¿Qué sentido tiene que jóvenes de diferentes partes del país tengan que desplazarse hasta Bogotá para hacerse las pruebas médicas que definirán su incorporación de nuevos aspirantes a la Fuerza Aérea Colombiana (FAC), para los cursos de oficiales y suboficiales que realiza dicha institución militar?
Es la pregunta que se hacen padres de los jóvenes aspirantes que ya comenzaron el proceso que conlleva en un principio la inscripción, la prueba de conocimientos, las pruebas físicas, psicológicas y médicas.
Los padres confirman que tanto las pruebas de conocimientos, como las pruebas psicológicas se realizaron de manera virtual, mientras que las pruebas físicas en este proceso se obviaron, en esta oportunidad por el Covid-19.
Referente a las pruebas médicas, la Dirección de Reclutamiento y Control de Reservas está citando en medio de la pandemia a más de 1.000 jóvenes de toda Colombia a que se desplacen a Bogotá, foco de la pandemia en el país, con fecha programada para la primera semana de septiembre.
Padres y alumnos se quejan por igual del “centralismo” del Estado, para el caso que nos ocupa reflejado en la FAC, que les exige que para continuar con el proceso de incorporación deben viajar hasta la capital en pleno pico de la pandemia, y en muchos casos son menores de edad.
En grabaciones que conoció El Unicornio, se escucha cómo una persona encargada del reclutamiento habla con los padres sobre las condiciones que deben cumplir para llegar a las pruebas en Bogotá.
Lo primero es que la citación es a las 4:45 de la mañana en un punto de encuentro en Chapinero (barrio al nororiente de Bogotá), donde un bus lleva a los aspirantes al aeropuerto Militar de Catam.
Esto significa que las personas que vienen fuera de Bogotá ya tienen que contar con un lugar de hospedaje para quedarse desde el día anterior, pues debido a la madrugada sería muy difícil viajar desde cualquier punto del país y llegar a tiempo.
Luego un bus lleva a los muchachos -sin sus acompañantes, casi siempre sus propios padres- a la Dirección de Medicina Aeroespacial, donde se hacen las pruebas y en horas de la tarde son regresados los muchachos al mismo punto donde los recogieron. El oficial encargado advierte en la grabación que no se entrega constancia de la realización de las pruebas, y que la responsabilidad para el traslado hasta la capital es de cada uno.
Asimismo, puntualiza que los menores de edad deben viajar con un acudiente si los padres no puedan hacerlo. Si el desplazamiento es por tierra en vehículo particular, se deben tramitar los permisos respectivos de los departamentos y municipios por donde se realice el recorrido o del permiso de Ministerio de Transporte.
Si es por vía aérea o por transporte terrestre intermunicipal, están sujetos a las novedades que implican la activación económica y de movilidad decretada para el 1 de septiembre, novedades que en muchos casos desconocen las respectivas aerolíneas y empresas de transporte terrestre.
A esto se suma el temor de las familias de estos muchachos en su traslado a Bogotá, que en condiciones normales debería hacerse sin ningún reparo, pero en la situación actual, por los altos índices de contagio del Covid-19, se convierte en un potencial peligro.
Hospedarse en un hotel es otro calvario que debe sufrir la gran mayoría de los padres o acudientes que acompañan a los jóvenes en esta parte del proceso, a quienes solo les queda confiar en que sean correctos los protocolos sanitarios que ofrecen esos lugares.
En denuncia de algunos padres para El Unicornio, estos consideran que el Estado debe estar para garantizar la salud y bienestar de sus ciudadanos, pero este desplazamiento a las pruebas médicas de incorporación implica todo lo contrario, por lo que sugieren a la dirección de la FAC revaluar o examinar con más detenimiento tan riesgosos procedimientos.
La Dirección de Reclutamiento y Control de Reservas en diferentes circulares a medios promueve el autocuidado, pero algunos padres consideran que va en contravía de la realidad, y en tal medida proponen que sean los oficiales o profesionales de la FAC los que se desplacen a las capitales de departamentos para la realización de dichos exámenes médicos, lo cual aminoraría los riesgos latentes de contagio.
Sumado a lo anterior, la crisis económica generada por la pandemia ha reducido los ingresos familiares, y los padres de los jóvenes se ven obligados a hacer un gran esfuerzo económico para llevar y entregar a sus hijos “al servicio de la patria”. Así las cosas, una señal de buen gobierno por parte del Ministerio de Defensa y la FAC sería ayudar a reducir los gastos que implica el desplazamiento hasta Bogotá.
Otra buena gestión del gobierno en esta tragedia financiera originada por el coronavirus, sería involucrar al Icetex para garantizar una línea de crédito para aquellos jóvenes que cumplan todo el proceso de incorporación. Aunque esta línea ya existe, debería ser más fácil y ágil que en las condiciones actuales, que son en últimas las mismas que existían antes de la pandemia.
Algo bueno tiene que surgir de la pandemia… y está en manos de la Fuerza Área Colombiana (FAC).