Emanuela, ¿qué hizo el Vaticano contigo?

Por JORGE GÓMEZ PINILLA

Si de algo sirve la historia de la desaparición de Emanuela Orlandi a la tierna edad de 15 años dentro de las paredes del Vaticano, es para confirmar dos cosas: primero, que todos somos esclavos del azar. Y segundo, que dentro de la Iglesia Católica hay todavía muchas cosas oscuras -pervertidas o perversas- que siguen sin salir a la luz pública o sin resolver.

Esclavos del azar, dije, porque según cuenta el extraordinario documental de Netflix sobre tan misterioso rapto, titulado (La chica del Vaticano) la última vez que ella salió de la casa acababa de tener una discusión con su hermano Pietro. Ella le pidió que la acompañara a su clase de flauta, pero él no quiso. Discutieron, ella se fue muy brava con Pietro, y según reseña El Tiempo, esa fue “una de las decisiones que más lamentó en su vida”. Aquí entre nos, ¿quién puede cargar con el peso de esa culpa en su conciencia? Si esa tarde del 22 de junio de 1983 su hermano hubiera decidido acompañarla, Emanuela Orlandi estaría viva.

Ahora el tema “resucita” luego de permanecer durante décadas en el olvido, debido a que según un cable de la BBC de Londres (última ciudad a la que habría llegado viva), “las autoridades han reabierto la investigación del caso, tras varias solicitudes del hermano mayor de Emanuela, quien a lo largo de los años ha llevado a cabo una campaña para resolver la desaparición”.

Dije atrás que dentro de la Iglesia Católica existen aún muchas cosas pervertidas o perversas, y sea la ocasión para recordar un escándalo relativamente reciente que sacudió al Vaticano, en 2017: una orgía gay amenizada con consumo de cocaína y presidida por el cardenal Luigi Capozzi, quien luego de ser sometido a desintoxicación tuvo que pasar un largo período de recuperación en un monasterio. (Ver noticia).

Pero vamos al grano. Del tema específico de la desaparición de la chica italiana se ocupó una columna de Ramiro Bejarano titulada Papas encubridores, donde afirmó que “alguien en el Vaticano abusó sexualmente de una joven de 15 años, al parecer un cardenal, y de todo eso estuvieron enterados los pontífices, quienes terminaron convertidos en los encubridores del escándalo más grande que haya sacudido a la Iglesia católica”.

¿Y en qué se basa Bejarano para hacer tan delicada afirmación? En que el mismo documental cuenta al final cómo, cuando el papa Francisco visitó a la familia Orlandi y el hermano de la secuestrada le dijo que tenían esperanza de que Emanuela regresara, el papa le respondió: “Emanuela está en el cielo”. Se lo dijo dos veces, por falta de una. (Video adjunto, incluir desde 4:10 hasta 4:35).

La familia debió creer que lo decía a modo de consolación, pero su sorpresa fue mayúscula cuando una compañera del colegio de Emanuela, que había guardado silencio durante 37 años, contó que dos días antes de la desaparición le había contado que había sido víctima de abuso sexual por una persona muy importante del Vaticano.

Lo anterior daría para pensar entonces que el mismísimo papa Francisco estaría ayudando a encubrir el crimen, pero ahora se podría concluir lo contrario: que quiere contribuir a resolverlo, si hemos de creerle al fiscal del Vaticano, Alessandro Diddi, sin duda obedeciendo órdenes del pontífice, cuando declaró a la agencia de noticias ADNkronos que “todos los archivos, documentos, informes, información y testimonios relacionados con el caso serán reexaminados, para no dejar piedra sin remover”.

Ramiro Bejarano cree que se trató de un caso de abuso sexual, y que de esto estuvieron enterados “los pontífices”. Y en efecto, hay un suceso sospechoso que le daría la razón al columnista: 12 días después de su desaparición, el 3 de julio de 1983, el papa Juan Pablo II en alocución ante la Plaza de San Pedro se dirigió a los “responsables de este caso, para pedirles que tengan piedad de la joven. Espero que sea devuelta a la familia”, dijo.

Esto significaría, según el documental, que el papa sabía que estaba viva y que había sido secuestrada. O sea, tenía una información que escapaba al conocimiento de la misma familia de Emanuela. Además, ¿por qué su interés específico en un solo caso de crónica roja, de tantos que podía haber?

Por todo lo anterior, es de esperar que el anuncio de la investigación exhaustiva por parte del Vaticano no se trate de un simple saludo a la bandera. La verdad sea dicha, si el papa Francisco logra llegar hasta sus últimas consecuencias, estaría de contera contribuyendo a horadar los cimientos del prestigio sobre los cuales Pedro, discípulo amado de Jesucristo y supuesto primer papa, construyó su iglesia.

Sea como fuere, se le abona al pontífice argentino su interés en apariencia sincero por resolver el misterio, y quedamos atentos a los resultados de tan interesantes pesquisas. Esto sí que constituye una verdadera “noticia en desarrollo”.

@Jorgomezpinilla

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