Por HORACIO DUQUE
Alentados por el reciente triunfo de la ultraderecha en Chile, la ultraderecha militarista colombiana cree que ha llegado el momento de armar un esquema golpista para destruir el gobierno del Pacto Histórico.
La trama la están nombrando los militares conspiradores como la senda del Perú, para “defenestrar al guerrillero”, expresión que usó el expresidente de la Asociación de Oficiales Retirados de las Fuerzas Militares de Colombia (ACORE), coronel (r) John Marulanda, en entrevista con Juan Pablo Calvás de la W Radio.
Al calor de una multitudinaria concentración de militares de la reserva y retirados, concentrados en la Plaza Bolívar el 10 de mayo, prominentes oficiales conocidos por su radicalismo y su agresividad militarista dibujaron en sus redes sociales y manifestaciones públicas el plan del golpe.
Lo que ocurrió no es cualquier cosa. Estamos ante una escenografía plagada de odio y amenazas, que debería ser objeto de una “investigación exhaustiva” del fiscal Francisco Barbosa, igualmente cargado de tigre contra el presidente Petro.
Lo que ha ocurrido es sumamente grave y demanda la más vigorosa reacción popular para impedir que, efectivamente, esta situación avance hacia circunstancias como las que condujeron al golpe, el linchamiento y encarcelamiento de Pedro Castillo en el Perú.
Pero tacan burro, como dice el adagio popular. Colombia no es Perú.
Si bien hay una cierta frialdad popular, el presidente Petro es un líder social perspicaz y de gran olfato, al que no cogerán dormido ni sorprenderán con un golpe de mano.
Acaba de ser aprobado el Plan de Desarrollo y su contenido debe ser la base para una proyección que implique la apertura del gobierno a los grupos populares, para que la transformación del Estado se dé en franca lid contra los clanes del uribismo todavía asentados en la burocracia pública, a muy diverso nivel. Petro ha dicho que llegó la hora de la lucha, de la confrontación, de la disputa desde las bases populares, aunque brindando claridad en que se debe evitar caer en los planos del choque bélico, a la manera de una guerra civil.
Sin embargo, el presidente requiere del acompañamiento del Pacto Histórico, coalición de partidos que desafortunadamente hoy se resquebraja en la componenda clientelar y la puja presupuestal, a la manera como históricamente ha ocurrido con la vieja partidocracia oligárquica.
@HoracioDuque8