El Petro del estallido social impulsa la Constituyente

Por HUBERT ARIZA

El 1 de Mayo de 2024 será recordado como el día del rompimiento de las relaciones diplomáticas de Colombia con Israel, pero también como una jornada en la que el presidente Petro pronunció, ante una multitud militante congregada en la plaza de Bolívar, uno de los discursos más emocionales y radicales de su mandato presidencial.

Con sus frases de alto impacto, elaboradas por una mente veloz y una inteligencia comunicativa superior, buscó llegarle al corazón del país nacional y del electorado que lo llevó a la presidencia en 2022, tensando la cuerda, levantando la bandera del M-19 -azul, blanco y rojo- y cantando La Internacional, para ratificar que su voluntad no es congraciarse con el establecimiento, la clase política tradicional ni los grupos armados ilegales, sino luchar hasta inmolarse para hacer posible reformas profundas, establecer una Colombia en la que primen la justicia, la equidad y la paz, impedir un supuesto golpe blando que lo saque del poder y convocar una Constituyente popular que lo cambie todo.

Una vez más, Petro demostró que el país no está ante un presidente aminorado ni dispuesto a dejarse arrinconar por la clase política tradicional, el establecimiento, la prensa o ningún adversario, legal o ilegal, interno o externo.

El presidente, que ha ganado la mayoría de las batallas que ha librado en su vida, ha pasado muchas de sus reformas en el Congreso y aplica de facto la de la salud, no actúa como si las encuestas lo mostraran con una imagen positiva de apenas el 35%, sino como un jefe político de izquierda ganador e invencible, en trance reelectoral de sus banderas políticas, con una decisión irrevocable de imponer en las urnas sus ideas a través de un candidato de sus entrañas o, llegado el caso, de ocupar él mismo un lugar en el tarjetón si fuera posible una eventual Constituyente popular que cambiara el articulito y autorizara un nuevo calendario electoral.

Petro, que hoy impone la agenda política y el debate nacional, respondió con contundencia a las marchas del 21 de abril, lideradas por la oposición, que, aunque convocaron a miles de personas en todo el país, cayeron en erráticas coreografías de intolerancia protagonizadas por unos pocos, como ataúdes y arengas de odio, ataques a la prensa institucional e independiente, buscando imponer el mensaje de “fuera Petro”, que unos pocos asimilan con salidas extraconstitucionales.

Rodeado de los principales sindicatos del país, miles de empleados públicos, militantes de organizaciones de izquierda, sectores políticos afines y fanáticos del petrismo radical, el mandatario ratificó que la calle es hoy el corazón de la política y el escenario donde se darán las más fuertes batallas para definir entre el continuismo de la izquierda o el regreso de la derecha, porque en los actuales momentos el centro político pareciera ser la principal víctima de la polarización. En ese escenario permanecen totalmente aislados los actores armados ilegales, sean guerrillas o paramilitares, que mientras dialogan siguen echando plomo, copando territorios y viviendo del narcotráfico, y no comprenden que la política vive una enorme ola reformadora y la gente desarmada es la llamada a ejercer en la calle el protagonismo de las grandes transformaciones aplazadas por décadas.

@HubertAriza

* Foto de portada y columna, tomados de El País América

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