Las brechas de género no ceden

Por HUMBERTO TOBÓN*

Las mujeres enfrentan una brecha amplísima en materia laboral. Sus niveles de desempleo son casi el 50% más alto que el de los hombres, lo que de por sí es una aberración en sociedades capitalistas como la nuestra y de las cuales nos preciamos por ser democráticas y equitativas.

El problema se complica al saberse que por un trabajo similar y con una formación igual o superior, las mujeres ganan en casi todos los niveles cerca de una quinta parte menos que los hombres, algo totalmente injusto y que se evidencia especialmente en las actividades privadas.

Mientras en el sector público, por la ley de cuotas, deben participar las mujeres con por lo menos el 30% en los puestos de dirección, lo que ha venido incrementándose por efectos de la presión social y política, al punto que los gobernantes prefieren hablar de paridad; en el sector privado las posiciones de mando en cabeza de las mujeres tienen un nivel irrisorio. Esto se nota en el número de mujeres integrantes de juntas directivas y en la presidencia o la gerencia de las grandes y medianas corporaciones.

En el mundo de la política, aunque se ha mejorado en algo la participación femenina, sigue siendo bastante reducida con respecto al poder que acumulan los hombres en las diferentes corporaciones públicas. Las curules en los concejos, asambleas y Congreso siguen siendo esquivas para las mujeres. Y ni se diga en alcaldías y gobernaciones.

Este nivel de discriminación hacia las mujeres en general es bastante injusto. Pero es abominable cuando se trata de mujeres jóvenes, porque los índices de desempleo entre ellas es el doble de los hombres; las remuneraciones son bajas y las posibilidades de ascenso laboral siempre están llenas de barreras.

Lo paradójico de toda esta situación es que las mujeres son las que llenan las aulas universitarias y las que más se gradúan de posgrados. Ellas tienen mayor número de años de estudio que los hombres, pero son ignoradas.

La lucha por cerrar brechas sociales, económicas, académicas y culturales no se puede seguir quedando en el discurso grandilocuente, sino que se debe traducir en acciones específicas, empezando por los empresarios privados, que tienen una deuda muy grande en esta materia.

Obviamente, las mujeres deben organizarse más y mejor para ser competitivas, no solo en el mercado laboral sino en el mundo político, que es donde se toman las decisiones que las afectan o las benefician.

@humbertotobon

* Gerente de la Región Administrativa y de Planificación – RAP Eje Cafetero

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