Fico y Rodolfo Hernández, dos candidatos que salvarían al uribismo

Por GERMÁN AYALA OSORIO

El desespero en las huestes del uribismo es evidente. Entienden que dentro del mismo régimen ya le están haciendo el feo a la decadente figura de Uribe, no solo por llegar a estas elecciones de 2022 en calidad de imputado, sino porque las encuestas recogen en buena medida un enorme cansancio y rechazo hacia el ex-caudillo.

El rechazo a Óscar Iván Zuluaga por parte de la Coalición Equipo Colombia constituye prueba incontrastable de lo inconveniente que resulta hoy acercarse al Centro Democrático. Alejandro Char dijo no a la posible llegada del ungido de Uribe, más por cálculo electoral que porque le resulte repulsivo lo que representa Uribe.

Estas circunstancias se explican porque en la figura de Gustavo Petro confluyen los votantes que ya abrieron los ojos y entendieron que más de 20 años de uribismo lo único que trajo para millones de colombianos fue pobreza, violencia, desempleo y subempleo, falsos positivos, desplazamiento forzado y concentración de la tierra y de la riqueza en pocas manos. Falta que esos mismos ciudadanos entiendan que votar por Alejandro Char es llevar a nivel nacional, el emporio local y regional que hoy exhibe con arrogancia en Barranquilla y en gran parte de la costa Norte.

La decisión del CD de presentarse a la primera vuelta con la candidatura de Óscar Iván Zuluaga está soportada más en un asunto de dignidad política y electoral, que en el convencimiento de que realmente ese candidato obtendrá los votos suficientes para esperar que los demás lleguen a su campaña a solicitar coaliciones para enfrentar a Petro, quien seguramente pasará sin problemas a la segunda vuelta.  Lo más probable es que sea al contrario, es decir, que le toque a Zuluaga ir a pedir canoa a otras campañas. Una vez queden definidas las demás candidaturas, el propietario de la secta-partido Centro Democrático hará gala del poder que aún le queda para proponer alianzas y asegurar poder burocrático, que es en últimas lo que le interesa al latifundista y ganadero antioqueño.

Ahora bien, declarar la muerte política de Uribe y del uribismo y empezar a hablar de posturibismo como tempranamente lo hicieran un par de reconocidos analistas políticos, no solo es prematuro sino impreciso, pues dentro del establecimiento colombiano hay agentes de poder que, al tener mucho que agradecerle al expresidente Álvaro Uribe, le mantendrán abiertas las puertas para que siga cogobernando al país con el sentido corporativo, violento y antidemocrático que supo imponer entre 2002 y 2010.

Esas puertas con las que esos agentes pretenden extender en el tiempo la vigencia político-electoral del hijo de Salgar, están hoy abiertas gracias a las candidaturas de Federico Gutiérrez, Rodolfo Hernández y Alejandro Char. Los dos primeros ofrecen el carácter que a millones de colombianos les gusta, en particular a los agentes económicos del régimen que le deben mucho a quien hizo todo para enriquecerlos. Gutiérrez y Hernández son las cartas a las que le  apuestan hoy los uribistas y el Centro Democrático. Ambos son vulgares y mal hablados, y garantizarían el regreso de la seguridad democrática. Aunque la figura que más gusta en las huestes uribistas es Fico, por su origen paisa y porque a leguas se nota que no traicionaría las raídas ideas que defiende Uribe. Con Gutiérrez y Hernández, el Trump colombiano, el régimen estaría de plácemes pues se lograría dar continuidad al sentido privatizador y corporativo con el que unas cuantas familias ricas hacen operar el Estado.

En cuanto a Alejandro Char, hay que decir que es una figura política difícil de manejar para los expertos en marketing político, por los ya evidentes miedos y quizás incapacidad para hilar un discurso medianamente coherente. Al parecer, no le bastará con el poder económico regional que tiene para ganarse la confianza de los agentes bogotanos del establecimiento.

Los demás precandidatos de la derecha y de la centro derecha fungen como meros distractores electorales. La campaña de Alejandro Gaviria no logró ni siquiera prender motores. Su cercanía a una  élite educada y tradicional de alguna manera lo aleja del expresidente antioqueño, porque en los círculos en los que se mueve el ex rector de la universidad de los Andes no gustan de Uribe Vélez, por su ordinariez y chabacanería.

@germanayalaosor

Imagen de portada tomada de Pulzo.com

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