masivos harán el mayor esfuerzo para informar sobre detalles del operativo, sus consecuencias, así como para darles categoría de héroes a quienes lograron hacerse a ese valioso “trofeo”.

Hasta el último día de su estancia en la Casa de Nariño, Iván Duque Márquez estará obligado a pensar y diseñar nuevas cortinas de humo que le ayuden a tapar las impudicias que produjo durante cuatro años.

@germanayalaosor

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