Molano quiere ser alcalde con los crocs de Uribe

Por GERMÁN AYALA OSORIO

Diego Molano Aponte oficializó ayer su aspiración de convertirse en el próximo alcalde mayor de Bogotá. Se trata del exministro de Defensa del nefasto gobierno de Iván Duque, un uribista purasangre que usó la fuerza militar para asesinar menores de edad en campamentos guerrilleros. “Máquinas de guerra”, los llamó sin contemplación alguna. Esa frase, infortunada como ninguna otra, dice mucho de su talante belicoso y autoritario.

Su aspiración hace parte del proyecto político de la extrema derecha para recuperar la alcaldía de Bogotá, con el firme propósito de oponerse a los planes del programas del Pacto Histórico en todo el país. Realmente, a él no le interesa administrar a la capital, solo acepta con humildad ser el instrumento del uribismo para evitar que el presidente Petro termine de consolidar su narrativa de derechos y bienestar colectivo en la capital del país, hoy convertida sin duda en un fortín electoral de la izquierda.

Molano quiere convertirse en el remplazo de Álvaro Uribe Vélez. En eso el uribismo no quiere volver a equivocarse, no quieren reeditar lo sucedido con Juan Manuel Santos, un “traidor” y menos con Iván Duque, según la también purasangre María Fernanda Cabal “un gordo marica”. En esa expresión, la señora Cabal hace confluir incapacidad, torpeza, nula madurez y casi que una especie de invalidez mental para gobernar.

Molano Aponte es obsecuente como Iván Duque Márquez, característica que todo buen cordero debe cumplir en esa secta política. Su odio visceral contra los que se atreven a levantar su voz, a marchar y a exigir derechos, lo hará proclive, si llega al Palacio Liévano, a usar la fuerza represiva y coercitiva del Distrito Capital para aplastar cualquier asomo de protesta. Ya no podrá ordenar bombardeos, pero si respaldará  toda acción policial, sin consideración alguna en materia de respeto a los derechos humanos.

Antes de convertirse en ministro de Defensa, Molano Aponte fue director del ICBF, vaya ironía. En su perfil se presenta así: “Promotor de los programas de emprendimiento y sostenibilidad. Creador del programa ciudades prósperas para los niños, creador del programa Familias en Acción Urbanas. Implementación programa tendero, creador Cátedra Bogotá y apoyo a más de 50.000 emprendedores urbanos. Emprendedor e innovador social; fue creador de Red Juntos para Superación de Pobreza, Mujeres Ahorradoras y Familias en Su Tierra. Siempre ha trabajado por la inclusión social y la equidad”. El talante mostrado a su paso por la cartera de Defensa no solo contradice su perfil social, sino que lo hace ver como una persona contradictoria.

Tanto el expresidente Uribe como sus más cercanos áulicos, saben que Molano arrastra el INRI que él mismo se clavó en su frente: es un guerrerista, un enemigo de la protesta social, de los pobres, de la izquierda, de los críticos, de los librepensadores. Por todo lo anterior el uribismo se la jugará al tiempo con las candidaturas de Juan Daniel Oviedo, exdirector del DANE, y Molano Aponte.

Molano y Oviedo saben que al ponerse esos crocs corren el riesgo de sufrir una fuerte derrota frente a los candidatos que prefieren calzar Ferragamo. Ponerse los crocs, además, es sinónimo de convertirse en títeres del expresidiario. Los bogotanos tendrán la oportunidad de elegir.

@germanayalaosor

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