Sergio Fajardo, “el gran simulador”

Por GERMÁN AYALA OSORIO

El Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) y el uribismo, entre otros sectores de poder, tienen para 2022 a Sergio Fajardo Valderrama como su candidato presidencial. Ya la firma Invamer, con el apoyo de los noticieros privados, Caracol y RCN, viene trabajando en el posicionamiento del exgobernador de Antioquia como una opción de poder, capaz de hacerle contrapeso a Gustavo Petro, su más enconado rival político en el escenario electoral.

Fajardo es la carta más representativa que hoy pueden ofrecerle al país los sectores godos y neoliberales más recalcitrantes de una sociedad que se acostumbró a jugar a cambiar, para que todo siga igual. Somos, de lejos, la sociedad de la simulación.

“Votar por Fajardo en el 2022 es hacerle el juego al establecimiento y al uribismo”.

Este político antioqueño, admirador de Álvaro Uribe Vélez, se muestra ante la opinión pública como un conciliador y un hombre decente, con un férreo carácter democrático. Esos elementos constituyen un disfraz, una fachada, porque, de acuerdo con Isabel Cristina Zuleta, lideresa del Movimiento Ríos Vivos, “Fajardo es un gran simulador. Se muestra como matemático, cuando va y humilla a los humildes y a los campesinos”.

Para Gilberto Tobón, Fajardo y su familia están en el negocio de la construcción, asunto que de inmediato lo conecta con el proyecto de Hidroituango, megaobra que está en riesgo de que no entre en operación. Sobre los problemas y conflictos que rodean la construcción de la señalada hidroeléctrica, Sergio Fajardo le debe al país explicaciones y muy seguramente está en mora de asumir responsabilidades, fiscales y políticas, por lo acontecido en una obra en cuya ejecución se cometieron irregularidades, delitos de todo tipo, incluyendo los ambientales y errores inconcebibles.

Fajardo Valderrama es además un consentido del régimen político colombiano, un instrumento del Establecimiento para extender en el tiempo procesos de dominación de la naturaleza, bajo débiles criterios de sostenibilidad. Ejemplo de lo anterior es Hidroituango.  Para encubrir esas circunstancias, la gran prensa viene haciendo todo el esfuerzo para erigirlo como una opción de centro-derecha, cuando claramente el exalcalde de Medellín milita, actúa y opera en la derecha, caracterizada por ser goda, neoliberal y camandulera.

Además de las explicaciones que Fajardo le debe al país en lo que concierne a la construcción de Hidroituango, tiene pendiente esclarecer las relaciones que según diversas fuentes tuvo con el narco-paramilitar “Don Berna”. No puede ser gratuito que durante su periodo como alcalde de Medellín en 2004-2007, se hablara de la “donbernabilidad”, aludiendo al concepto de gobernabilidad.

Así las cosas, votar por Fajardo en el 2022 es hacerle el juego al establecimiento y al uribismo. Fajardo es un uribista enclosetado con cuyo proyecto político quiere vender la idea de que él representa el cambio que el país necesita. Por el contrario,  por ser él un simulador, con su apuesta política, el país cambiaría pero seguiría  igual. Él comparte con Uribe Vélez su condición de gran ególatra. Fajardo es un narcisista que solo quiere llegar a la Casa de Nariño para satisfacer su propio ego. Para nada más.

@germanayalaosor

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